Número 8 (2012)

Revista Digital de Iconografía Medieval

La piedra de la locura

Irene GONZÁLEZ HERNANDO

Resumen: El tema de la extracción de la piedra de la locura se halla en la bibliografía francesa con la expresión pierre de tête o pierre de folie y en la inglesa con la expresión the cure of folly.

Es un tema que cuenta con abundantes fuentes escritas y antropológicas desde la Prehistoria en adelante, si bien el arte se hace eco de él tan solo en el ámbito de la pintura flamenca entre los siglos XV y XVIII. Pese a lo acotado de este tema y a su relativa escasa incidencia en el mundo medieval, merece ser incluido en una revista de temática medieval por aparecer en las obras de dos autores de gran trascendencia, por un lado en los escritos del médico persa Rhazes (siglo IX) y por otro lado en una pequeña tabla pintada por El Bosco a fines del siglo XV, que forma parte de los fondos del Museo del Prado y que, como veremos en el apartado extensión geográfica y cronológica, es un excelente colofón del arte medieval y un buen ejemplo de la transición hacia el mundo moderno.

Además, ambos autores, Rhazes y El Bosco, vienen a demostrar cómo el mundo medieval no supone, en absoluto, una ruptura con los precedentes de la Antigüedad, sino más bien una vía o canal ininterrumpido de reelaboración de temas antiguos que se proyectan después en la Edad Moderna.

Palabras clave: extracción de la piedra de la locura; trepanación craneal; neurocirugía; medicina; pintura flamenca; arte bajomedieval; Edad Moderna.


Hércules

María PANDIELLO FERNÁNDEZ

Resumen: Hércules es la versión romana del héroe griego Heracles. Su nombre griego quiere decir “la gloria de Hera”. Su existencia se debe a la relación adúltera de Zeus que motivó la furia de Hera al engendrar a Hércules en Alcmena haciéndose pasar por Anfitrión. Hércules soporta a lo largo de su periplo una dualidad que lo marca y lo define; por un lado la protección de Zeus y por el otro la furia de Hera que pone obstáculos en su camino.

Hércules se manifiesta como un luchador de fuerza y valores excepcionales. Una fuerza que en ocasiones se revela como excesiva y peligrosa si no está encauzada con juicio, véase por ejemplo el trágico fratricidio que protagoniza después de haber sido condenado a la enajenación por parte Hera.

Los trabajos de Hércules son ejemplo de perfeccionamiento y liberación individual. Así, el héroe inicia su biografía dominado por una fuerza y una lascivia descontrolada. Pero tras superar las pruebas que se le imponen conoce un perfeccionamiento gradual que le lleva, tras su apoteosis, a las estrellas en forma de constelación. En este momento se produce la reconciliación con Hera.

Hércules representa así, la búsqueda de la virtud, la fuerza de espíritu y el impulso civilizador. Lo encontramos frecuentemente siendo víctima de sus propias flaquezas, lo que le lleva a estados de decadencia y negligencia espiritual. Estas crisis generan una dialéctica que desemboca en la redención individual, erigiéndose así como la imagen de la virtud y la fuerza que unida al control de las pasiones lleva a transcender sus propios vicios.

La polivalencia de su signo le lleva a superar barreras cronológicas y a metamorfosearse en diversas alegorías, adaptándose a conceptos distintos. Así encontramos a Hércules en el arte funerario, como constelación en tratados de astrología, como alegoría de la fuerza y resistencia cristiana, y finalmente como figura de proyección política.

Palabras clave: Hércules; iconografía medieval; fuerza espiritual; virtud; impulso civilizador.


El grifo

Noelia SILVA SANTA-CRUZ

Resumen: Dentro del repertorio iconográfico medieval se identifica con frecuencia la imagen del grifo, un ser fantástico que adopta el aspecto de un felino alado y cuyo origen remoto se rastrea en las antiguas civilizaciones del Próximo Oriente, alcanzando una gran difusión en la Antigüedad Clásica. Esta criatura desempeñó frecuentemente en el Medievo el papel de guardián, desarrollando un destacado valor apotropaico y de protección a los difuntos. Asimismo, como muchos otros elementos de la mitología antigua, fue incorporado a los bestiarios, siendo moralizado y pasando a integrar los programas iconográficos figurativos religiosos, adoptando variados –y a veces contrapuestos– significados, ya fuera como encarnación de Cristo o del propio Satán.

