9 JUN 2020 - 10:13 CET

Por Nina Cohen, Rosa Suria, Jesús Heredero y Andrea Gómez.

El sector de los eventos es uno de los que se ha visto más afectado por el COVID-19. Veamos cómo se ha reaccionado hasta el momento y las futuras medidas que se van a tomar para su desarrollo.

No hay duda de que la crisis del coronavirus que nos ha tocado vivir ha dejado a muchos sectores fuera de combate. Desde que nos anunciaron el estado de alarma, hemos sufrido un completo parón en nuestras vidas, impensable hasta que no nos vimos metidos de pleno en el confinamiento.

Una de las medidas más duras, quizás, haya sido la del distanciamiento social. Nunca nos habíamos parado a pensar en la cantidad de veces que teníamos contacto directo con otras personas: en los medios de transporte, en el trabajo, en los bares, en las tiendas, en la universidad… Es decir, la gran mayoría de nuestro tiempo, de trabajo y ocio, implican tener un contacto de menos de dos metros con otras personas.

Es por eso por lo que uno de los sectores que se ha visto más afectado es el de los eventos. Los organizadores de eventos viven de crear actividades presenciales en las cuales es indispensable la interacción física. Además, la clave de que éstas alcancen el éxito es toda la experiencia que se crea alrededor de las personas que asisten al evento y, para ello, es fundamental la implicación directa en él.

En el caso de España, se trata de una industria muy destacable, con ciudades con Madrid y Barcelona que se encuentran año tras año en el ranking de ciudades para celebraciones de eventos. Esto se debe en parte, a que somos capaces de aprovechar todas las infraestructuras turísticas de las que disponemos y poder sacarles el máximo partido. Como ya sabemos, España es un país que vive prácticamente del turismo. En concreto, el sector aporta casi un 15% al PIB español, lo que supone un impacto considerable en la economía nacional.

Pero la peor parte no se la ha llevado las empresas que se encargan de organizar estos eventos, tantos las pymes como los “free lance” que actúan como intermediarios para su organización; podríamos decir que la peor parte se la han llevado todos los trabajadores que se encargan de que todo esté a punto durante el desarrollo del evento: medios audiovisuales, luz, sonido, decoradores, catering, animación, espacios, azafatos, intérpretes, transportistas…

 
¿Cómo ha reaccionado el sector?

Ya resultó sorprendente que uno de los eventos más importantes a nivel mundial, el Mobile World Congress, no se fuera a celebrar en febrero de 2020. Según datos de la GSMA, el congreso recibe 109.000 visitantes de 200 países, 7.900 CEOs de empresas, 2.800 compañías tecnológicas, 3.640 analistas y periodistas de cientos de medios, y más de un millón de reuniones de negocios durante los cuatro días de celebración del mismo. Pero la gota que colmó el vaso fue que un lugar como IFEMA, uno de los mayores centros de celebración de eventos por su majestuoso espacio, se convirtiera en un hospital de campaña que acogía miles de camas para los enfermos de coronavirus.

A pesar de que se han cancelado el 98% de los eventos, la industria no se ha dado por vencida. Al igual que ha pasado con los trabajos, algunos eventos han decidido elegir la opción digital para su celebración. En el entorno empresarial, se están utilizando eventos virtuales, concretamente los webinars. Las principales ventajas de elegir la vía digital es que se rompen todas las barreras de restricción; además de que no existe un horario delimitado, tampoco existe un aforo concreto de personas que pueden acudir al evento, por lo que esto beneficiaría a la proyección de numerosas empresas. También se evita el desplazamiento, el transporte, el alojamiento en hoteles… Así como todo el mercado indirecto que influye en los eventos presenciales. En definitiva, podemos decir que nos ahorraríamos bastante dinero.

Un claro ejemplo de evento virtual es el Summer Game Fest 2020, en sustitución del E3 2020 (Electronic Entertainment Expo, la feria más grande de videojuegos en el que se reúnen grandes figuras de la industria de todo el mundo para presentar sus novedades de cara al futuro). Este evento se ha dispuesto de mayo a agosto, en el que cada empresa tendrá su momento protagonista para explicar futuros proyectos y, además, habrá contenido jugable en Steam, Xbox y otras plataformas todavía no anunciadas y totalmente gratuitas.
 
¿Cuál es el futuro de los eventos?

Es bastante viable celebrar una feria como el Summer Game Fest de forma virtual, pero ¿qué pasa con aquellos eventos que no pueden hacerlo? Muy a su pesar, se acudirá a la posposición del mismo. En cuanto el virus nos deje respirar un poco, se volverá a la celebración de eventos presenciales. Sin embargo, serán más locales y pequeños, con un aforo más limitado, por lo menos hasta que se pierda el miedo y recuperemos la “normalidad”. Además, serán más limitados en el tiempo -intentarán hacerse más cortos para evitar el contacto físico-, y se buscará una mayor flexibilidad para cambiar las condiciones del mismo y para su cancelación si fuera necesario.

Aunque la clave de los eventos sean las mismas personas, también se intentará que éstas se sientan como el epicentro del evento, parte del núcleo que lo sustenta. Lo que se pretende es emocionar, sorprender al visitante, por lo que a su vez deberán ser más notorios y creativos, con el fin de que nadie pueda negarse a acudir por miedo a perderse una gran experiencia.

En este sentido, podríamos decir que nos quedamos más tranquilos, ya que los eventos presenciales no van a desaparecer. Simplemente, en algunos casos, se apostará más por las herramientas digitales, pero sólo en caso de que sea necesario. Tal y como hemos explicado, las personas necesitamos del contacto físico y del cara a cara para que nuestras relaciones tengan éxito, para poder comunicar plenamente. Y esto no nos lo puede dar una pantalla.

Imagen: Diario de Madrid.