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Noticias - Universidad Complutense de Madrid

Ciencia para que te pique el nematodo

Álvaro Morales dirige un curso sobre la divulgación y sus nuevos formatos

12 jul 2019 - 14:42 CET

Javier Picos / Fotos: Nacho Calonge

Antes de nada, lea los cuatro siguientes párrafos…

“Hay células cardiacas, hay células nerviosas, hay células musculares, pero sólo hay un tipo de células que te cuidarán y te mimarán como nadie…. las células madre. Dice el dicho que célula madre no hay más que una… ¡error! Existen varios tipos, pero hablamos de células madre pluripotenciales […] Una célula madre no es la que te dice: `Ponte una rebequita que va a refrescar” (FameLab 2015, Álvaro Morales).

“¿Qué es estar vivo para ti? Aunque no lo parezca, es una pregunta muy profunda. En este video vas a averiguar en qué consiste para ti existir” (Antroporama, Patricia Tezanos).

“Bienvenidos… ¿te gustan las matemáticas? Si la respuesta es `no´, bienvenido, bienvenida; si la respuesta es `sí´, bien hallado, bien hallada; y si la respuesta es `no sé´, muy bien, ¡decídete!” (Raíz de 5, RNE, Santiago García Cremades).

“Les presento a ustedes las magdalenas `100 % espelta´ que solo tienen un 2 % de espelta. Además la harina no es integral. No presumen de ello, pero sí de llevar espelta como si eso fuera mejor que el trigo. Son unas magdalenas con un 28 % de espelta... y un 23 % de azúcar. Una supuesta fantasía de magdalenas que son tan magdalenas como todas las demás” (boticariagarcia, María García García).

Fin de las citas. ¿Ha mordido el anzuelo? ¿Le entran ganas de profundizar en algunos de los temas propuestos? ¡Bingo! La ciencia puede divulgarse de forma atractiva y llegar a más personas sin traicionar los contenidos. Un monólogo, un video colgado en la plataforma YouTube, un podcast de radio y una publicación en Instagram -los cuatro ejemplos anteriores- se erigen como formatos excelentes para lograr este objetivo. Queda demostrado. Las mentes pensantes y pasionales que comparten el conocimiento científico de una manera más dinámica – los cuatro ejemplos anteriores, pero hay más que por este artículo aparecerán- protagonizan el curso La ciencia cuenta. Divulgación científica.

Héroe real

Hablar de ciencia desde otros lugares alejados de los tradicionales, pero ya plenamente incorporados al día a día, logra “que a la gente le pique el nematodo, vamos, el gusanillo”. La declaración de intenciones pertenece a Álvaro Morales, director del seminario, investigador biomédico y, por lo tanto, “héroe real”. Él y Santiago García Cremades, director y presentador de Raíz de 5, plantean, en el aula, un taller científico escénico. Los monólogos en bares y locales, con encuentros ya tan reconocidos como FameLab, festival que el propio Morales ganó en 2015, o Pint of Science son el hábitat de un mensaje “sencillo” y de “una chispa que puede ser el trampolín” del propio trabajo de un investigador.

García Cremades, sin bajarse de las tablas ni de Raíz de 5, el único programa de la radio española -si no hemos contado mal- dedicado a las matemáticas, lo corrobora: “Cualquier nuevo formato es bienvenido y hay que acogerlo con los brazos abiertos porque el espectador manda”. Estas variantes “cercanas” de divulgación “permiten romper muros y barreras como los estudiantes de The Wall, de Pink Floyd”. Sin dejar de pensar en la tarea “abstracta y apasionante” de divulgar las matemáticas por las ondas, ve otro elemento positivo en estos caminos alternativos: despertar vocaciones científicas: “Los youtubers y poadcasters científicos se están convirtiendo en referencia de los adolescentes, así como la película Regreso al futuro fue la mía, y Carl Sagan, la de la generación anterior”.

Los canales de comunicación han cambiado para que los ciudadanos de a pie también se interesen por la ciencia. Esta reflexión en voz alta del curso también la suscriben César López García, responsable de Unidad de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, y Antonio Martínez Ron, redactor jefe de Next, que también recalca que una buena historia bien contada, que no te va a enseñar por ejemplo física como un profesor, puede ser el hilo del que se tire para luego saber más.  Como reflejaba en sus experimentos del programa Orbita Laika, de TVE, primero hay que asombrar y luego explicar el motivo del asombro.

