Grupos de investigación

291. Galeria, revista y arte negro

 

 

 

Alfred Stieglitz, Picasso, Braque Exhibition. 291 Gallery, Nueva York, 1915. The Metropolitan Museum, Alfred Stieglitz Collection, 1949

 

 

Alfred Stieglitz, Brancusi Exhition. 291 Gallery, Nueva York, 1914. The National Gallery of Art. Alfred Stieglitz Collection

 

Revista 291  


 
Galería 291

 

Fundada y dirigida por Alfred Stieglitz, y situada en la Quinta Avenida de Nueva York[1], la galería estuvo en funcionamiento entre 1905 y 1917. Su apertura supuso un acontecimiento fundamental para la recepción e impulso del arte de vanguardia, y fue el lugar donde expusieron artistas como Matisse o Picasso.

El primer nombre de la galería fue Little Galleries of the Photo-Secession, indicando en él su propósito: dedicarse principalmente a mostrar trabajos fotográficos. En 1907, Stieglitz amplio la galería mediante la anexión de un espacio contiguo, lo cual, junto con las opiniones encontradas respecto al nombre de la galería, no gustó a los miembros del movimiento fotográfico, lo que provocó discusiones entre Gertrude Käsebier y Stieglitz. En definitiva, esta ampliación supuso el inicio del fin del movimiento, el cual se reconoce disuelto hacia 1913.

El objetivo de Stieglitz era alternar las muestras de fotografía con la presentación de los trabajos realizados con otros medios y soportes, incluidos la reproducida en otros medios de comunicación; es decir, no intentó introducir la vanguardia en Estados Unidos sino hacer una reflexión sobre los principios fotográficos. En 1907 llevó a cabo la primera exposición no fotográfica, donde se expusieron obras de la artista Pamela Colman Smith. En enero de 1908 presentó el trabajo de Auguste Rodin, centrada en sus dibujos, hecho que sorprendió a críticos como McCormick, quien decía: “De hecho, estos dibujos nunca deberían haberse mostrado en ningún otro lugar que no fuera el estudio de esculturas, ya que simplemente son estudios de la forma humana —principalmente de mujeres desnudas— que son demasiado puramente técnicos para tener mucho interés general, excepto que de un tipo no muy elevado. Despojados de toda 'atmósfera artística', se presentan como dibujos de mujeres desnudas en actitudes que pueden interesar al artista que las dibujó, pero que no están para exhibición pública…”.[2]

En abril de 1908 abrió una exposición de dibujos de Henri Matisse, que no fueron bien recibidos por parte del público, quien tachó al artista de loco. Algo parecido sucedió con Rodin, los estadounidenses no eran conocedores del arte primitivo de vanguardia y sirvió como una prueba del nuevo arte. Durante los siguientes años, la galería comenzó a tener demanda en el ámbito expositivo para dar a conocer a los artistas vanguardistas, de manera que en 1909 se expusieron obras de artistas europeos y estadounidenses, como John Marins o Alfred Maurer. En 1910, Stieglitz y Edward Steichen organizaron la exposición de nueve jóvenes “pioneros” estadounidenses, formada por Dove, Fellows, Brinley, Hartley, Marin, Maren, Steichen y Weber, con una temática única y novedosa. Finalmente, las dos últimas exposiciones del año 1911 las protagonizaron Paul Cézanne y Pablo Picasso. Respecto a este último, fue la primera vez que expuso en el escenario estadounidense y para lo cual se seleccionó una serie de 83 dibujos, acuarelas, carboncillos y aguafuertes, todo ello relacionado con la evolución del pintor en el cubismo.[3] Debido al estallido de la Primera Guerra Mundial, y a la crisis económica que causó, la galería 291 cerró en 1917.[4]

 

Colaboradores de la revista 291

La revista de arte y literatura 291 fue un trabajo realizado por un grupo de cuatro figuras ilustres dentro del círculo de las artes del momento. Este cuarteto estaba compuesto por Alfred Stieglitz, Marius de Zayas, Agnes E. Meyer y Paul Haviland.

