Grupos de investigación

Zambullirse en el litoral: un acercamiento a las vanguardias poéticas a través de algunos poemas seleccionados

 

Reunión de representantes de la Generación del 27: homenaje al pintor Hernando Viñes, mayo de 1936. Fuente: documental Las sinsombrero, RTVE, 2015

 

 

Los colaboradores del número especial

Federico García Lorca y Litoral

El homenaje a Góngora: maquetación y gráfica


 

 

 

 

 

Rafael Alberti, Soledad tercera. Poema digitalizado en la web de la Residencia de Estudiantes. Fuente: revistas.edaddeplata.org

 

Jorge Guillén, En honor a don Luis de Góngora. Poema digitalizado en la web de la Residencia de Estudiantes. Fuente: revistas.edaddeplata.org

 

Manuel Altolaguirre, Poema del agua (fragmentos). Poema digitalizado en la web de la Residencia de Estudiantes. Fuente: revistas.edaddeplata.org


 

Acercarse a la poesía del 27 resulta un ejercicio complejo a pesar de su apariencia sencilla. El nexo de unión de los poetas que protagonizaron la renovación literaria durante buena parte de las décadas de 1920 y 1930, se ha establecido con frecuencia en los eventos que entre el 15 y el 18 de diciembre de 1927 acontecieron en la ciudad de Sevilla. ¿El motivo? La culminación de las celebraciones que desde los primeros meses del año fueron rindiendo homenaje al poeta cordobés Luis de Góngora y que, al mismo tiempo, sirvieron para consolidar la vanguardia poética española

Del mismo modo, no hay consenso respecto a la concepción de un nombre a medida para delimitar aquel grupo de poetas (del que también formaron parte diferentes mujeres), que a lo largo de los años 20 del siglo XX consiguieron llevar a las letras españolas a un nuevo renacer. A esto también se debe de añadir el hecho de que, en muchas ocasiones, se suele restringir el grupo de la llamada “Generación del 27” a los nombres de Rafael Alberti, Federico García Lorca o, tal vez, Jorge Guillén, un error académico que deja en el olvido otros nombres como el de Manuel Altolaguirre, José Bergamín o José María Hinojosa Lasarte.

Sea como fuere, si se deseara encontrar un verdadero nexo de unión entre estos y otros tantos poetas en el año 1927, resultaría fundamental recurrir a los números 5, 6 y 7 de la revista Litoral. Aunque en algunos textos puede que existan ciertas diferencias temáticas, la importancia de esta publicación especial en honor a Góngora reside en su carácter único al tratarse de una de las pocas iniciativas literarias y editoriales que llegaron a buen puerto durante los homenajes de aquel año. A través de los versos que ocupan las páginas de la revista, se esconden algunas de las principales características que realmente unificaron al particular grupo poético. Así, entre las composiciones aparecen múltiples metáforas, personificaciones, naturalismos, imágenes pictóricas o anástrofes.

En resumen, los poemas de los números 5, 6 y 7 de Litoral componen uno de los más preciados y valiosos compendios de la poesía vanguardista española. Puede sorprender que su novedad resida en una aparente asimilación de las formas gongorinas, pero debe entenderse que el ingenio poético de los diferentes autores permitió una reformulación de las mismas que se acabó situando entre el neopopularismo y la llamada “poesía pura”. La vanguardia literaria española resultó muy particular en este sentido, y por ello se han seleccionado algunos de los poemas que aparecieron en los números especiales de Litoral para poder ahondar en las profundidades de este mar artístico.

 

LOS POEMAS

 

Soledad tercera, Rafael Alberti

Las influencias gongorinas parecen claras y evidentes en el poema de Alberti, sobre todo a través del uso marcadamente pictórico de las expresiones y metáforas, acercándose al Romanticismo y el Simbolismo. En este sentido resulta clave la formación e interés por la pintura que mostró a lo largo de su vida el poeta, pues esto influyó sobremanera en toda su obra. Además, si bien la influencia lírica barroca resulta clave, según las palabras del propio Alberti, la velocidad de las imágenes que se suceden a lo largo de los versos también estuvo influenciada por el cine como nuevo arte:

Sometería el verso métrico a las presiones y precisiones más altas. Perseguiría como un loco la belleza idiomática, los más vibrados timbres armoniosos, creando imágenes que a veces, en un mismo poema, se sucederían con una velocidad cinematográfica, porque el cine, sobre todo, entre los múltiples inventos de la vida moderna, era lo que más me arrebataba.

Alberti, La arboleda perdida (1976), p. 214.

Métricamente hablando, el poema sigue la estructura de una silva, es decir, una composición formada mediante la mezcla de versos endecasílabos y heptasílabos unidos a través rimas consonantes y dispersas. Este rasgo también es propio de la poesía gongorina, algo que se deja entrever en la arquitectura del poema mediante una constante exageración cuantitativa de las dimensiones y su disposición libre en cuanto al timbre

Para lograr representar la historia, cercana a una fábula, Alberti recurre a un estilo sumamente plástico, cromático y pictórico, como si de un cuadro de naturaleza mitológica se tratara. Es como si la narración quedara escondida mediante la constante superposición de imágenes, evitando de esta manera recurrir a un estilo más épico o a uno sin continuidad argumental, algo que se asimila bastante a la poesía de Góngora. A su vez, se puede añadir que la personificación del viento supone un motivo fundamental en el poema (algo que el mismo Alberti desarrolló desde sus primeras composiciones, por no mencionar su utilización en la obra de Cernuda y García Lorca), aunque esto no quita importancia al aspecto surreal del final con la presencia de las ninfas.

