SESIÓN 5. La obra de arte como un reflejo

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Visita a la exposición

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Para este día el equipo del Laboratorio contó con la participación de 7 personas (2 inscritas a través de la web y 5 invitadas por parte del equipo L-ABE) quienes fueron recibidas frente a las taquillas de manera cordial y cercana, se dio inicio al encuentro compartiendo brevemente de qué trata el laboratorio L-ABE  y los diferentes momentos de la actividad, seguido se les pidió que compartieran su nombre y un lugar que les hiciera sentir bien. 

Se invitó al grupo a desplazarse al patio sur donde se hizo la presentación y el compartir de la historia del inmueble partiendo de preguntas como:  ¿Qué cosas me sorprenden del lugar? ¿Un objeto, lugar o situación que me parezca particular? ¿Qué reflejan las ventanas del lugar? los participante resaltaron la ubicación consecutiva de las ventanas y el marco de estas y de las puertas que integran el lugar; además  se hizo la introducción al contexto expositivo de Una voz/una imagen compartiendo el desarrollo metodológico de la exposición y la mirada y visión de la comisaria María Virginia Jaua. Es así como se invitó a los participantes a sumergirse al interior del pensamiento de los artistas teniendo en cuenta la presencia de cada uno en el espacio desde su sentir, sus emociones y conexiones.


Algunas obras de nuestro itinerario

NARELLE JUBELIN. Anónimo, Ian Burn afeitandose frente a 1_6 Glass/Mirror Piece, Nueva York, 1967


Taller de Arteterapia

Para dar inicio a la sesión en el espacio de taller se propuso como primer momento la presentación de la obra de Narelle Jubelin -Anónimo, Ian Burn afeitándose frente a 1_6 Glass/Mirror Piece, Nueva York, 1967. - con su respectivo Audio, descubriendo la mirada de la artista sobre la obra de Ian Burn igualmente artista Australiano con una reflexión importante acerca del mirar sin ver y el mirar mirando. 

Luego de ver con todos los sentidos y disposición la pieza, se desarrolló el momento Mirando. Para este se les propuso realizar un ejercicio corporal que los invitó a habitar con todo su cuerpo el lugar, a poner en activo sus sentidos y percepciones, descubrir lo que dice el lugar de ellos y el estado de su cuerpo en el lugar, descubrir el lugar que los hace sentir cómodos y el que no, con el que se identifican y con el que no,  se propuso sentir el espacio y a los que lo habitan siendo conscientes de su presencia, se saludaron para luego disponerse a crear. 

En el instante de la creación se propuso el momento Viendo, donde se Invitó a los participantes a trabajar con su móvil, pidiéndoles que tomaran 10 fotos de ellos mismos desde diferentes ángulos o  que buscaran un reflejo donde se proyectará su imagen en un espacio libre por el Conde Duque. Las creaciones dieron cuenta de su mirada hacia ellos mismos, a lo que que reflejan y proyectan de sí, creando imágenes poéticas y artísticas muy dicientes de sus sensaciones y percepciones personales. 

Para complementar el ejercicio se les pidió que seleccionaran una o dos imágenes con las que más conectaran y que reflejaran particularidades de sí. Fue así como surgió al tercer momento Leyendo donde se les pidió crear un pequeño relato o narrativa acerca de la imagen seleccionada, permitiendo así dar voz a la obra. Para encontrar la voz con la que leerían su narrativa, se compartió un juego colectivo de locutar la frase “Nos hemos comido las galletas” como si fueran un niño de 3 años, una nube, un extraterrestre, una madre, entre otros. Esto ayudó a los participantes a reconocer el registro de su voz para posteriormente leer la narrativa en voz alta y compartir su creación. Al presentar la obra junto con la lectura en voz alta del relato que lo complementaba se evidenció la gran poética que se tiene en la creación de obras que hablen a nivel personal, cada quien con su cuerpo, con su obra, con su voz.

En el cierre se compartió cada obra con su relato en voz alta y una breve explicación de porqué escogieron el lugar, el reflejo o la toma, fue un momento donde se afloró la poética de la vida, de la percepción de mundo individual, de la razón de elegir ciertos lugares o reflejos que hablan de cada uno de ellos, fue adentrarse por un momento en la cabeza y el corazón de quienes con su voz solo querían que nos asomáramos a una parte de ellos.

Al locutar surgieron reflexiones acerca de quién se es, de la auto-percepción, lo cual se reflejó en la obra de una participante cuando leyó: “(...) Lo que no se ve,  pero refleja, lo que soy y se ve, lo que se ve y no soy, espejo de mi alma interior, reflejo del exterior en un día determinado.” Otra participante habló de cómo los espacios integran quién se es, de cómo al registrar se expone la visión del mundo, cómo se perciben los espacios y nosotros en ellos. Desde la descripción de una imagen dijo: “siento (...) agobio, ausencia interior,  necesidad de volver a vivir fuera de la ciudad, en este momento estoy allí, es algo químico necesito la naturaleza ”. Otras creaciones dieron cuenta de varias partes de un cuerpo tomadas en diferentes ángulos era una composición de cinco imágenes que construian una identidad “(...) las manos, el cielo, el corazón, la esperanza, el amor y el futuro… el rojo de mi mirada, con los pies en la tierra, rodear y proteger hacerme pequeño y rodeado por el sol hacerme pequeño”.

No solo fue un instante para compartir cómo se reflejaron en un espacio cercano sino el poder “reconocerse en el territorio perderse en ciertos caminos para llegar a lugares que antes visite y no supe dónde estaban ni como llegar”  como no propuso otra persona, fue perdernos y volver a encontrarnos para aprender y amar algo que desconociamos de nosotras mismas..