Proyectos de Investigación

Exposición Arte, mujer y compromiso

 

ARTE, MUJER Y COMPROMISO

Sala Fonoteca. Biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM, del 5 de noviembre al 19 de diciembre de 2025

 

En el marco del proyecto Visibilizando a Roser Bru y Elvira Gascón, artistas en pro de la Justicia Social, subvencionado por el Instituto de las Mujeres del Ministerio de Igualdad y en colaboración con el Memorial DemocràticdeCataluña, se presenta esta exposición con los resultados de la investigación realizada.

 El discurso gira en torno a dos hipótesis, por un lado, conocer cuáles son las principales formas de representación del compromiso social de las mujeres comprometidas con la sociedad; por otro lado, saber qué lugar ocupan la solidaridad y la empatía con el prójimo.

 El enfoque que se propone es trasnacional, con una amplia representación geográfica, al mismo tiempo que se detiene en los principales conflictos contemporáneos. La nómina de artistas es amplia y representativa, ya que son cuantiosas las mujeres que a través de sus obras evocan la paz, las injusticias sociales, los desfavorecidos, el sufrimiento y la violencia,pero:

¿Desde qué lenguaje y cómo transmiten sus mensajes?...

 

                                                                                                       Fanny Rabel                                                              Elvira Gascón

 

 

La lucha pacífica, la lucha social

 

“Las mujeres, por su condición de madres, son las más aptas y legítimas para defender los intereses de las generaciones futuras y en particular la paz mundial”. (Yusta Rodrigo, 2012, 105)

 

Organizaciones como la Federación Internacional de Mujeres (FDIM) favorecieron la alianza femenina a nivel internacional en defensa de la paz. En la revista Mujeres españolas: Boletín del Unión de Mujeres Antifascistas españolas en México, colaboraron ilustradoras como Elvira Gascón y Manuela Ballester. En sus dibujos recurrieron a elementos simbólicos comunes — la paloma, las manos solidarias y la maternidad — en alusión a la ayuda y la esperanza.

   

 

Tanto la FDIM, la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas (UNMM) o la Federación de Mujeres Cubanas, entre otras, apelaban a despertar conciencias en aquellas mujeres que estaban en el exilio o la emigración para que se unieran a la acción. Este proyecto de investigación constata que existe una mayor sensibilidad con el prójimo cuando se han vivido procesos traumáticos como exilios, guerras o dictaduras.

Elvira Gascón, Revista Unión de Mujeres Antifascistas, agosto, 1951.

 

El arte al servicio de la causa

 

“¿Cómo se construye histórica, social e incluso políticamente esta invisibilidad de las mujeres en el mundo del arte?”. (Delphine y Rollet, 2007, 13)

 

El grabado fue el arte democrático por excelencia para dirigirse a la sociedad cuando había una causa política y un compromiso por el que luchar. Destaca la alemana Käthe Kollwitz con sus ilustraciones expresionistas sobre el horror de la Primera Guerra Mundial. El Taller de Gráfica Popular (TGP) de México, de ideología antifascista con un sentido social, vinculado a sindicatos y partidos de izquierda, integró a Mariana Yampolsky, la primera mujer adscrita al TGP. Le siguieron Elizabeth Catlett, Fanny Rabel, Celia Calderón o Mary Martín, cuyas vidas estaban ligadas al exilio americano de la guerra civil española y la amenaza antisemita, la descendencia afroamericana de esclavos o el vínculo con la rama femenina del Partido Comunista.

 

Fanny Rabel, El paraíso franquista, años 50

 

 

La generosidad en forma de ayuda

 

“En la medida en que el arte es un lenguaje, también es un instrumento de solidaridad social; […] que trasciende la intercomunicación entre individuos separados para establecer una interpretación de las almas”. (Bastide, 1997, 181)

 

El arte como espacio de encuentro adquiere connotaciones simbólicas en situaciones vulnerables y discriminatorias. Es ahí donde trasciende de sus límites estéticos para ejercer otra función y salir al encuentro social para ser un gesto de apoyo confraternal. Uno de los acontecimientos con más impacto internacional fue la solidaridad por el pueblo de Chile en 1972:

“El Museo de la Solidaridad es la expresión más acabada de un hecho del que no se tiene conocimiento en la historia cultural de nuestro tiempo: Un museo que se crea por donación de los artistas del mundo, espontáneamente”. (Mario Pedrosa, 1972)

Fanny Rabel, Baile de caridad, serie De Los Sociales, 1972

Con el golpe de estado en 1973 el museo queda interrumpido. En 1975 sus organizadores retoman desde el exilio el proyecto y crean el Museo Internacional de la Resistencia Salvador Allende, gracias a la donación colectiva de artistas como Fanny Rabel, Roser Bru, María Teresa Toral o Marta Palau Bosch.

 

Donaciones artísticas para la causa

 

“El arte no solo logra una solidaridad más rica y profunda que la del habla, sino también una solidaridad más amplia y extensa, lo que significa que es un lenguaje universal” (Bastide, 1997, 181)

 

La solidaridad nace en el destierro y en las situaciones difíciles vividas, incrementando el nivel de respuesta porque es entonces cuando nace la empatía, y el arte adquiere una nueva función. La artista Elvira Gascón es clave por las aportaciones que hizo a lo largo de su vida, al mismo tiempo que atribuía al arte una dimensión simbólica que transfería los límites estéticos, para convertirse en un recurso de ayuda. En el llamamiento de la Comisión de Republicanas Españolas Pro Centro de Desarrollo (CREDED) en 1975 para la recaudación de fondos benéficos en subastas de arte para la ayuda humanitaria, participaron Elvira Gascón y Tosía Malamud, entre otras, esta última con una escultura sobre la maternidad. 

