De la Estambul otomana a la ética de la IA y de la batalla por el relato hasta la inversión millonaria en neurotecnología: Los Cursos de Verano Complutense analizan los retos que definen pasado, presente y futuro en un mundo complejo
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Madrid proyecta un ‘hub’ mundial de neurotecnología con una inversión a 14 años, mientras ponentes detallan cómo la herencia del Imperio Otomano y sus monumentos Patrimonio de la Humanidad definen el turismo actual en Turquía
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Expertos denuncian la “violencia oculta” tras la ‘coordinación de parentalidad’ en los juzgados y los dilemas de la IA, calificada de “amenaza existencial”. A la vez, periodistas alertan sobre la “obsesión por el click” que degrada la comunicación de crisis
San Lorenzo de El Escorial, 18 de julio de 2025.- ¿Cómo se construye el relato de una nación, se gestiona una crisis o se afronta una revolución tecnológica? En el último día de su tercera semana, la 38ª edición de Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid ha ofrecido una profunda inmersión en las narrativas que moldean nuestra sociedad: las que definen nuestro pasado, las que ponen a prueba nuestro presente y las que anuncian los dilemas de nuestro futuro. Desde la gestión del legado imperial de Turquía hasta la creación de un centro de neurotecnología de vanguardia en Madrid; desde la lucha por la verdad en los medios hasta la perversión del lenguaje en los juzgados, las ponencias han subrayado la necesidad crítica de analizar y cuestionar las historias que nos contamos.
La construcción del pasado: de la gloria otomana al ‘hub’ de neurotecnología
La jornada exploró dos grandes proyectos de construcción de identidad basados en el tiempo y el lugar. Por un lado, Kevser Çinar, de la Academia Turca de Ciencias, expuso cómo el relato del Imperio Otomano es el motor del turismo en Turquía. “Estambul fue testigo de cómo Oriente se convertía en Occidente”, afirmó, recordando cómo la ciudad se erigió en un cruce de civilizaciones tras el declive de las rutas terrestres como la de la Seda. Destacó el legado del arquitecto Mimar Sinan y la fascinación que todavía hoy ejercen el Palacio de Topkapi o el Gran Bazar, con tiendas regentadas por las mismas familias durante generaciones, ofreciendo un “vínculo vivo con el pasado”. La llegada del Orient Express en el siglo XIX, con viajeros como Agatha Christie, terminó de forjar la narrativa de Estambul como un destino icónico.
Por otro lado, mirando hacia el futuro, Rafael Yuste, asesor del proyecto Spain-Neurotech, detalló los planes para crear un centro nacional de neurotecnología en Madrid. Se trata de un ambicioso consorcio a 14 años que prevé albergar a 400 investigadores para convertir la región en un ‘hub’ mundial. Yuste citó el éxito del modelo a seguir, la Red Vasca de Neurotecnología, que “ha recibido 12 millones de euros del gobierno central en un solo proyecto”. Gustavo Guinea (UPM) y José Manuel González (clúster FIT-BIO) confirmaron que el ecosistema madrileño, con sus universidades, hospitales, CSIC y empresas, está listo para esta gran alianza que busca escribir el relato del futuro científico de España, y que este mismo curso es el “germen” de esa red.
La batalla por el presente: la verdad en la crisis y en los juzgados
Las ponencias también abordaron las narrativas en disputa que definen las crisis actuales. En la mesa sobre comunicación, la periodista Pampa García Molina criticó el uso de términos como “desastre natural”, argumentando que a menudo se trata de “desastres políticos o estructurales porque se ha construido donde no se debe”. La experta Mari Carmen Climént, al recordar su experiencia comunicando los riesgos de la vacuna de la farmacéutica AstraZeneca, se describió como “aterrada” al ser empujada al frente mediático, pero defendió que la única vía es la transparencia: “Hay que reconocer el daño potencial, por minúsculo que sea”. El divulgador Ignacio Crespo denunció la crisis interna de los medios, dominados por la “obsesión por el click” y la “precarización”, que impiden una comunicación responsable.
La manipulación del relato alcanzó su punto más crítico en la ponencia de la jurista Paula Reyes Cano sobre la “coordinación de parentalidad”. Su investigación desveló cómo esta figura se usa para enmascarar la violencia de género, reintroduciendo el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) con el objetivo de la “revinculación paternofilial a toda costa”. Su estudio de 151 sentencias reveló que en el 15 % de los casos había antecedentes de violencia de género. Aun así, se impuso esta figura en el 62 % de los casos, con informes de coordinadores que contenían directrices para las madres como “Tú elegiste al padre de tu hijo. Tú verás este camino a dónde te lleva”. El testimonio de un niño que pasó por el proceso es devastador: “Me sentía una cosa. No me dejaba hablar”.
El dilema del futuro: la Inteligencia Artificial como oportunidad y amenaza
Finalmente, los cursos se asomaron a la narrativa que lo cambiará todo: la Inteligencia Artificial. El catedrático UCM Julio Mayol la calificó de “amenaza existencial”, tanto por su “utilización perversa por parte de los humanos” como por la posible llegada de una superinteligencia. “Solo hay un caso en la naturaleza en la que un ser menos inteligente controla a uno más inteligente: los bebés con sus madres”, ejemplificó. La ingeniera Silvia Rueda Pascual aportó una visión de futuro, mencionando proyectos como “IA jefa”, una inteligencia artificial entrenada específicamente para no tener sesgos de género, demostrando que es posible guiar su desarrollo, pues el problema es que la IA aprende de datos “que hemos generado la humanidad, con todos nuestros sesgos”.
El biólogo Lluís Montoliu ofreció un consejo práctico y una advertencia. Como ejemplo de su potencial, explicó cómo convirtió uno de sus libros en una IA con la que se puede “conversar”, obteniendo respuestas basadas exclusivamente en su contenido. Pero alertó de la brecha económica: “Las respuestas que vamos a obtener van a depender de lo que estemos dispuestos a pagar”. Su conclusión fue clara: para usar la IA de forma segura, hay que ser experto en el tema sobre el que se pregunta, pues de lo contrario, “estás vendido”.
Desde el legado de un imperio hasta el código de una inteligencia artificial, los debates de esta jornada han revelado un hilo conductor ineludible: la inmensa responsabilidad que implica construir, interpretar y actuar sobre las narrativas que nos definen. La forma en que se protege a un niño en un juzgado, la ética con la que se diseña un algoritmo o el rigor con el que se informa de una crisis no son cuestiones aisladas. Todas son decisiones que moldean la confianza, la justicia y el conocimiento. En un mundo saturado de información y relatos en conflicto, la lección que resuena desde los Cursos de Verano Complutense es que el escepticismo crítico, la supervisión ética y la defensa de la verdad no son solo herramientas académicas, sino los instrumentos esenciales para la supervivencia de una sociedad justa y libre.
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