 

En honor de don Luis de Góngora, Jorge Guillén.

La décima de Guillén, escrita en 1926 y que después tituló como El ruiseñor en su libro Cántico (1928), aúna algunas de las características más esenciales de la poesía de estilo gongorino. Para ello, asimila y recompone a su gusto las formas del poeta cordobés del Siglo de Oro, logrando una corta pero intensa evocación de la naturaleza mediante el uso de constantes imágenes. Cabe mencionar la presencia del río, pues se convirtió en un recurso bastante frecuente en la poesía del 27, especialmente en aquellos poemas que fueron publicados en Litoral.

A su vez, la composición de Guillén es una muestra perfecta de lo que él mismo denominaba como “poesía pura”, la cual se basaba en la simplificación adjetival de los versos para dejar como resultado las palabras más puras y simples, utilizando términos exactos en extensiones cortas y produciendo, a su vez, una sensación de instantánea. El esteticismo y el sentido pictórico de la poesía de Góngora se juntan con el naturalismo del poema, lo cual es acentuado mediante la conexión de múltiples metáforas. En efecto, la poesía de Guillén consigue representar su ideal del mundo como un lugar perfecto que no necesita de una vida posterior para cobrar sentido por sí mismo. Las palabras y los versos son puros como la naturaleza, unos ideales que seguramente surgieron de las teorías filosóficas de Gottfried Leibniz.

 

Poema del agua. Fragmentos, Manuel Altolaguirre.

“Terminaré pronto mi Poema del agua, que es por hoy lo que más me gusta de mi obra”

Carta a Rogelio Buendía, ca. mayo-junio de 1927: CARREIRA, A., “El «Poema del agua» de Manuel Altolaguirre y su deuda con Góngora” en DOTRAS BRAVO, A., SANTOS SÁNCHEZ, D. y AUGUSTA, S., (coord.),  Literatura y re/escritura, [en línea], 2015, p. 3).

Posiblemente inspirado en El misterio del agua de Emilio Prados (del cual sólo se habían publicado apenas 3 fragmentos en 1927), el poema de Altolaguirre apareció por primera vez en los números 3 y 7 (marzo y julio de 1927) de la revista Verso y Prosa, donde publicó los 4 primeros fragmentos, siendo el número especial dedicado a Góngora de Litoral el espacio donde se publicaron los 6 restantes.

Cuando Altolaguirre habla acerca de unos bañistas en su poema, recurre a juegos verbales tomados de Góngora, siendo las propias aguas las que se bañan en la carne de los personajes y no al revés, rozando el Impresionismo. En una correcta asimilación de Góngora, Prados y Guillén, Altolaguirre consigue recrear un poema que podría retratar a la perfección un litoral, el mismo nombre de la revista.

De hecho, la descripción del río sirve para describir el mar de Málaga, ofreciendo como resultado un auténtico festival de los sentidos mediante múltiples imágenes modernas y vanguardistas con bastante rapidez, como si de una cámara fotográfica se tratara. Es por ello por lo que el poema representa una perfecta muestra de la intención creadora de la poesía del 27 en relación con la naturaleza, construyendo una completa fábula personificada por los diferentes elementos que conforman el agua.

 

Por María Fernández Pérez, Manuel Gago Rodríguez, Inés Pérez Teresa y Ana Zamora Selva
Grado de Historia del Arte UCM, Tercer Curso, abril 2022

 

Bibliografía

ALBERTI MERELLO, R., La arboleda perdida, Barcelona, Círculo de Lectores, 1976.

CARREIRA, A., “El «Poema del agua» de Manuel Altolaguirre y su deuda con Góngora” en DOTRAS BRAVO, A., SANTOS SÁNCHEZ, D. y AUGUSTA, S., (coords.),  Literatura y re/escritura, [en línea], 2015, pp. 363-381. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6766792 (consulta: 03/04/2022). 

DÍEZ DE REVENGA, F. J., Los poetas del 27, clásicos y modernos, Murcia, Tres Fronteras, 2009.

DÍEZ DE…, Los poetas del 27, tradiciones y vanguardias, Murcia, Edit.um (Universidad de Murcia), 2016.

GAOS GONZÁLEZ-POLA. V., Antología del grupo poético de 27, SAHAGÚN BELTRÁN, C. (actualizado por), Madrid, Cátedra, 1978.

MELERO MASCAREÑAS, L., “Historia de la revista Litoral: José Bergamín, una presencia constante (1926-1984)” en Caracol [en línea], 21 (2021), pp. 350-375. https://www.revistas.usp.br/caracol/article/view/174744 (consulta: 12/04/2022). 

NEIRA JIMÉNEZ, J.F., Litoral, la revista de una generación, Santander, Publicaciones La Isla de los Ratones, 1978 (Colección Narración y Ensayo, nº19).

OSUNA, R., Las revistas del 27: Litoral, Verso y Prosa, Carmen, Gallo, Valencia, Pre-Textos, 1993.

PÉREZ BAZO, J., “Las «Soledades» gongorinas de Rafael Alberti y Federico García Lorca, o la imitación ejemplar” en Criticón [en línea], 74 (1998), pp. 125-154. https://cvc.cervantes.es/literatura/criticon/PDF/074/074_127.pdf (consulta: 07/04/2022).