Elvira Gascón, Paolo y Francesca, dibujo subastado en abril de 1975 en beneficio del Centro de Desarrollo CRECED

 

El arte en apoyo a los desfavorecidos

 

“Hemos pasado gradualmente del arte considerado como una forma de expresión al arte considerado con forma de lenguaje. Una pintura, como una novela, es un conjunto de símbolos y signos”. (Bastide, 1997, 48)

 

Las mujeres, sabedoras de las amenazas que las circundan, recurren al lenguaje plástico para mostrar a las víctimas desde una mirada comprometida. En el corpus visual predomina un sufrimiento contenido, pues más que la visión descarnada de la realidad, recurren a la insinuación y a la sugerencia. 

“Me decidí a pintar porque sentí la necesidad de expresar a través de mis cuadros el miedo permanente de las mujeres a la persecución. Todos los que han vivido esas espantosas horas, saben que la espera de la tortura es a veces más angustiosa que la tortura misma. Pienso que mis cuadros no infunden miedo, sino por el contrario conmueven la conciencia e impulsan a la acción”. (Soler, 1978, 12-13)

Carmen Soler

Leonilda González, antes de marcharse de Uruguay al exilio, representó una iconografía simbólica con obra de resistencia social en su serie Novias revolucionarias, sobre la desmitificación del matrimonio, la falta de libertad y la subordinación de la mujer. Mientras que, Roser Bru se centró en los derechos fundamentales y la mujer. Estableció una semejanza entre la fruta y el cuerpo: las rebanadas de sandías se convirtieron en la metáfora de los cuerpos heridos y las líneas que las atraviesan una alusión directa a la violencia que sufren.

 

Las víctimas de la represión y las guerras

 

“Fanny Rabel consideraba que el artista debía ser combativo y comprometido con los problemas de su tiempo, debía crear imágenes que expresaran la realidad profunda de la humanidad”. (Torres Arroyo, 2017, 15)

 

La mirada hacia los niños, seres indefensos y vulnerables ante las injusticias y la violación de los derechos, hace que sean representados desde una mirada compasiva y con un gran humanismo, siendo el tema principal del compromiso social.

“Cuando pienso que si Kafka no hubiera muerto el 24 de tuberculosis igual lo hubieran exterminado los nazis en un campo de concentración. Y esta niña, Ana Frank, que tenía mi edad y no alcanzó a vivir…. ¿Me entiendes, verdad? ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Por qué la injusticia, por qué el destino?” (Roser Bru)

Fanny Rabel, Ana Frank, 1967

Fanny Rabel hizo de forma solidaria a favor del pueblo judío el retrato de Ana Frank para el Hospital Infantil Ana Frank de Aliat Hanoar, institución que daba refugio a los niños, ofreciéndoles hogares y la formación de escuelas. Mientras que, Roser Bru representó la violencia del régimen chileno mediante elementos iconográficos como tachaduras en forma X, en alusión a la eliminación y la inexistencia. El rojo es el símbolo de la sangre.

 

Denuncias sociales y laborales

 

“Las arpilleras han servido para mostrar al mundo resistencia que hacemos: también se puede luchar y un hilo”. (“Auge del museo”, 1977, 19)

 

Las arpilleras eran mujeres anónimas de la resistencia chilena de condición humilde que vivían en chabolas, realizaron de forma semiclandestina un arte popular y artesanal que tenía como principio la solidaridad. Sobre estos tejidos bastos bordaban escenas de denuncia que representaban sus vivencias, historias dramáticas de la dictadura con materiales domésticos.

Arpillera, Marcha de mujeres familiares de detenidos desaparecidos, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos

 

María Franciska Dapena expresó desde el lenguaje plástico de Estampa Popular de Vizcaya, su compromiso político antifranquista y la lucha contra las injusticias sociales. Denuncia las condiciones de los jornaleros mediante el engrandecimiento de alguna parte del cuerpo relacionada con el trabajo – las manos, las piernas o los brazos – para otorgarle valor y representar la fuerza. 

 

El paisaje en transformación

 

“Presenciamos años tras año la patética peregrinación de los hombres de todo el país hacia una capital que ni siquiera les ofrece ya la sombra de un árbol o un refugio cualquiera contra la lluvia, el calor o el frío”. (Fanny Rabel, 1984, 21)

 

El discurso reivindicativo llega al paisajismo ante los temores de las actuaciones sociales y la amenaza de la transformación del entorno. Fanny Rabel fue muy crítica con la visión catastrofista de Ciudad de México debido al hacinamiento, la ausencia de calidad de vida o las muertes por atropello.

            

Fanny Rabel, Ya no cabemos, 1978                                 Fanny Rabel, Una ciudad muy bien comunicada, s.f

Roser Bru mostró su preocupación por el medioambiente con motivo de un vertido petrolífero en EEUU, tal y como refleja en Mares muertos por la basura (1971). Contrapone la muerte de mares moribundos frente a la vida, emulando el cuerpo de la mujer. Por otra parte, Esther Boix también despierta la ecológica y mediante formas orgánicas cuerpo femenino con el paisaje, reivindicaciones sociales, así lo recoge en Com herba de prat, 1974. Y María Dapena desde un estilo onírico representa a la mujer metamorfoseándose e integrándose en el paisaje. Son figuras solitarias que deambulan por parajes desolados.