Grupos de investigación

Comparativa Cercle et Carré con Círculo y Cuadrado

 

Este apartado va dirigido hacia el estudio y la investigación de estas dos revistas en el que proponemos una visión comparativa en cuanto a la forma y el contenido que se ha desarrollado dentro de ambas publicaciones con el objetivo de realizar un mayor estudio y conocimiento sobre los contenidos y lo más característico de las revistas.

Para comenzar, es adecuado que entendamos que la revista que estamos investigando, Cercle et Carré fue una revista fugaz, que únicamente publicó tres números, pero con un amplio abanico de información gracias a la aportación de los cerca de cincuenta artistas, entre ellos pintores, escultores, arquitectos o músicos, que decidieron teorizar acerca del arte en sus páginas. Sin embargo, pese a la fugaz vida de dicha revista, algunos años más tarde, uno de sus fundadores, Joaquín Torres-García, decidió darle una nueva oportunidad en su ciudad natal, Uruguay.

Iniciando esta investigación, debemos tratar la historia de la segunda época de publicaciones de nuestra revista, pues Cercle et Carré solo tuvo tres números de marzo a junio de 1930 en París, pero es curioso que Círculo y Cuadrado, por el contrario, fue una revista, aunque también efímera, más duradera que la primera, pues contó con diez números, de mayo de 1936 hasta diciembre de 1938 en el que se hizo una última tirada, con los tres últimos números, que pondría fin a la revista. Por lo tanto, podemos deducir que en París no tuvo un éxito tan notable como lo tendría en Uruguay con esos diez números editados.

En cuanto a la forma de la revista, ambas repiten la misma estructura en el encabezado: el logotipo. Este logotipo se compone de una organización muy sencilla a base de figuras geométricas, un círculo y un cuadrado de color negro, que enlaza muy bien con el título de la revista, y, además, presenta la letra “y” en francés, “et”, siendo una recreación de forma plástica de su título original. Conocemos que esta composición fue diseñada por Pierre Daura, siendo ilustrativo y bastante acertado, pues así resulta inconfundible la publicación que se está tratando para el lector. Así mismo, ambas incluyen el precio del ejemplar y el precio por suscripción anual en este mismo encabezado. Por el contrario, la edición parisina coloca el número que corresponde a la entrega, en este caso el 1, en la esquina inferior derecha de la primera página, mientras que la revista uruguaya lo incluye en el borde superior derecho, tras el encabezado. Así mismo, hay ciertas diferencias en este número 1, pues el de la segunda época presenta una tipografía más elaborada que el de la primera edición, quedando mucho más simple, aunque ambos con un tamaño desproporcionado a toda la publicación.

Sin embargo, en la propia revista Cercle et Carré encontramos diferencias en cuanto a la estructura, pues como se ve a primera vista el número 2 sigue la misma estructura que el primer número colocando este número que indica la tirada a la que pertenece en el mismo lugar, pero en el tercer número vemos que guarda mayor similitud con la segunda época Círculo y Cuadrado, ya que el número 3 es más elaborado y va colocado en la misma posición que el primer número de la segunda época.

En los números de la segunda época, en concreto en los números 2, 3, 4, 5, 6 y 7, se coloca dicha numeración en la parte inferior como en los dos primeros números de la revista parisina, pero los números 8, 9 y 10 son totalmente diferentes: unen en un último número estas tres publicaciones siendo así una edición especial, y en la que, además, vemos que el encabezado se aleja de la primera época, es mucho más elaborado, aunque sí sigue colocando el logotipo inicial de Pierre Daura y su esencia, pero con una serie de dibujos que hacen que contraste con la simpleza de la idea original.

Para concluir con esta parte del encabezado, debemos también pensar en el significado de estas dos figuras geométricas: el círculo y el cuadrado, ya que es el nombre de la revista en sí.

Por un lado: el círculo se asocia a símbolos de índole trascendental, pues su imagen proviene del disco solar, es decir, el sol, que se corresponde con el creador de la luz y de la vida y, por lo tanto, de la existencia de la vida en la Tierra. Es un símbolo cósmico que ilustra la infinidad y no puede tener un fin, o no se le conoce, ya que un círculo se cierra en sí mismo representando la unidad, lo más absoluto, la perfección. Es el símbolo que se relaciona con lo espiritual. Por otro lado, el cuadrado simboliza la Tierra, la parte terrenal, en la que existen los límites. Representa la inmovilidad y la estabilidad, pero también la fuerza y la firmeza. Se relaciona con el arquetipo del orden universal y de la proporción, puesto que es una figura perfecta, construida con ángulos y lados iguales[1].

