SESIÓN 7. PARAR, MIRAR, PROFUNDIZAR


Visita a la exposición

Hoy es el último domingo que el equipo L-ABE se reúne a las 10.00 para preparar la sesión de la exposición "Pan y Circo". Han sido un total de 7, entre febrero y marzo. Hoy acompaña un grupo de 20 participantes. Como en otros domingos, tenemos participantes que repiten: una mujer que ha decidido volver con su familia (marido y 3 hijos de 7, 11 y 17 años aproximadamente) y dos participantes que repiten por segunda y cuarta vez. Es de notar que uno de ellos comentó a una arteterapeuta "yo me iba a ir de viaje pero cuando me enteré de que era el último domingo, lo cambié para no perdérmelo". Por otro lado, han venido un grupo de 4 amigos, dos amigos, una estudiante del máster de arteterapia, y dos madres con dos hijas. Podría decirse que es un grupo que se diferencia de otros por los vínculos que están presentes y por contar con niños y niñas, 5 en total.  

Al llegar, partimos de una pregunta inicial:  ¿cuál fue el último plato que saboreaste? ¿Podrías describirlo? Una experiencia que sorprendió y despertó sonrisas entre los asistentes fue: “Yo tengo en mi cabeza que una de las mamás marroquíes del cole nos trajo dulces de los que preparan en Ramadán. Llegó cargada con una caja enorme y fue un momento de agradecimiento. Llego a casa, abro el tupper con toda la delicadeza porque eran dulces caseros y artesanos, esos triangulitos de pasta que la muerdes y cruje con sus semillitas de sésamo por encima, esa pegajosidad de la miel y ese crocante de los dátiles y las avellanas, de las almendras y frutos secos, de todo ese granulado en la boca, y ese AMOR, y ese vincularme con mis alumnos, entre culturas, como una forma de revolución. Como “tú le das a mi hija todo lo que sabes y yo te lo agradezco de esta manera, a través de la comida” y esto me parece algo hermoso”. 

Como el grupo era tan numeroso no dio tiempo a que compartieran todos y todas las participantes, pero después de que lo hicieran 9, bajamos a la exposición. Esta vez, antes de la deriva, el grupo se detuvo en la primera obra de Greta Alfaro, In Ictu Oculi, (2009). En esta obra se les propuso el juego de darle voz a los buitres o elementos de la escena: “aparta que quiero comer”, “¡toma ya un festín!!, “buaj verde”, “deja eso que no me gusta”, “soy una lechuguita y me han dejado sola”, “que va todo lo contrario diría “por fin sola "".  Esta obra permitió que algunas personas pudiesen abrirse y contar por primera vez a un grupo tan amplio y nuevo, sus procesos personales con un TCA. El grupo devolvió agradecimiento por la apertura y confianza y compartir esa experiencia. 

Una vez dentro, se hizo una deriva de 7 minutos y se reunió el grupo en torno a la obra de Peter Folders, Hunger, (1973). En este momento, el vídeo justo terminaba y pudimos ver los últimos dos minutos de la historia y unos minutos del inicio. Por ello, la arteterapeuta de referencia preguntó: ¿Por qué llega esa persona a esa situación? “Una ruptura”, “estrés y se come lo de todos”, “se come todo lo que ve y no deja nada para nadie”, “una profunda soledad”, “incapacidad para saciarse”, “querer saciar un vacío de amor”. Después de este ejercicio de empatía y conexión, nos dirigimos al taller de Arteterapia.


Algunas obras de nuestro itinerario

Greta Alfaro, In Ictu Oculi, 2009, Video monocanal, HDV, color, sonido, 16:9,10:35” Cortesía de la artista y la Galería Rosa Santos.

Peter Folders, Hunger, 1973 Producida por René jodoin Cortesía de la National Film Board of Canada.

 


En un primer momento, se hace un calentamiento. Viendo que el grupo responde positivamente y participa (se escuchan risas lo que da muestra de distensión y confianza), las arteterapeutas añaden una última propuesta en la que los y las participantes pueden buscar un espacio donde se sientan bien, cerrar los ojos y preguntarse: ¿qué te habría gustado que vieran de ti? Después se les entregó un papel para que escribieran. A partir de ahí se inicia el momento de la creación con diversos materiales a su disposición. Únicamente dos participantes decidieron continuar escribiendo y hacer de ello su creación. Tras 20 minutos, se cierra el momento de creación y el grupo se prepara para el momento de compartir. 