Alfred Stieglitz (1864-1946) era un fotógrafo norteamericano de familia judio-alemana que empezó a investigar en la fotografía las distintas capacidades que poseía la pintura. Creó una galería de arte en Nueva York para publicar su material artístico, galería que tendría el mismo nombre que la revista que se elaborará de posteriormente, 291. Fue pareja de la pintora Georgia O'keeffe, la cual participó en la galería de su marido de manera activa y ejemplificaba el alma de la galería. En sus inicios estudió ingeniería y química, puente que le sirvió para apasionarse por la fotografía y todo el proceso que tiene detrás.[5] A los dieciséis años ya era un fotógrafo de renombre; aun así, se dedicará a la promoción artística mediante la venta de arte, lo que le llevó a la creación de galerías, como fue 291, The Intimate Gallery y An American Place, las cuales funcionaron como espacios de encuentro y debate, donde exponían obras y se argumentaban propuestas, sin olvidar la promoción del arte moderno.[6]

Marius de Zayas (1880-1961) fue un artista, escritor, galerista y mecenas de origen mexicano. Empezó a colaborar con Stieglitz en 1909, siendo el principal gestor de la revista Camera Work y de la Galería 291. Fue en esta galería donde se realizó, con su colaboración, la exposición de escultura africana en 1914; y además fue artífice de la puesta en marcha y fundación de la revista 291.[7] Un año después abriría su propio proyecto, la Modern Gallery, junto a Agnes E. Meyer, donde pusieron a la venta esculturas mexicanas prehispánicas. Su propósito era que ese “arte otro” fuera comprendido en la sociedad contemporánea.

Agnes Ernst Meyer (1887-1970) fue una coleccionista de arte, periodista y activista de los derechos civiles de Nueva York. Participó de manera activa en la revista 291, como ejemplifica el número 2, donde la propia Meyer publica una poesía visual, siendo uno de los primeros ejemplos de este tipo de experimentación con el lenguaje y la imagen en Estados Unidos. Esposa del financiero Eugene Meyer, quien financia la revista 291. Sería gracias al poder y al estatus social que poseían la pareja, adquirido por el crédito que les otorgó el presidente de los Estados Unidos Lyndon Jhonson por el apoyo hacia la ley de Educación Primaria y Secundaria, por lo que su presencia en la revista y en el panorama artístico del momento fue de vital importancia.[8]

El francés Paul Haviland (1880-1950) fue crítico de arte y de fotografía, además de escritor. Al presenciar un estancamiento de artistas en la revista, decide asociarse a ella e impulsar su fama, ayudando de manera directa también a la galería homónima. Así fue como terminó siendo uno de los editores de la revista, reformulando la revista 291 como un medio para ampliar la vanguardia norteamericana.[9]

 

291. Arte negro y arte de vanguardia

En el número 12 de 291, que fue el último de esta revista, el arte negro queda convertido en su principal protagonista. La revista se hace eco de este modo del lugar que se le ha reservar al arte negro, al arte no occidental y al arte primitivo en el desarrollo del arte moderno. De este modo lo afirma Marius de Zayas en su ensayo “Modern Art…. Negro Art…”, publicado en dicho número: “El arte moderno no es individualista ni esotérico, menos una expresión de generación espontánea. Se muestra cada vez más francamente un arte de descubrimientos. El Arte Moderno no se basa en fenómenos plásticos directos, sino en epifenómenos, en transposiciones y en evoluciones existentes. En sus investigaciones plásticas descubrió el arte moderno Arte Negro”.[10] Con su texto, Marius de Zayas sostiene que la evolución expresiva del arte moderno en Europa y Estados Unidos pasa por la recepción y asimilación -el descubrimiento de los valores plásticos y estéticos- del arte negro,[11] y concentra en Picasso a su principal hacedor. “Picasso fue su descubridor. / Introdujo en el arte europeo, a través de su propia obra, los principios plásticos del arte negro, punto de partida de nuestra representación abstracta.”[12]

