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Exposición "Planos de una ciudad desconocida"

JOAN MARGARIT

SEMBLANZA DE VIDA Y POESÍA

 

 

Joan Margarit i Consarnau nace en Sanaüja (Lleida) en 1938. Poeta y arquitecto, fue catedrático de Cáculo de Estructuras –así también se llama su libro de poemas de 2005- en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Premio Nacional de Poesía en 2008 por su libro Casa de Misericordia.

Su fecha de nacimiento, en plena Guerra Civil, será el eco de fondo de parte de su poética. La memoria de aquel país sumido en la eterna noche del franquismo marcará el discurso de su obra. La poesía, para Margarit, es una profunda oleada que abarca la existencia: “Siempre he tenido conciencia de que, para mí, la poesía se extendía por toda la vida”. El recuerdo de la posguerra se presenta en su voz desde la mirada lúcida de la experiencia y los años, como quien cuenta sus heridas. Esto escribe en su libro Casa de Misericordia (2007): “Sentados a la mesa en la cocina / en los anocheceres de brasero, / limpiando las lentejas, / veo a los que me amaron. / Tan pobres que al final de aquella guerra tuvieron que vender el miserable / viñedo y aquel frío caserón. / Ser viejo es que la guerra ha terminado. / Es saber / dónde están los refugios, ahora inútiles”.

Se inicia en la escritura en la juventud: “Arranqué como poeta hacia los veinte años –a finales de los 50- con un error iniciar, la autodidáctica”. Y ese comienzo germina en la ciudad de Barcelona: “Todo esto sucedía en Barcelona, en la que yo llamo para mí mismo la Barcelona del exilio, a la que llegaba cada final de verano desde Santa Cruz o desde Las Palmas, lugares de mi adolescencia y juventud”. La imagen de la ciudad aparece en su obra como diálogo poético de su propia biografía, de sus acontecimientos íntimos que trascienden: “Dejar constancia de lo que se ha sentido en un momento dado, o sea, intentar conservarlo contra el desgaste del tiempo, es una de las defensas más elementales contra la angustia por el carácter efímero de nuestra vida. Darwin escribió que «el deseo de señalar un acontecimiento cualquiera con un montón de piedras en el punto más alto de los alrededores parece ser una pasión inherente a la humanidad». Cada poema señala un hecho en mi vida, pero la intención al escribirlo va más allá. Su finalidad última es que haya alguien en algún lugar que, al leerlo, se dé cuenta de que también es él o ella quien ha puesto un montón de piedras en algún lugar elevado de su propia vida para señalar algún episodio interior”. Desde ese lugar abierto se inicia la certeza de que la escritura es un regreso al orden original de las palabras, un tipo de nostalgia, que no deja de ser lo que su propia etimología indica: un dolor por el regreso: “Cuando un verso alcanza a decirnos lo que parecía inefable, es que las palabras han ocupado un lugar que ya habían tenido en la edad de oro de los lenguajes, de donde comenzaron a ser desplazadas en episodios como el de Babel, al iniciarse una larga destrucción que culminaría en los diccionarios, las academias y otras miserias. A la poesía le ha correspondido ejercer la nostalgia por aquella edad de oro en una infinita tentativa para recuperar el sentido y la fuerza de las palabras. La poesía no trataría, pues, de la construcción de espacios de la lengua que no hayan existido nunca, sino que en el milagro probabilístico de un poema se encontraría la reproducción de un orden perdido”.

Y en ese decir tiene mucha importancia la lengua. Margarit concede a la lengua un lugar de conocimiento del mundo. Por ello, su propia obra se encuentra no autotraducida, sino rehabitada con el catalán y el castellano, como si ambas lenguas fueran el puerto al que llega el enigma primero: “Comencé escribiendo en castellano como una respuesta normal desde el punto de vista cultural: no tenía cultura en ninguna otra lengua. Pasé a escribir en catalán buscando lo que una persona tiene más profundo que la cultura literaria […] No me preocupan las diferencias entre los dos poemas resultantes: tienen un origen común y buscan ser dos buenos poemas”.

La poesía de Joan Margarit es, pues, un referente de las letras en catalán y castellano. Sin ella no podría entenderse la historia de la literatura de este país en los siglos XX y XXI.

 

Marta López Vilar, comisaria

 


Les presentamos algunas de las fotos de las portadas de libro de Joan Margarit que se pueden ver en la exposición de la biblioteca de la Facultad de Filología:

 

 

   

 

Para más información sobre nuestro autor, no dejes de visitar su portal web:

http://www.joanmargarit.com/es/

 

 

 

 


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