En el momento del cierre, el grupo se divide naturalmente en dos, entre las obras que requieren luz negra porque han usado tinta invisible, y las que no. Entre las obras que visualizamos y escuchamos en la sala oscura, encontramos: 

  • Participante 1. “He dibujado a mi padre jugando conmigo y he escrito: amor, saltar, jugar, I love dad. Amor de padre e hijo”
  • Participante 2. “Recuerdos rotos, vacaciones de verano, arena, sueños, imágenes desaparecidas, atardecer”. 
  • Participante 3. “El final del universo también es el principio de uno nuevo, porque la vida se ha abierto paso siempre. Pequeño brote que crece entre las fisuras del cemento de Madrid, bacteria extremófila que ha aprendido a habitar la lava de un volcán, espora que llega a una isla desierta a repoblarlos, vosotras sois mi inspiración.”
  • Participante 4. “Ventanas que comparten la vida. ¿Qué queda por descubrir? Ver hacia dentro y hacia afuera. Hay tranquilidad e intemperie, hay relámpagos y truenos, dulce lluvia siempre bienvenida. Cambian los colores y llegan las sombras para aumentar perspectivas que nos llevan a otras dimensiones para compartir. 

Luego pasamos a la sala con luz donde, en un círculo, otras personas compartieron sus obras con estas palabras:

  • Participante 5. “Un poco representa cómo se degenera todo, escrito así en mi narrativa: Las olas deshacen el sol trayéndolo a la orilla, todo cambia. Los blancos se vuelven naranjas, las sombras recorren nuevos espacios. Las olas se llevan el sol y nos dejan naranjas y grises, vivos, apagándose. Las olas al fondo, anuncian el fin del día de un verano, de otro día, de otro verano, que las olas apagan con su vaivén”. 
  • Participante 6. “Me he preguntado de qué estoy hecho, y me he quedado pensando durante mucho rato hasta que he llegado a que no estoy hecho de nada. Es un algo que me vino hace dos años o así, cuando estaba en Barcelona durante la pandemia y allí no había nadie, me sentía muy solo. Lo que yo creía era como papel mojado, porque la realidad es que, para las personas que me rodeaban, cuando yo no estaba, yo no era nada. Por eso ahora cambiaría mi respuesta y diría que estoy hecho de las personas que me rodean, y unido a la exposición es porque antes la comida estaba vinculada a un tema de supervivencia pero ya no. Y por eso, tenemos la cultura alrededor de la comida. Por eso he creado esta escena con un amigo, en un viaje que hicimos a Portugal en furgoneta y la verdad es que el mejor momento del día era la hora de la comida, sentarnos juntos a comer”. 
  • Participante 7. “Evoqué una imagen. A mi madre la acaban de operar y es curioso, porque ya le habían operado de cataratas varias veces y ella lo vive cómo volver a nacer. La imagen es la cama, una bandeja en la cama y la sopa. Y es como aquello que ella podía comer bien, algo que le había hecho su hermano y era lo único que podía nutrirla. Y en realidad ella no se cuida mucho, por eso la he representado como una perla dentro de la sopa. Escribí: Transmutación, vacuidad, espacio vacante, para más de ti, para más de tu alimento, y los sonidos y sabores del cuidado”. 

Antes de cerrar la sesión, se propone compartir una palabra “que se llevan” de la experiencia y estas son las que emergieron: 

COMPARTIR, INTERIOR, CIRCO, PAN, REGALO, TEJIDO, SOCIAL, TEJIDO, CATAPULTA, INVISIBLE,

HUMANIDAD, LLENA, OTRO, SINCERIDAD, SOLTAR Y RECONCILIAR, ALIMENTO, GRACIAS, CORAZÓN. 

Antes de irse, algunas participantes se acercaron para preguntar directamente a las arteterapeutas lo siguiente: "¿Cómo habéis conseguido que un grupo de desconocidos se vincule tan rápido y comparta cosas tan íntimas?", "¿Cómo habéis hecho para que todo tenga tanta interrelación? pareciera como si la primera pregunta ya nos adentraba en un tema”.