SESIÓN 1. Lo que la foto nos dice/ lo que la foto no nos dice


Visita a la exposición

Hoy es domingo bastante soleado y dicen que va a ser una mañana llena de mucho calor. Nuestro día comienza esperando a las participantes y recibimos a 3 personas, junto con Olivia una de nuestras compañeras de Conde Duque, que son quiénes van a compartir el día de hoy. Caminamos a nuestro Patio Sur que para nosotras ya es un ritual, de hecho una de las participantes nos pregunta: “me encantaría saber un poquito más sobre este lugar no he venido” nunca. Y le decimos: “no te preocupes que es parte de nuestro itinerario: reconocer y habitar los lugares de Conde Duque”. 

 

Es aquí donde les planteamos una presentación de este espacio de Cultura Contemporánea, de una forma muy diferente. Esto es algo muy característico de las presentaciones de LABE, pues no partimos solo de lo conceptual y lo concreto, sino que invitamos a observar primero lo que ven a su alrededor y lo que les hace sentir. Y además, dirigimos las preguntas hacia el objetivo de nuestro taller. 

 

¿Qué veis? Entre las respuestas nos dicen: “Vemos estructura geometría”, “vemos como una plaza central”, “vemos como que la pared tiene algunas partes que son de ladrillo y otras no, tal vez hayan sido renovadas, porque hay zonas remodeladas”, “vemos muchas ventanas”. “Veo…”, dice una de las participantes, “bueno no es ver, es más bien un sentir, siento como un escalofrío al entrar a este lugar y no sé por qué”. Esto nos da pie para hablarles de que Conde Duque fue un espacio militar, con una cárcel y un observatorio, en 1717. Aquí les planteamos, siguiendo con el hilo de lo que va a ser nuestro taller,  ¿Qué es lo que no ven? “No se ve que es lo que aquí se hacía realmente”, “no se ven a las personas, ni a los caballos que una vez habitaron”, “no se ven los diálogos, las conversaciones que una vez hubo”, “no se ven plantas, no se ve una parte natural, fresca y viva, que ve vida aquí”, “no se ven deseos”. Con esta emoción presentamos la exposición y quién la comisaría, y les invitamos a adentrarse dentro del espacio.  


Recorren las salas, las veo sentarse con calma, cada una de ellas pero esta vez nos hemos detenido en la obra de Esther Ferrer, que es la que vamos a trabajar en el taller. Pero también nos acompañan la obra de Eva Lootz y la obra de Antoni Muntadas, todas ellas, nos mueven por dentro con problemáticas sociales que nos conectan con aquello que vemos y que nos vemos en otros lugares y que a veces la imagen nos permite ver.


Algunas obras de nuestro itinerario

ESTHER FERRER es una artista interdisciplinar española centrada en el performance art y considerada una de las mejores artistas españolas de su generación.​ En 2008 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas de España y en 2014, el Premio Velázquez de Artes Plásticas que otorga el Ministerio de Cultura.

Dramática secuencia de un naufragio de refugiados en Libia

Esther Ferrer. Hundimiento de una barca de migrantes en las costas de Libia, 29 de mayo de 2016.

 


Taller de Arteterapia

Una vez en el taller, Lili, nos propone hacer un calentamiento de la voz que dará pie a la creación.  Nos propone unas respiraciones y en el eco del auditorio, de las paredes, ese retumbar tan característico de quién proyecta la voz en un teatro, me hace darme cuenta del lugar en el que estamos habitando, qué es tan diferente al espacio de un taller normal. De hecho siento, y así lo comparten nuestras participantes, que se sienten en un lugar que jamás se habrían imaginado que iban a estar: de pie, en el escenario del auditorio de Conde Duque. Nos dicen: “es como si nosotras fuésemos también artistas”. 

 

Continuamos el taller volviendo a ver la obra de Esther Ferrer y la premisa es que cojamos una imagen de las últimas 20 de nuestra galería y observar: qué se ve y qué no se ve. Se propone usar la misma técnica que hizo Esther Ferrer, respondiendo a: “lo que la foto nos dice” o “lo que la foto no nos dice”; la estrategia de Eva Lootz que es “de lo que va la foto…” o bien la de Antoni Muntadas, qué es “usar palabras que nos evoca la imagen”. Durante 20 minutos creamos. Al principio la hoja parecía que se quedaría en blanco.  Pero de repente se puede escuchar un escribir constante y rápido como quien tiene ganas de contar muchas cosas. 

 

Al finalizar el tiempo de creación, les proponemos a las participantes que nos envíen las fotos a través del email y las proyectamos, tal como hicimos con la hora de Esther. Y con ella, habitamos el escenario y leemos aquello que hemos escrito. Nuestra voz: esta voz que se llena, como propone la comisaria de la exposición Virginia, de entonaciones, de silencio, de temblor, de nervios, de pausas pensativas y dudosas,... Es como que nos abre, toda una mirada al pensamiento de esta persona y su manera de ver el mundo. Algunas de las imágenes que aparecen y textos están publicados en nuestro instagram. Pero a esas narrativas le faltan dos cosas: los textos y los cuerpos. Reflexionamos sobre la potencia de la Voz y de la Imagen. 

 

Una de las imágenes genera un poco de controversia. Vemos la imagen y escuchamos una narrativa. Sin embargo, algunas nos hemos proyectado de una forma muy diferente sobre esa imagen. El contexto son unos zapatos de baile que parecen hablar de muchas realidades. Esto nos permite ver de nuevo, que la imagen, no es más que el conjunto de realidades y de miradas que ofrecen. También es curiosa una imagen que es del mismo espacio Conde Duque y que genera una narrativa de la profesión y la mirada sobre ese mismo espacio de una de las trabajadoras. Otras imágenes hablan del día a día cotidiano en una panadería y de las huellas o los fósiles que ahí se encuentran. 


Al cerrar compartimos algunas reflexiones de lo que nos ha traído el taller LABE que para nosotras nos llena de riqueza. “Me ha permitido ver, conectarme con otras personas a través de la voz”, “me he sentido vulnerable con mi voz y me he dado cuenta de lo segura que me siento detrás de un texto”, “a mí me ha permitido sentirme a la misma altura que un artista y ver que mi voz también tiene un lugar”. Siento que las participantes salen con muchas ganas de seguir explorando y habitando los espacios culturales sabiendo que su mirada, su recorrido y sus itinerarios, su voz ahí presente, tiene un papel fundamental para la vida de esos espacios.