Por lo tanto, como vemos, este círculo y cuadrado podrían simbolizar la dualidad del debate existente entre artistas, como Michel Seuphor y Torres-García, la dualidad de la abstracción y la figuración, la síntesis entre dos términos contrarios que confluyen en el emblema más simple de la totalidad de las cosas: un círculo y un cuadrado, en palabras de Seuphor: “El mundo racional y el mundo sensorial, la tierra y el cielo del antiguo simbolismo, la geometría rectilínea y la geometría curvilínea, el hombre y la mujer, Mondrian y Arp”[2].

Aunque son numerosas las similitudes formales entre ambas revistas a primera vista, debemos destacar que la segunda época, la de 1936 en adelante, es una revista mucho más cómoda de leer para el público hispano hablante, puesto que se encuentra editada en francés y castellano concentrando de esta forma la esencia de la publicación original junto a la nueva época de esta misma creada por Joaquín Torres-García.

Sin embargo, debemos apuntar que, como se dice en el número uno de la segunda época de Cercle et Carré, Joaquín Torres-García afirma la necesidad de crear este medio divulgativo para combatir el superrealismo, algo con lo que comenzó estando de acuerdo Theo Van Doesburg, quien solo admitía la abstracción en sí. Por lo tanto, en la línea de esta investigación, encontramos que en el primer número de la segunda época, el propio fundador, Torres-García expresa la necesidad que existía en el París 1930 de crear esta revista que contrarrestara al superrealismo, pero que esta necesidad sigue vigente en la segunda época de la revista en la que no aceptarían el arte imitativo naturalista, dando a conocer un arte mucho más estructurado y ordenado. Así, concreta aún más en este primer número de 1936 que el arte debe estar fundado en la plástica y relacionado con un mundo superior, y debía guardar la identidad con el orden, así, surgiendo este nuevo grupo de artistas que teorizan, indicando que la idea que surgió en París estuvo mal formulada, cuya base estaba fundamentada en unir al cubismo, el neoplasticismo y el superrealismo (que fue negado en esta primera época de la revista), pero es en esta segunda época cuando entienden que únicamente llegarían a un arte universal con la combinación de estos tres “ismos”.

Por lo tanto, entendemos que esta segunda época de la revista pudo estar enfocada a la necesidad de Torres-García, uno de los fundadores, de reafirmar su idea original sobre la creación de un arte universal, acogiendo a los estilos artísticos sin negar la existencia de ninguno.

Esta explicación por la que se realizó la revista Círculo y Cuadrado se encuentra en el primer número, por lo tanto desde un primer momento Torres-García nos hace conocedores de sus ideas e intenciones de volver a publicar, pero, por el contrario, en Cercle et Carré estos objetivos por los que se edita esta revista no aparecen hasta la tercera página del primer número, y es también Torres-García, esta vez en francés puesto que hablamos de la revista francesa, quien a través de 39 puntos clave en los que teoriza definiendo el arte y el grupo que están creando, comunica al lector su idea de crear un arte universal a través de un orden y de la plástica.

En consecuencia de lo anterior, creemos que la segunda época de la revista surgió para contrarrestar todos los errores que cometieron en la primera época, así como para concretar las ideas de su fundador, lo que le conllevaría a editar una serie de números en los que su palabra es la idea en la que giran los demás artistas y teóricos que lo acompañan.

Si tratamos la maquetación de ambas revistas, vemos también varias diferencias claras que nos ayudan con nuestra comparativa: en la primera época de Cercle et Carré los textos se maquetan en doble columna, con el texto en francés y acompañado de imágenes. Sin embargo, en la segunda época, se maqueta en una única columna central y el texto está en castellano, incluyéndose las imágenes en los márgenes derecho e izquierdo, generando una estructura visual mucho más llamativa que la primera época, pues al ser en su mayoría únicamente texto, la carga visual es mucho más pesada e incluso puede resultar aburrida para el lector.

Por último, en cuanto al contenido de las dos épocas de las revistas, debemos apuntar que no es una revista que fuese realizada para ser un catálogo de obras y artistas, sino que su principal objetivo era teorizar acerca del arte en todas sus vertientes, ya fuera en arquitectura, escultura o pintura, como música o cine, con reflexiones ligadas a la filosofía y la estética.