Palabras clave: Grifo; Bestiario medieval; Animal mítico


La Epifanía

Laura RODRÍGUEZ PEINADO

Resumen: Con el término Epifanía nos referimos a la representación de los tres Reyes Magos en el momento de adorar al Niño en Belén y ofrecerle sus presentes. La Epifanía es la primera Teofanía, esto es, la primera manifestación del Hijo de Dios eligiendo a unos gentiles para indicar la universalidad de su mensaje salvífico. Es uno de los episodios más característicos y representados del Ciclo de la Infancia de Cristo porque con él la Iglesia quiere simbolizar la idea de salvación para toda la humanidad, no solo al pueblo de Israel, como simboliza la Adoración de los Pastores.

Palabras clave: Epifanía; Adoración de los Reyes; Adoración de los Magos; Los Tres Reyes Magos; Los Magos de Oriente; Ciclo de la Infancia.


David músico

Francisco de Asís GARCÍA GARCÍA

Resumen: La imagen de David como intérprete musical fue una de las más extendidas del rey bíblico en los siglos medievales. Junto a los Ancianos del Apocalipsis y la figura del ángel músico, constituyó uno de los paradigmas visuales de la música sacra. Su iconografía se apoya en pasajes bíblicos que describen las prácticas musicales del monarca: como pastor en su juventud, en la corte de Saúl o, ya como rey, al recibir el Arca de la Alianza en Jerusalén. A todo ello se sumó la consideración de David como salmista, determinante en la reputación musical del monarca. Pese a concurrir en algunos ciclos narrativos davídicos o veterotestamentarios, resultó habitual representar el tema de forma autónoma.

Palabras clave: Rey David; Antiguo Testamento; música; salmos; salterio


El ciclo de Judith

Mónica Ann WALKER VADILLO

Resumen: La historia de Judith comienza con los ejércitos asirios sitiando la ciudad de Betulia en Israel. Nabucodonosor envió a su general, Holofernes, a destruir a sus enemigos instigándole a que no cogiera prisioneros. Con esta idea en mente, Holofernes cortó todas las vías de abastecimiento de la ciudad y apostó soldados en los manantiales que proveían agua a los habitantes de Betulia. Ante tal adversidad, los judíos que vivían en la ciudad empezaron a desesperarse y a considerar la rendición para salvar la vida. Cuando ya habían decidido que en cinco días abrirían las puertas de Betulia, una mujer, Judith, viuda de Manasés, se rebeló e informó a sus conciudadanos que Dios no les había abandonado y que le dieran tres días antes de abrir las puertas de la ciudad. Con la bendición de los ancianos, Judith se quitó las ropas de viuda y se engalanó con sus mejores sedas y alhajas. Llamó a una de sus sirvientas y tras preparar una comida cuantiosa y de guardar un buen vino, ambas salieron de la ciudad camino del campamento enemigo. Las dos mujeres fueron detenidas por soldados asirios y después de un breve interrogatorio, donde Judith les informó que iba a traicionar a su pueblo para que el ejército asirio conquistara Betulia, fueron llevadas inmediatamente ante el general Holofernes. Éste se alegró ante la traición de Judith y se quedó prendado de su belleza. Asignó una tienda para la mujer judía y su sirvienta y le preguntó a Judith que cuándo le daría la tan deseada información. Judith le contestó que durante tres días rezaría al alba y al anochecer y que cuando Dios así lo dispusiera ella informaría al general. Judith pidió permiso al general para que los soldados no la molestaran cuando saliera a rezar y así lo dispuso Holofernes. Sin embargo, Holofernes seguía obsesionado con la belleza de la mujer y la invitó a que yaciera con él por su propia voluntad. Judith accedió y, ya en su tienda, le dio de su propia comida y le invitó a ingerir una cuantiosa cantidad de vino. Holofernes, embriagado, se recostó en su lecho. En ese momento, Judith tomó la espada del general y en dos golpes certeros seccionó su cabeza. Llamó a su sirvienta y le pidió que pusiera la cabeza dentro de una cesta. Después ambas salieron al alba como si fueran a rezar y los soldados las dejaron pasar ajenos al hecho de que su general había muerto. A primera hora de la mañana, los soldados asirios se reunieron para asaltar la ciudad pero pronto se enteraron de la macabra noticia: la cabeza de su general se encontraba en una estaca enfrente de las puertas de Betulia. El ejército aterrorizado y sin liderazgo salió huyendo convirtiéndose en presa fácil para el ejército judío.

Palabras clave: Judith; Holofernes; Betulia; Antiguo Testamento; Iconografía Cristiana; Baja Edad Media.