Departamentos

Nuestro Departamento

 

El Departamento de Filología Clásica agrupa una amplia nómina de especialistas que enseñan e investigan en muy diversos campos de los estudios sobre el Mundo Antiguo, unidos, en su común condición de filólogos –helenistas, latinistas, estudiosos de la lingüística indoeuropea–, por la consideración y el uso del texto como vía fundamental de acceso al conocimiento de la Antigüedad Clásica.

El número y variedad de las líneas de trabajo que se desarrollan en el Departamento refleja y da cuenta de la rica complejidad que encierra la historia y la cultura de Grecia y Roma, desde sus albores hasta el final de la Antigüedad, y aún más allá, pues la suya es una andadura que trasciende su tiempo y avanza conforme Europa se interna en la Edad Media, el Renacimiento, el Humanismo, la Modernidad… hasta nuestros días.

De esta manera, si la Antigüedad Clásica, que ha guiado de forma decisiva la deriva histórica y cultural de Europa, es objeto principal de los estudios que se desarrollan en el Departamento, también en esos otros períodos, que tanto deben a aquélla, tienen puesta su mirada los profesores e investigadores del Departamento. En cada caso, desde una perspectiva propia y diferenciada: la lengua, la literatura, la historia de los textos, la cultura, el mito, la religión, la pervivencia de la cultura,,, una diversidad que alienta y favorece la colaboración, el enfoque interdisciplinar, y que paulatinamente está poniendo al descubierto nuevas capas, escondidas e intrigantes, de una Antigüedad que, a pesar de su lejanía, cada vez se revela más cercana y afín a nuestra Modernidad.

 

Historia, tradición, futuro

Los estudios filológicos sobre el Mundo Clásico existen en la Universidad de Madrid desde la fundación de la Universitas Complutensis por el Cardenal Cisneros en el siglo XVI y se han mantenido ininterrumpidamente hasta la actualidad. Así, la organización de los estudios en la Facultad de Filosofía y Letras en el año 1944, cuando se establece su división en varias Secciones, contempla ya, junto con Filología Románica y Filología Semítica, nuestros estudios de Filología Clásica, estudios que se han mantenido hasta nuestros días, a pesar de las múltiples reformas y divisiones de que han sido objeto los estudios de Filología. Y es que podemos afirmar que el comienzo de la Filología es el comienzo de la Filología Clásica, o viceversa. Y también inveterado se mantiene su objetivo general de preservar y difundir la riqueza cultural del Mundo Clásico, que constituye una de las bases definitorias y determinantes de la civilización occidental no sólo en términos de herencia, sino también como un elemento clave para la construcción de la identidad europea, esto es, como ancla, pero también como trampolín, por utilizar la imagen de Andrés Neuman en El equilibrista [aforismos y microensayos].

El título en Filología Clásica, uno de los más antiguos, consolidados y prestigiosos que existen en las universidades europeas, tiene por ello un perfil muy preciso y unos objetivos y competencias para el estudiante que presentan una notable uniformidad en todas las universidades y en todos los documentos técnicos elaborados por distintas instancias profesionales. Tiene como objetivos formativos generales dar un conocimiento amplio de la Antigüedad grecolatina en todas sus facetas (lingüística, literaria, histórica, cultural, humana, etc.), indagar sus orígenes y rastrear su pervivencia hasta nuestros días. Para el acceso y comprensión del pensamiento y la cultura del Mundo Antiguo el texto constituye un medio privilegiado e irremplazable, y la Filología Clásica, centrada en ese texto, constituye el camino metodológico para el estudio y exploración globales de ese texto que es puerta y camino de acceso a un período de nuestra historia que no sólo alumbra nuestro pasado, sino también ofrece las claves para la comprensión del presente y una atalaya privilegiada para otear nuestro futuro.

Todo lo dicho es muestra de continuidad y de mantenimiento de unos objetivos claros que no por tradicionales dan la espalda al futuro, pues nuestros estudios siempre han estado, y están, a la vanguardia de, por ejemplo, la aplicación de las Nuevas Tecnologías.

El Departamento de Filología Clásica en la actualidad

El Departamento de Filología Clásica es el resultado de la reciente fusión de los anteriores departamentos de Filología Griega y Lingüística Indoeuropea y de Filología Latina, que eran los responsables de la titulación. Como tal Departamento, desarrolla todas las funciones administrativas y de gestión que le son propias, destacando por su valor académico las relativas a la programación y organización de la docencia de las enseñanzas propias de las áreas de conocimiento de su competencia, además de la organización y desarrollo de los estudios de posgrado (máster y doctorado) y de la investigación relativa a las tres áreas que la componen, a saber, Filología Griega, Filología Latina y Lingüística Indoeuropea.

Caracterizan al nuevo Departamento de Filología Clásica su vitalidad y su carácter eminentemente abierto y completo, como puede comprobarse por las múltiples líneas de investigación que sus miembros desarrollan a través de proyectos y equipos de investigación, o de sus propios trabajos individuales, y de las revistas que edita, Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Griegos e Indoeuropeos y Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos. Pero, además, otra característica del Departamento es su transversalidad y su capacidad de colaboración con otras áreas de conocimiento, de modo que su proyección va más allá de los límites estrictos de la Filología Clásica, con una importante presencia en otras titulaciones, no solo de la Facultad de Filología, tanto de grado como de postgrado, en las que nuestros profesores imparten materias de distinta naturaleza.

El Departamento de Filología Clásica es consciente del papel que deben desempeñar sus enseñanzas en la sociedad que vivimos y ha aprendido a crecer y adaptarse a las distintas coyunturas. En estos tiempos por los que atravesamos, no muy favorables para nuestros estudios, y una vez consolidado el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), creemos firmemente en la necesidad de estar presentes en la Enseñanza Secundaria y el Bachillerato para poder sentar las bases de una educación universitaria realmente humanista. Por ello, avanzamos en el doble convencimiento de que, por supuesto, las lenguas clásicas deben estudiarse per se, pero también deben consolidarse definitivamente como un complemento para la formación de cualquier estudiante.

En tiempos de prisas y superficialidad

En esa línea, uno de los grandes desafíos de la enseñanza universitaria que hacemos propio es el de superar el reduccionismo que concibe la educación como mera formación, es decir, como mera transmisión de datos o de técnicas, y promover, en cambio, la sabiduría y el sentido crítico como objetivo último de nuestra labor como docentes. En un mundo como el actual, prisionero de la inmediatez, en el que la tecnología ocupa cada vez más espacio, es imprescindible luchar por un humanismo que abogue por la pausa y esté provisto de la lucidez necesaria para saber mirar al otro. En esa esfera se sitúan las Humanidades, que no sólo aportan conocimiento, sino también capacidad de reflexión crítica. La Filología Clásica, la Filología por antonomasia, es, en su acepción más alta (fruto del entrelazamiento con la filosofía, el arte, la vida), una educación para la profundidad: consiste, como lúcidamente avisó Nietzsche, en «enseñar a leer bien, es decir, lenta, profunda, respetuosa, cuidadosamente, con cierta malicia y con las puertas siempre abiertas, con sensibilidad en la mirada y en el tacto» (Aurora, 1885).