Por lo tanto, nuestra investigación nos lleva a encontrarnos con una revista en la que participa una lista abundante de artistas reconocidos que contribuyen a buscar esta idea de arte universal, partiendo de la plástica y la abstracción.

Cada artista, en la primera época parisina, aportó un pequeño espacio en el que cada uno expresaba lo que debía significar el arte para él o ella, reflejando y justificando su expresión y proyección artística.  Como ejemplo de ello podemos hablar de Vera Idelson, quien en el número uno de Cercle et Carré dice sobre el arte “Por el control de una severa disciplina espiritual estableciendo el principio del espíritu sobre el imperio de los sentidos y sensaciones. Por encima de las miserias humanas, Arte = perfección, claridad, pureza, orden, estabilidad = armonía”.

Por el contrario, la revista de Uruguay ofrece una amplia variedad de aportaciones teóricas sobre el arte de artistas y escritores hispanos en su mayoría, pero estos artistas no teorizan presentando su visión estética del arte, sino que teorizan para justificar la existencia de estilos artísticos y su surgimiento como el superrealismo, el dadaísmo o el naturalismo. Esta segunda época de la revista presenta, por tanto, un concepto que nos parece más estricto en cuanto a contenido, quedando la libertad del autor más restringida al tener establecidas unas premisas de antemano acerca de cuál es la temática que deben tratar los artistas en cada número. Además, hacen mayor hincapié en las exposiciones sobre arte abstracto, como la de Turín de 1935, mientras que en Cercle et Carré, únicamente se había dedicado el segundo número a las críticas de las exposiciones.

Aunque, como hemo visto, existen numerosas diferencias entre ambas épocas de la revista, debemos destacar también algunas similitudes.

En primer lugar, debemos hablar de la cantidad de fotografías de las obras de los artistas o de la imagen de los propios artistas, pues en ambas épocas de la revista existe una amplia cantidad de imágenes, ya sea sobre pinturas, esculturas o arquitecturas, que ayudan a dotar de ritmo a la revista y evitar un exceso de textos que aburran al lector. Por lo tanto, creemos que esta revista, en sus dos épocas, presenta un contenido bastante visual y que puede ser atractivo para el público.  

También, siguiendo con estas similitudes que las enlaza directamente, debemos hablar de la homogeneidad de las revistas, pues ambas épocas están editadas y maquetadas en blanco y negro, sin nada de color, lo que nos parece bastante grave puesto que la mayoría de las obras destacan y son puras por su cromatismo, algo que es muy imaginativo, pues un lector de la revista que no haya conocido las obras por su cuenta no podrá averiguar qué colores está tratando ya que no se hace apenas mención o descripción de lo que están mostrando. Aunque sí debemos recalcar que se introducen el título y artista que lo ha realizado, algo que actualmente es bastante útil, pues con los diferentes recursos tecnológicos o manuales sobre arte podemos encontrar con facilidad dichas obras.

Por lo tanto, aunque las revista Cercle et Carré y Círculo y Cuadrado son para la divulgación de ideas de los artistas y el arte, apreciamos que esta parte visual no está del todo conseguida, puesto que si nos remontamos a los años 30 del siglo XX no muchos lectores entenderían de qué tipo de obra se trataría, puesto que los recursos eran bastante limitados y la gama cromática de blancos y negros no aportarían tantas soluciones como si la revista estuviera maquetada y editada en color.

En conclusión, en esta investigación comparativa entre las dos épocas de la revista vemos cómo, aunque a simple vista pueden presentar cierto parecido, con una investigación más profunda encontramos diferencias en cuanto a su estructura, su maquetación, su forma y su contenido, posiblemente esta segunda época haya sido realizada para enmendar errores de la primera y así, surgiendo un contenido mucho más estructurado y menos pesado, haciéndolo más atractivo y ayudando a conocer a estos artistas que quisieron ser partícipes de estas dos revistas y, por lo tanto, de un nuevo grupo de artistas que buscaron un arte universal.

 

Notas

[1] Torres Cueco, Jorge, La recherche patiente. Le Corbusier 50 años después: General de Ediciones de Arquitectura, Universidad Politécnica de Valencia, Valencia, 2018, pp. 316-327. 

[2] Seuphor, Michel, Le style et la cri. Quatorze essais sur l’art de ce siécle, París: Editions du Seuil, 1965, p. 112.

 

Berta Sierra López y María Moreno Mesuro. Grado de Historia del Arte, 3er Curso, 2021-2022