COLUMNA ATV | La geopolítica también se canta, por Mihaela Doncheva
«En estos escenarios, los países buscan proyectar poder bajo la máscara de la música»
7 oct 2025 - 18:38 CET
MIHAELA DONCHEVA |
En las últimas semanas, el festival de Eurovisión se ha convertido en uno de los temas favoritos de los medios de comunicación. Y todos sabemos el por qué: el genocidio que está sufriendo la población palestina en la Franja de Gaza, y –vamos a llamarlo por lo que verdaderamente es– la ignorancia que está demostrando la Unión Europea de Radiodifusión respecto a este problema.
Pero eso no es todo. Además de la posible retirada del festival de varios países miembros, entre ellos España, el concurso vuelve a aparecer en las noticias por otro suceso: la celebración de Intervisión, la competencia del certamen europeo creada por Rusia en respuesta a su expulsión en 2022 tras su ataque a Ucrania. Aunque esta noticia no nos sorprende, ya que llevan anunciándolo desde el mes de junio de este año, la competición ha celebrado su primera edición desde la Guerra Fría con participantes tan diversos como Bielorrusia, Venezuela o incluso Estados Unidos. Vamos, un G20 dedicado a la cultura y a su promoción entre países.
Lo irónico de todo esto no es que vayan a existir dos tipos de competiciones musicales, es el hecho de que tanto la Unión Europea de Radiodifusión como los organizadores del Intervisión -es decir, el Kremlin- definan sus creaciones como una «forma pacífica», «apolítica» y completamente «ajena a los intereses gubernamentales» de cada país. Unos y otros quieren hacernos creer que los dos certámenes tienen como objetivo único la cooperación cultural y la promoción de la música.
Pero la verdad es otra. En los días que estamos viviendo, llenos de guerras, protestas, descontento social y político, genocidios y una tensión global que puede explotar en cualquier momento, estos festivales no son más que escenarios disfrazados de neutralidad, donde los países buscan proyectar poder bajo la máscara de la música, además de promover sus intereses geopolíticos.