Las neurocientíficas que investigaron con Cajal salen del olvido

 

  • Identificadas cuatro mujeres en el grupo de investigadores que alrededor de Ramón y Cajal formaron la denominada Escuela Neurológica Española

  • Las doctoras Laura Forster, Manuela Serra, Soledad Ruiz-Capillas y Mª Luisa Herreros contribuyeron de manera relevante al desarrollo de la Neurociencia realizada en España entre 1911 y 1945, según un estudio llevado a cabo por un equipo multidisciplinar de investigadores

 

Madrid, 11 de febrero de 2019. Los investigadores Elena Giné, profesora del departamento de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la UCM; Cristina Nombela, profesora del Departamento de Psicología Biológica y de la Salud de la UAM, y Fernando de Castro, científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, del Instituto Cajal (CSIC), han llevado a cabo una investigación sobre las mujeres neurocientíficas que desarrollaron su trabajo con Santiago Ramón y Cajal o con algunos de sus discípulos más eminentes, dentro de lo que se conoce internacionalmente como Escuela Neurológica Española.

 

En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en Ciencia, los nombres de las doctoras Laura Forster, Manuela Serra, Soledad Ruiz-Capillas y Mª Luisa Herreros deberán asociarse a la contribución relevante de estas mujeres pioneras en el campo de la neurociencia realizada en España entre 1911 y 1945.

 

A principios del siglo XX, la investigación española en la persona de Santiago Ramón y Cajal vino a revolucionar la Historia de la Ciencia. Sus numerosos descubrimientos sentaron las bases del conocimiento moderno de cómo se estructura el cerebro. Cajal es considerado el fundador de la moderna Neurociencia y recibió el Premio Nobel en Fisiología y Medicina 1906 “en reconocimiento de sus trabajos sobre la estructura del sistema nervioso”, compartido con Camillo Golgi. Las autoridades españolas decidieron apoyar y financiar las investigaciones de Cajal, facilitándose así la creación de un grupo de extraordinarios investigadores que alrededor del maestro formaron la denominada Escuela Neurológica Española o, más popularmente, Escuela de Cajal.

 

Hasta 1936, Madrid fue el epicentro desde el que se estudiaba el cerebro en el mundo entero. A pesar de que casi todos los colaboradores de Cajal fueron hombres, también hubo mujeres, extraordinarias mujeres, que desarrollaron su investigación en esta escuela  pero que, sin poder determinar la causa concreta, sus nombres han caído en el olvido (en orden cronológico): la Dra. Laura Forster, australiana de nacimiento y procedente de la Universidad de Oxford (Reino Unido), que por consejo de Cajal trabajó en la degeneración post-traumática de la médula espinal de los pájaros; Manuela Serra, laborante del Laboratorio de Investigaciones Biológicas, describió las neurofibrillas de las células de la neuroglia; la Dra. María Soledad Ruiz-Capillas, quien colaboró estrechamente con el Dr. Lafora (neuropsiquiatra y discípulo de Cajal) en el estudio de la patología del sueño; y la Dra. María Luisa Herreros, que colaboró con Fernando de Castro en el estudio de la organización sináptica del sistema simpático.

 

Forster y Serra fueron incluidas expresamente entre los miembros de la Escuela que Cajal escribió de su puño y letra en el momento de recibir la Medalla Echegaray, otorgada por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

 

Estas mujeres iniciaron su andadura investigadora en la Escuela de Cajal y desarrollaron brillantes carreras profesionales en el extranjero (Laura Forster) o en España (las demás). Es sorprendente el hecho de que nunca se haya prestado atención a la presencia y contribución de estas neurocientíficas, que completan nuestra visión de, probablemente, la escuela científica más exitosa de la Historia de la Ciencia biomédica, junto a la de Louis Pasteur, como en 2017 ha reconocido la UNESCO. 

 

En este trabajo también han colaborado Carmen Martínez Mora y Carmen Sanz, también profesoras del citado departamento de la UCM.

 

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