Como aspectos de relato legendario, se sostiene que Picasso entró en contacto con el arte negro por primera vez cuando, una tarde tormentosa de verano de 1907, visitó el Museo de Etnografía del Trocadero en París.[13] Fue en esa visita en la que el artista reconoció que el poder estético y espiritual del arte africano podían actuar en el desarrollo de soluciones plásticas y formales en  la obra que estaba realizando: Las señoritas de Avignon.[14] Sin embargo, se sabe que Picasso no tuvo su primer contacto con el arte negro en aquella visita al Museo del Trocadero de París, sino que conocía este arte a través de las colecciones de arte moderno de Gertrude Stein[15] y las colecciones de estatuillas y máscaras africanas de André Derain y Maurice Vlaminck. Del mismo modo, Picasso no fue el primer artista moderno que entró en contacto con el arte negro ni el primer coleccionista de este tipo de artefactos. Vlaminck fue el primero de ellos que desarrolló una extensa colección de arte negro, la cual visitaron un gran número de artistas, tales como Matisse[16], influyendo así a la estética de sus obras, como en el caso de La danza (1910). Quizás ha sido la preeminencia del nombre de Picasso y su reconocimiento internacional lo que ha llevado a considerar que él fue el descubridor del arte negro. Aun así, Picasso también compuso una extensa colección de arte africano, la cual fue de tal envergadura y calidad que prestó obras para exposiciones como Exposición de arte indígena de las colonias francesas (1923).[17] Frente a la crítica por la inclusión de la estética y la plástica del arte negro por parte de algunos académicos, Marius de Zayas, en su ensayo publicado en 291, defiende esta nueva estética:

El arte negro ha influido así directamente en nuestra comprensión de la forma, enseñándonos a ver y sentir su lado puramente expresivo y abriéndonos los ojos a un nuevo mundo de sensaciones plásticas. / Si a través del arte europeo hemos adquirido la comprensión de la forma, desde el punto de vista naturalista, llegando a la representación mecánica, el arte negro nos ha hecho descubrir la posibilidad de dar expresión plástica a la sensación que produce la vida exterior, y en consecuencia, también, la posibilidad de encontrar nuevas formas de expresar nuestra vida interior.[18]


Esas características plásticas del arte africano se pueden observar por primera vez en Picasso en Las señoritas de Avignon, obra en la que estaba embarcado durante su visita al Museo del Trocadero de París. En esta obra, Picasso ha representado a cinco prostitutas a las que ha reducido a simples cuerpos u objetos carnales esquematizados, interesándose únicamente por su comportamiento en el espacio. Lo interesante de esta obra es la influencia del arte africano, ya que presenta a las cinco mujeres con rostros simplificados que recuerdan a las máscaras africanas. Aquí, la mención a la máscara y a la africana en particular está vinculado con la posibilidad de ocultamiento de una identidad y la construcción de otra; además, Picasso tenía la creencia de que estas máscaras poseían un poder de protección,[19] por lo cual se puede explicar su extensa colección de arte negro. La esquematización de los rostros y de los cuerpos, así como su inspiración en el arte africano, se debe a que su único interés es representar la verdad y no imitar la realidad ni representar imágenes creadas por la imaginación. Marius de Zayas defiende esta idea en su ensayo publicado en 291: “La teodicción de los principios plásticos del arte africano en nuestro arte europeo no constituye una retrogradación o una decadencia, pues a través de ellos hemos realizado la posibilidad de expresarnos plásticamente sin recurrir a la imitación directa o al simbolismo fantasioso”.[20] En conclusión, la estética y la plástica del arte negro fue de vital importancia para el desarrollo del arte moderno, de vanguardia y contemporáneo, como el Expresionismo.[21] Esta idea fue apoyada y defendida desde las páginas del número 12 de la revista 291, en el cual los autores lograron aunar la noción de difusión con el medio revista.

 

Notas

[1] NAUMANN, F. M. (2009), “Marius de Zayas and Alfred Stieglitz Part Ways: The Publication of 291 and Formation of the Modern Gallery”, Francis Naumann. Recuperado de: http://www.francisnaumann.com/PUBLICATIONS/291%20entry.pdf (23 abril 2022).

[2] NORMAN, D. (1960). Alfred Stieglitz: un vidente estadounidense. Nueva York: Random House, pp. 72-73.

[3] SCHIEB, B. (2008). Alfred Stieglitz y Galería 291. Una revolución del arte moderno antes del Armony Show. Recuperado de: https://web.archive.org/web/20080311152101/http://www.smu.edu/ecenter/discourse/schieb2.htm#_edn11 (24 abril 2022).

