Una investigación liderada por la Complutense descubre un proceso geológico ultrarrápido que ha producido en Canarias, en 30 años, un paisaje similar al turco de Pamukkale

  • La revista Sedimentology publica en portada el trabajo, que atribuye el proceso a la actividad humana 

Madrid, 14 de diciembre de 2018. Tres investigadores de la Complutense y la Universidad de Las Palmas han descubierto un fenómeno sorprendente para lo que es habitual en férminos geológicos: la formación en unos veinte años de un paisaje similar al de las piscinas y cascadas turcas de Pamukkale, aunque en miniatura. Ese paisaje se encuentra en el Barranco de Calabozo, una localidad al norte de la isla de Gran Canaria, y tiene como origen la actividad humana. El hallazgo se ha dado a conocer en el artículo Sedimenlology and geochemlstry of a human-induced tufa deposit: lmplicalions for palaeoclimatic research, que la revista Sedimentology (órgano de comunicación de la lnternational Association of Sedimentologists)publica en la portada de su último número. 

Los autores de la investigación son Álvaro Rodríguez Berrlguete, Ana María Alonso Zarza Rebeca Martín García, de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, y María del Carmen Cabrera, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. 

Los cuatro geólogos españoles han descubierto y descrito ese paisaje canario y han investigado su formación. Según explican en el artículo de Sedimentology, el origen de la curiosa formación geológica está en la forma en la que se riegan algunas plataneras de la Isla. Para ese riego se utilizan aguas procedentes de pozos y galerías muy ricas en carbonato, calcio, magnesio, sodio y sílice, junto con un alto contenido en C02. La composición química de esa agua provoca que en las tuberías usadas para su transporte hasta los campos se produzca una gran precipitación de minerales, con la consiguiente obstrucción. Una de las técnicas con las que los agricultores canarios evitaban ese problema era dejar que el agua cayera desde las zonas altas, por las laderas y fuera de las tuberías, hasta llegar a las zonas bajas. Eso es lo que ocurrió en Calabozo y provocó la formación de este paisaje de piscinas y cascadas. 

El depósito carbonátlco de Calabozo se formó de esa manera en un espacio de tiempo que los investigadores calculan de no más de treinta años. Está situado en una ladera y ocupa unos veinte menos de altura por diez de anchura. Los científicos explican que se formó a partir del agua que salía por una tubería situada a media ladera, a unos 215 metros sobre el nivel del mar. La vegetación de la ladera unida a la temperatura del agua (unos 31ºC) provocó la formación de estructuras rígidas al precipitar como calcita el carbonato cálcico contenido en el agua sobre las plantas de la ladera. Estas barreras semicirculares generaron piscinas o estanques de entre uno y dos metros de diámetro que en la actualidad están secos.

 

 

Más información

Ana María Alonso Zarza

Departamento de Mineralogía y Petrología

Facultad de Ciencias Geológicas de la UCM. IGEO, CSIC.

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