Carlos Granés:"El artista político sigue vigente, pero en América Latina se ha erosionado"
El antropólogo reivindica la influencia de las vanguardias en el arte y la política latinoamericana
30 jun 2015 - 13:56 CET
La literatura latinoamericana del siglo XX, debido a su prolífera producción y a sus características propias, supone un interesante objeto de estudio y disfrute. Las vanguardias, surgidas a comienzos del siglo pasado en Europa, tuvieron un fuerte impacto en muchos creadores al otro lado del Atlántico. Precisamente ese es el punto de partida del curso Vanguardias poéticas y artísticas latinoamericanas, que contarán con la presencia, entre otros, del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, Juan Bonilla o Fernando Rodríguez Lafuente.
Carlos Granés, escritor, antropólogo y director del curso, considera necesario estudiar la importancia de los movimientos vanguardistas y su influencia en Latinoamérica para así entender muchos aspectos de la actualidad. “El objetivo es el de rastrear la influencia de las vanguardias europeas en América Latina y analizar el nuevo espíritu artístico y sus repercusiones en la cultura”, explicó el colombiano, “lo que nos ayuda a comprender el panorama artístico y la modernidad en los países latinos”.
La influencia de dichos movimientos no sólo es apreciable en el terreno artístico, ya que la política se vio influenciada, en gran medida, por su atractivo, su expresividad y su afán de cambio. “Los artistas de vanguardia se caracterizaron no sólo por querer hacer una revolución estética sino por fomentar revoluciones políticas de cualquier signo”, sostuvo el antropólogo, “muchos de ellos fueron pensadores utópicos que soñaban con ver confederaciones de países en contraposición a las identidades europeas y norteamericanas”.
El papel del artista político sigue vigente, aunque en palabras de Granés, “de una forma menos activa que en los años 60, cuando ser escritor implicaba inevitablemente ser una voz oída y respetada en el debate público”. En la actualidad, “los artistas siguen comprometidos, pero su peso en América Latina se ha erosionado”. El escritor también quiso destacar la necesidad de mantener y potenciar las relaciones culturales entre ambas costas del Atlántico, señalando que su situación es “por lo general fluida gracias a que cada vez más instituciones intentan hacer de puente entre la cultura española y la latinoamericana”.