Grupos de investigación

III Workshop

III Workshop Internacional de Investigación (7/8/9 Mayo 2012)

Representaciones del cuerpo dañado.

El cuerpo, como entidad biológica no debe ocultar que también es, al mismo tiempo, un constructo social, cultural y filosófico. El cuerpo físico (y representado) no puede ser considerado tanto una esencia como un texto. Su denominación como ontología precultural y prelingüística se elabora de forma retroactiva como parte de una estrategia de investidura de legitimidad de los discursos que en realidad lo construyen. La identidad de los cuerpos se constituye, en realidad, de forma performativa. Precisamente por ello nunca puede ser objeto de apropiación completa por parte del orden simbólico, pues la reproducción identitaria no puede significar nunca una simple mímesis sino que siempre existe detrás de ella la posibilidad subversiva del desplazamiento de la ley productiva, y así la ampliación de los cuerpos que se consideran culturalmente inteligibles.

Desde el punto de vista de la creación artística, el cuerpo es fruto de un ideal estético que influye en el modelo que los individuos pueden tener sobre sí mismos y sobre su propia visión que puede conducirles a su propia re-presentación performativa y, también, a su propia (auto)construcción. La corporalidad como territorio de identidad tiene que ver también con aspectos variados como la salud sexual y reproductiva que, especialmente en el caso de las mujeres, tiene que ver con derechos individuales y básicos sobre su corporalidad (como es la interrupción voluntaria del embarazo); con problemas generados por visiones raciales-culturales (la ablación, por ejemplo); con las enfermedades de transmisión sexual (el 61% de los adultos infectados por el VIH en el África subsahariana son mujeres, en el Caribe la proporción de mujeres infectadas es del 43% y, aunque menor, el número de mujeres infectadas también está en aumento en América Latina, Asia y Europa Oriental); con la violencia (dependiendo del contexto entre un 15% y un 71% de las mujeres han sufrido violencia física o sexual infligida por su pareja en algún momento de sus vidas y hasta un quinto de las mujeres refieren haber sufrido abusos sexuales antes de los 15 años); con el aumento preocupante del uso de la cirugía plástica (en orden a acercarse a una pretendida belleza corporal mitificada por la sexualidad machista); con el desarrollo sexual de las jóvenes adolescentes; con las implicaciones con las drogas (de todo tipo); con la problemática específica de las mujeres maduras o mayores (menopausia y apetito sexual); o con las mutilaciones, perforaciones y manipulaciones de la corporalidad desde el cuerpo como lienzo a las torturas.

¿Cuál es el papel que juegan los medios audiovisuales en la representación de esta problemática? ¿Puede el lenguaje audiovisual colaborar en la ampliación de las consideraciones de inteligibilidad cultural de los cuerpos o sólo tiene capacidad para reproducir la univocidad de significados que impone la ideología patriarcal? Y si es capaz de dicha subversión ¿en qué medida se está llevando a cabo en las cinematografías nacionales y extranjeras? ¿Cuáles son las diferencias que hay entre ellas y en qué medida los diferentes ejes de relaciones de poder se ponen en juego en cada contexto social? ¿Está la televisión aportando modelos de identidades más contradictorias o, por el contrario mantiene los modelos corporales de dominación/sumisión? ¿O son, quizás, las nuevas tecnologías y los nuevos formatos los únicos capaces de proponer nueva miradas que tengan implicaciones de género sobre el discurso de la salud? ¿Sería posible afirmar que estamos viviendo un momento de transición cultural del significado de la corporalidad?


Josefina Molina, Teresa de Lauretis, FZ, Giulia Colaizzi y Román Gobern
Josefina Molina, Teresa de Lauretis, FZ, Giulia Colaizzi y Román Gobern