SESIÓN 1. Arqueología de la memoria

 

VISITA A LA EXPOSICIÓN

Comenzaba el primer taller dinámico de la exposición “Hecho en Casa” comisariado por Carlos Trigueros Mori y el entusiasmo se sentía en el aire. Nos habíamos preparado cuidadosamente para el que sería el primer grupo con la nueva configuración del equipo L-ABE. 

En esta actividad, nos interesaba reflexionar sobre la memoria familiar, los recuerdos efímeros, el pasado y las relaciones entre eventos mnésicos significativos.

Esta vez, contamos con un grupo numeroso e intergeneracional, puesto que recibimos a doce personas: siete adultas mujeres, un adulto hombre, dos adolescentes mujeres, una niña y un niño. 

Durante la contextualización y presentación, se notó la expectación, apertura, sensación de sorpresa y en algunas personas, el conocimiento previo que tenían del lugar y las actividades que allí se realizaban. Les pareció que el espacio tenía un aspecto estructurado, y cuando se les explicó que había sido un cuartel militar, les hizo sentido. Antes de bajar a la Sala de Bóvedas, hicimos énfasis en que esta exposición era de videoarte y que luego de una deriva libre de diez minutos, nos detendríamos en una obra para prestarle especial atención.

La obra elegida fue Hippocampus de Salvi Vivancos (2022). Se componía de cinco monitores dispuestos en círculo, que retrataban fragmentos cortos por momentos desenfocados, movidos o superpuestos, de material fílmico familiar y cotidiano. Dejamos espacio para que las personas participantes deambularan por las distintas televisiones y luego nos dirigimos a otro lugar dentro de la sala para compartir nuestras sensaciones.

Hubo comentarios variados que hacían alusión a la exposición en general, al contenido de la obra seleccionada y la forma de presentación.

Una adolescente comentó que sintió una nostalgia de algo que nunca vivió viendo la obra de Vivancos. Por otro lado, los niños más pequeños tuvieron el instinto de tocar los monitores esperando que las pantallas fueran táctiles. Reflexionaron sobre lo especial que era filmar algo en el pasado, mientras que ahora podemos registrar todo indistintamente con nuestros móviles. Comentaron que también sucedía algo similar con los álbumes de fotos y la dedicación de elegir qué fotos iban a ir y cómo armar esa composición. Llegaron a la conclusión de que un buen balance sería vivir los momentos y poder sacar fotos también, ya que son herramientas valiosas para recordar. Ante esto, una participante dijo que hace unas semanas había visto videos con su hermano que había grabado él,  y le dijo “qué bueno que hayas grabado eso, porque de otra forma no me hubiese acordado”.

También hicieron alusión a la obra Autoexposiciones de Florencia Aliberti (2015), que mostraba una recopilación de vídeos de YouTube donde jóvenes se mostraban vulnerables grabando cuando salían del clóset con sus padres, preguntando si eran bonitas o no, o dando consejos de cómo perder peso, entre otros. Las participantes sintieron incomodidad al presenciar esos momentos, sintiéndose vigilantes y se cuestionaron la existencia de reglas y formas de expresar que van cambiando por generaciones.

 

TALLER DE ARTETERAPIA

Una vez que salimos de la exposición, nos dirigimos a la Sala Polivalente para desarrollar el taller. La propuesta era utilizar materiales transparentes para crear una obra multicapa que explorara varias memorias significativas y cómo se entrelazan. 

 

Al llegar, las personas colgaron sus abrigos, fueron al baño, se acomodaron y proseguimos a realizar un ejercicio corporal antes de la creación material. Nos relajamos, respiramos, dimos un espacio para procesar lo que habíamos hecho anteriormente y visualizamos algunos de nuestros recuerdos significativos. 

 

Continuamos la actividad invitándoles a conocer el material disponible que estaba presentado en una mesa: rotuladores permanentes, rotuladores no permanentes, papel de seda, celofán, acetato, tijeras, cinta adhesiva, pegamento en barra, recortes para collage. Vimos que algunas personas comenzaban a seleccionar materiales, mientras que otras se quedaban observando con detención. 

 

Todas las personas comenzaron a desarrollar su creación ubicándose en las mesas y luego de aproximadamente 30 minutos, les invitamos a exponer sus obras pegándolas en los cristales de los ventanales del lugar.

 

Se fue realizando un recorrido por la exposición donde prácticamente todas las personas quisieron compartir algo. Una participante reflexionó sobre una señal de STOP que estaba en un lugar especial para ella: “hasta hoy no había sido consciente de lo importante que era esa señal en mi memoria”. También representaron la niñez, los componentes de sus familias, lo difusa que a veces puede ser la memoria, y dos veces salió la metáfora de un libro: “pienso que la vida es como un libro, que uno va pasando páginas y cada página es una capa, o cada página puede ser un recuerdo o una memoria que uno tiene. Y las páginas siempre están en blanco, pero hay páginas grandes, chiquitas, rotas… puedes encontrar diferentes materiales, suaves, blandos, más rígidos. … Y eso es la vida, eso siento que son como las capas que uno tiene en ese libro que va escribiendo día a día y que va creciendo”.

 

El participante más joven del grupo expresó: “el mío es este de aquí y simplemente he hecho un collage recordando cómo dibujaba cuando era pequeño” y dos personas compartieron su definición de la memoria: “para mí también la memoria son las conexiones a través de la historia y tiene que ver más con el corazón”, “para mí la memoria al final te hace recordar lo que viene otra vez de atrás, o sea que es un círculo sin fin”.

 

Terminamos con un fuerte aplauso reconociendo nuestras obras, y dimos paso a las encuestas y firma de consentimientos.

 

Finalmente, al revisar las encuestas, hubo una clara retroalimentación positiva hacia el taller. Las personas participantes utilizaron las siguientes palabras para definir su experiencia: especial, revelación, social, diferente y apertura.