Sesión 5 Desobediencias


Visita a la exposición

24/10/2021

La voz es una herramienta muy importante en la vida de las personas, con ella podemos hacer crecer grandes cosas, pero de igual forma, podemos destruir. El poder que tienen las palabras es inmenso y en esta ocasión, el taller de arteterapia se centra en esa capacidad de la voz, reflexionando en la modulación, la vibración, el volumen y la memoria que evoca en nosotros. 

Los mandatos han existido desde el origen del lenguaje, creados para llevar “control” a lo que nos rodea y a nosotras o nosotros mismos, para “guiar”, “señalar” e incluso “exigir”. En la historia, y también en nuestra propia historia, hemos reconocido mandatos que han cambiado el mundo de la humanidad e incluso la han transformado.

Desde la obra de Jürgen Klauke, contextualizada en una Alemania de posguerra marcada por el trauma del fascismo y la división del propio país, analizamos las voces de aquellos que nos imponen mandatos de forma cotidiana, y a través del diálogo, reflexionamos sobre aquellas frases a las cuales nos gustaría desobedecer. 

Tomamos asiento, acercándonos a los monitores. En esta obra fue necesario el recurso sonoro de calidad, por lo que optamos por subir el volumen, lo cual facilitó la escucha de los diálogos con más claridad. Optamos por cuestionarnos las siguientes preguntas: ¿Qué puedo deducir con lo que veo y escucho? ¿Qué palabras salen de estas voces en otro idioma y de qué forma lo hacen? ¿Cómo me hacen sentir?. La escucha activa fue muy importante para rescatar que no nos habíamos percatado de todas las palabras mencionadas en la obra. Made in Germany presenta a la figura de un hombre sentado en una silla, que tiene un micrófono colocado justo enfrente de él. Se puede observar que se encuentra como en una especie de escenario. En el fondo se escucha una voz masculina grave que ordena de manera casi militarizada “aufstehen” (ponte de pie) y “hinsetzen” (siéntate) -siendo esta segunda palabra la que había pasado desapercibida con anterioridad-. El hombre reacciona a las órdenes con su cuerpo, realizando el movimiento que se le pide. Escuchamos también una voz femenina, más suave, que repite “Ich liebe dich” (te amo), voz a la cual el hombre responde “Ich liebe dich” en el micrófono. Finalmente algunas voces se alcanzan a escuchar como si se tratara de un público que repite las órdenes de la voz masculina, pero que parecen ser ignoradas por el personaje principal. 

Después de darnos cuenta de lo anterior, comenzamos a reflexionar sobre el contexto en el que la obra se realizó, situándonos en una Alemania de posguerra, que mantenía a su población en una lucha constante entre la vergüenza, la destrucción y la lucha, contra el orgullo de formar parte de un país. Con todo esto, vinieron a nosotras ideas en común, partiendo, primero, del hecho de que parte de los participantes eran mujeres, que reciben a diario mandatos establecidos en la sociedad patriarcal que apaga sus voces, que ordena, condena, culpa y menosprecia. Los comentarios se relacionaron también con las presiones sociales, culturales y también religiosas en muchos casos. Se conversó igualmente sobre la voz propia y perfeccionista dentro de nuestras propias cabeza, a la cual escuchamos día a día. Todas estas reflexiones permiten expresar puntos de vista, sentimientos y sensaciones unas con otras, fomentando el sentimiento de trabajo colaborativo. Este taller fue una gran oportunidad de introspección y trabajo de grupo. Finalmente fue sobresaliente la reflexión sobre el tiempo que nos damos desde los espacios del arte para apreciar cada detalle.


 

Disposición de la sala en la que se llevó a cabo el taller

 

 


Taller de Arteterapia

Al pasar al taller de creación, la acción de crear se sintió muy sintonizada. Después de realizar la actividad de respiración, se pudo traer al presente todas esas voces en nuestras cabezas que escuchamos con regularidad y de las cuales no se suele tomar conciencia. 

La actividad central del taller fue realizar un caligrama, primero marcando la silueta del rostro a través de una técnica de calcado, usando un acetato, colocándolo sobre un espejo y dibujando el contorno de la cara con marcadores. Sobre esta silueta surgían infinitas posibilidades. Era posible escribir las palabras que resonaban en nuestras cabezas, los mandatos de los que habíamos estado conversando en sala, las propias exigencias, pero al mismo tiempo se podían incluir las voces positivas o que nos identifican. Una diversidad de materiales podían ser agregados a la obra, entre los que se encontraban también recortes de frases o palabras que se podían utilizar. Al plasmar la silueta delante del espejo, estas palabras iban teniendo un sentido, junto con los recortes de palabras seleccionados. La creación de un caligrama/collage permitió hablar sobre las desobediencias a mandatos establecidos, pero desde palabras que los desafiaron, que identificaran a los participantes y les  dieran poder. “Mujer viajante”, “imagen”, “ilusionar”, “explora”, fueron palabras encontradas que  daban la voz que los participantes necesitaban para desobedecer a aquellas órdenes que hemos escuchado, “cambiar el rumbo”, “resistir”, fueron algunas de las palabras que los participantes se  atrevieron a pronunciar.

La consciencia de la voz -desde el mandato hasta la voz del afecto- junto con  la necesidad de autocuidado fueron las enseñanzas más grandes de este día.