Boticaria García y las redes sociales

Los alumnos del curso, encantados con las pautas que ofrecen los ponentes, desenfundan los móviles cuando entra en acción Marián García, divulgadora científica en Zapeando y RNE. Para comunicar ciencia en redes es “importante”, para ella, el rigor en el contenido “y después quitarnos los complejos para utilizar un lenguaje accesible e incluso canciones, películas  y disfraces, porque cualquier herramienta es válida”. La doctora en Farmacia, nutricionista y “divulgadora de amplio espectro” confirma que la gente busca formatos cortos, porque “ya no quiere leer blogs, sino hilos de twitter; no quieren entradas largas, sino historias en Instagram”. Precisamente, Marián García, “Boticaría García” en sus perfiles, destaca esta red social para transmitir ciencia: “Instagram está muy infravalorada porque se asocia al postureo, pero Twitter y Facebook están un poco de capa caída”.

Boticaria García, que invierte cuatro horas diarias en Instagram y cuatro horas semanales en Twitter, opina que “nos tenemos que colar en la vida de las personas para que sigan a los divulgadores en redes sociales como siguen a los futbolistas”. Para alcanzar este objetivo, Marián García aconseja a los divulgadores colgar “cosas divertidas y curiosas o concursos”, pero reivindica que los comunicadores científicos podrían contar con algún tipo de subvención de organismos estatales o cierta colaboración de la industria, porque esta labor “tiene que verse como un trabajo y no como un hobby, porque, como hobby, preferimos ver Netflix”.

Álvaro Morales, ideólogo de este encuentro complutense, reafirma que las redes sociales se están convirtiendo en “el principal medio por el que se consume información para bien y para mal; la información, entonces, debe ser un poco más escueta”. El tecleo en los móviles sigue sonando pero ahora se queda como traqueteo de fondo porque del aula sale una nueva cuestión: “¿Qué hacemos con los que están en contra de las nuevas formas de divulgación?”. Morales es optimista: “En España ha cambiado el panorama, cada vez son más conscientes de todos los beneficios que puede traer estas opciones, pero si ellos no están por la labor simplemente que se dejen asesorar y ayudar”. Aunque todos los centros de investigación tienen  unidades de cultura específicamente dedicadas a la divulgación, Santiago García Cremades critica a “los puristas por estancarse en lo de siempre y no ser sensibles a las nuevas iniciativas”.

Contra las terapias falsas

Los conductores de la nueva comunicación se encuentran continuamente con curvas, con las noticias procedentes de las pseudoterapias y las pseudociencias. Para combatirlas, Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III, que aprovecha su presencia en el curso para mostrar la desigualdad de género al frente de los organismos públicos de investigación –alrededor de un 12 % del total son mujeres-, recuerda que los Ministerios de Sanidad y de Ciencia tienen vigente la campaña #CoNprueba “paratrasladar información veraz y accesible a la ciudadanía” y tomar así “decisiones informadas y responsables”.

Contando con esta ayuda, Boticaría García enseña los dientes, como los otros divulgadores, contra los bulos. Y tiene la fórmula para irlos derrotando: “Lanzando mucho contenido contrastado, la gente puede tener herramientas para compararlo con las fake news, muy identificables por sus titulares o su estructura”.

El biólogo Álvaro Morales tampoco olvida en el debate la relación entre científicos y periodistas, otro tema clave en la divulgación de la ciencia. Según él, los primeros deben “facilitar” esa información para que su investigación logre llegar a la sociedad y le pueda reportar “incluso una mejor financiación de sus proyectos”. En este sentido, resulta vital la labor de SINC (Servicio de Información y Noticias Científica), una agencia pública española de noticias relacionadas con la ciencia, la tecnología y la innovación. Adeline Marcos, redactora de SINC, reconoce esta “compleja” simbiosis porque “los científicos siempre intentan que el titular sea más preciso, mientras que los periodistas, en cambio, apuestan por uno más atractivo”. No obstante, lo que prima, de acuerdo con Marcos, es el interés del tema y la necesidad de llegar a la sociedad.

En la última mesa redonda del curso, Patricia Tezanos, responsable de Antroporama, explica cómo su canal de YouTube mira la neurociencia, la psicología, la antropología, la psicología y la biología desde una perspectiva fascinante. La investigadora de “las cosas del cerebro en el Instituto Cajal” simboliza a la perfección el espíritu de todos los participantes, que transitan por el Real Colegio Universitario María Cristina. Pero las palabras y los consejos no expiran en las aulas, muy al contrario, el intercambio de ideas fluye tomando algo al aire libre. Nuevos formatos, en lugares inéditos, con divulgadores intrépidos. Una nueva fórmula para la ciencia.

(Nota: por favor, se ruega a los lectores que compartan este artículo en alguno de los canales aquí reseñados).

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