Mario Obrero
Mario Obrero nació en Madrid en 2003, y comenzó a escribir a los siete años. Ha publicado los libros Carpintería de armónicos (XIV Premio de Poesía Joven Félix Gran - de; Universidad Popular José Hierro, 2018), Ese ruido ya pájaro (Ediciones Entricíclopes, 2019), Peachtree City (XXXIII Premio Loewe a la Creación Joven; Visor, 2021) y Cerezas sobre la muerte (La Bella Varsovia, 2022). Cursó Bachillerato de Humanidades en el instituto público La Senda de Getafe. Colabora en los micrófonos de Gente despierta de RNE con la sección de poesía «Un poeta en París». En la actualidad, cursa el grado en Lengua y Literatura Española en la UCM.
Poemas de Mario Obrero - Zenda (zendalibros.com)
DÍA DEL TRABAJADOR
Con el perdón de August Spies Adolph Fischer Albert Parsons Louis Lingg y George Engel el Día del Trabajador en Estados Unidos es ideal para ir a las tiendas de segunda mano y al hipermercado a comprar calcetines blancos y tarteras para guardar judías mirar la sección de Navidad los brownies con la bandera estadounidense llegar a casa entre bolsas marrones de plástico ver la competición nacional de rodeo calentar pizzas del día anterior
volver al televisor ver Worst Cooks in America cereales de postre cenar en un italiano en Marietta té dulce y ensaladas de garbanzos con los Smith ir a su garaje a comer tarta con helado entre herramientas máquinas de gimnasio lavadoras industriales arriba el mueble bar fotos de la boda botellas de whisky de Tennessee un sofá reclinable de cuero y una cruz sobre el televisor de fondo el especial de Shark Week una cabeza de ciervo en las escaleras tímida la bandera confederada
quitarse las botas hablar de las ofertas en el hipermercado con una sonrisa estrepitosa había brownies con la bandera americana oh sí brownies y muffins de calabaza comprar un batido extragrande sabor crema de cacahuete y en los labios del extranjero tintinean los versos de «La Internacional».
Peachtree City, 2021
HIS ANCESTORS
He soñado con mis ancestros y su olor a patatas robadas
los he visto varear olivos con la cara llena de espinas
he visto a mis ancestros bailar sobre una montaña de ajos
al abuelo y su traje marrón
a la abuela encendiendo seis velas en el altar de la caldera
hablo del que juega a vestir las cerillas mojadas con barro
de los que cuentan chistes con la ventana cerrada
he visto a mi madre
una niña con sus primeros pantalones vaqueros mirando al mar
he visto la ropa en los tendederos de Venecia y a los poetas en Nueva York
cuidar una tórtola y su dulcimer hecho con nieve pisada
me he visto mirando al nuevo mundo con las memorias de Mayakovski bajo el jersey
me he visto mecerme lento en los sueños de una chimenea
los barcos el té y los poemas de Emily Dickinson
escondidos en la sombra de una ballena
he visto a mis hijos cantar ebrios en los confesionarios
el frío como un erizo envuelto en serrín
en alguna colcha yace un pájaro azul
algún sueño sin calcetines que va comiendo rajas de sandía
los estudiantes de español me recitan al unísono
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Camino por los pasillos de un mundo que huele a gofre y a gasolina.
Peachtree City, 2021
He estado sobre los cristales de este mar
tras el inevitable indicio de las gaviotas
una bañera pregona destinos.
Escarabajo negro, amor
un grillo que afina las clavijas agrestes de la palmera
el mar calma la ferviente mirada de hombres y lobos
sobre toneladas de densidad sigue habiendo caracoles.
Era el aire un volcán
y el soneto de lluvia gorgorea en el Olimpo.
Aquellos tan arriba que ni les llueve
solo envían estatuillas de mujer sin mariposas
y la esquela de otoños que guarda el río.
No Nino, el mar es libre desde lo pequeño
follaje sin otoño alguno rompe
cuando empujas un atisbo más de gravedad
la razón de filósofos griegos y poetas románticos
recostados sobre París.
El mar es libre de la manera en que un niño
comprende astros y cosmos.
Carpintería de armónicos, 2018
Quiero un caballo de cantueso y su aroma pausado como una primavera en la cabeza del viejo bolchevique extranjero que lleva su canción y la hace sonar por el cráneo de las comadronas mi tierra aplaude a los hombres esmeralda que se posan a hacer alfombras en el alféizar de las notarías enciendo un pequeño insecto que carcome la piel del melocotón.
Ese ruido ya pájaro, 2019