[4] COLORADO NATES, O. (2016). “La Foto Secesión (1902-1917)”. Informes Fotográficos de la Universidad Panamericana, p. 10. Recuperado de: https://oscarenfotos.files.wordpress.com/2016/06/5-la-foto-secesion.pdf (23 abril 2022)

[5] BALKEN, D. B., SZARKOWSKI, J., WHELAN, R., & NAEF, W. (1996). “Stieglitz”. Art Journal, 55(2), p. 105. Recuperado de: https://doi.org/10.2307/777754

[6] ROSE, P. (2019). Alfred Stieglitz: Taking Pictures, Making Painters. Londres: Yale University Press, pp. 1-7.

[7] MOYSSÉN, X. (1983). “Marius de Zayas en México”. Anales Del Instituto De Investigaciones Estéticas, 14(53), pp. 127-129. Recuperado de: https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.1983.53.1223

[8] DANIELS, M. C. J. (1987). “291” and cultural criticism : to see through closed eyes (T). Vancouver: University of British Columbia, pp. 3-4. Recuperado de: https://open.library.ubc.ca/collections/ubctheses/831/items/1.0097259

[9] COLE, L. (2020). “¿Qué es 291?”, Journal of Avant-Garde Studies, 1(1), p. 11. Recuperado de: https://doi.org/10.1163/25896377-00101001

[10] Veáse “291” (Gallery). Nueva York, 1915-1916, nº 12, p. 2. Disponible en https://ucm.on.worldcat.org/v2/oclc/969568194

[11] Junto al descubrimiento del arte negro en el mundo occidental para el desarrollo del arte moderno, también hay que incluir el descubrimiento de otras tantas culturas y expresiones artísticas como el arte gótico o el arte oceánico. OCAMPO, E. (2006), Primitivismo y arte primitivo, Barcelona: Universitat Pompeu Fabra, pp. 1-2.

[12] Veáse “291” (Gallery). Nueva York, 1915-1916, nº 12, p. 2. Disponible en https://ucm.on.worldcat.org/v2/oclc/969568194

[13] Más conocido como el Museo del Trocadero de París. Es un museo que, como su propio nombre indica, se dedica a la etnografía, es decir, a la investigación y divulgación de la cultura y el arte de diversos pueblos. En este caso, el museo albergaba una enorme colección de arte africano, pero también de arte oceánico. LAURIÈRE, C. (2012). “Lo bello y lo útil, el esteta y el etnógrafo: El caso del Museo Etnográfico de Trocadero y del Museo del Hombre (1928-1940)”. Revista de Indias, 72(254), 35–66, pp. 36-37. https://doi.org/10.3989/revindias.2012.003

[14] Hélène Klein, conferencia: Arte africano y oceánico en la colección personal de Picasso, Museo Picasso Málaga, 2016. https://www.museopicassomalaga.org/programa-cultural/arte-africano-y-oceanico-en-la-coleccion-personal-de-picasso

[15] DAIX, P. (1982). Journal du Cubisme. Lausana: Editions d'Art Albert Skira, pp. 24-25.

[16] COHEN, JOSHUA I. “Fauve Masks: Rethinking Modern ‘Primitivist’ Uses of African and Oceanic Art, 1905—8.” The Art Bulletin, vol. 99, no. 2, 2017, pp. 136–65, http://www.jstor.org/stable/44972832 (2 mayo 2022)

[17] Hélène Klein, conferencia: Arte africano y oceánico en la colección personal de Picasso, Museo Picasso Málaga, 2016. https://www.museopicassomalaga.org/programa-cultural/arte-africano-y-oceanico-en-la-coleccion-personal-de-picasso

[18] Veáse “291” (Gallery). Nueva York, 1915-1916, nº 12, p. 2. Disponible en https://ucm.on.worldcat.org/v2/oclc/969568194

[19] IZQUIERDO MAYORGA, T. (2015) La influencia del arte africano en la obra de Pablo Picasso, Universidad de Zaragoza [Trabajo Fin de Grado], pp. 26-28.

[20] Veáse “291” (Gallery). Nueva York, 1915-1916, nº 12, p. 2. Disponible en https://ucm.on.worldcat.org/v2/oclc/969568194

[21] MORENO SÁEZ, M. (1999). “El primitivismo en el arte”. Arte, Individuo y Sociedad, 11(185), pp. 195-196.  https://revistas.ucm.es/index.php/ARIS/article/view/ARIS9999110185A

 

 

Marta Arias Jiménez, Roberto Gamonal Colmenar, Javier Peregrín Pizarro, Carolina Rodríguez López

Grado en Historia del Arte, 3er curso, 2021-2022