“El humor gráfico y las viñetas pueden ser un medio para transmitir ideas de sentido común de geopolítica”

Desde enero, la crisis del coronavirus ha protagonizado gran parte de las viñetas de periódicos y de medios de comunicación satíricos demostrando, una vez más, que no son simples dibujos. Heriberto Cairo Carou, investigador con dilatada experiencia del Departamento de Historia, Teorías y Geografía Políticas de la Universidad Complutense de Madrid analiza en Geopolítica(s). Revista de estudios sobre espacio y poder la geopolítica – discurso que espacializa la política internacional en un “mundo” interrelacionado – detrás de las viñetas de medios europeos que hirieron la sensibilidad del Gobierno de la República Popular China, así como el papel de la tira española de El Roto, sobre todo, en cuestiones sobre medio ambiente y pandemia.

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Viñetas de El Roto en El País el 16 de marzo y el 8 de abril, respectivamente. / El País.

Viñetas de El Roto en El País el 16 de marzo y el 8 de abril, respectivamente. / El País.

MARÍA MILÁN | Su investigación aborda la relación entre geopolítica y viñetas. Sobre la primera, ¿qué lección de geopolítica nos deja la crisis del coronavirus?

La pandemia ha puesto sobre la mesa los principios sobre los que se construye la modernidad en términos geopolíticos. La idea de que hay un interior, donde no corres peligro, y un exterior donde sí, dando igual que esta división la sitúes a nivel de tu casa o de todo el Estado, esto es común de los Estados modernos. El segundo tema es que las fronteras, que parecían que estaban en trance de desaparecer, han vuelto a ponerse en primer plano. Los europeos, en cualquier caso, tenemos una visión bastante sesgada porque creemos que nuestras fronteras entre los países de la UE, que tienden a desaparecer –con la libre circulación- son una representación de lo que ocurre en el mundo y no es cierto porque en otras zonas se construyen muros, incluso en las fronteras externas de la UE. Parecía que lo global y transnacional era cada vez más importante. El tercer elemento es la lucha por la supremacía entre los tres actores que parece que pueden actuar a nivel global: China, EEUU y la UE. Han sido tres formas diferentes de abordar la pandemia y lo interesante será ver qué pasará con la vacuna, dependiendo de qué país la consiga desarrollar. Hay elementos de escala global de la geopolítica que están por resolverse.

En este escenario, ¿cuál es el papel de las viñetas? 

Como siempre, la forma de interpretarlo es muy plural. La idea común es que son unos dibujitos que nos alegran y que dan un poco de color al periódico. Otra idea es que son meramente un artículo de opinión más. Desde hace unos años, en las corrientes de geopolítica crítica que se vienen desarrollando se considera que pueden ser un medio para transmitir las cosas que se dan por sentadas de la geopolítica, lo que consideramos como principios de sentido común (por ejemplo, la idea de que los Estados deben tener fronteras bien delimitadas). Pero también pueden servir para vincular críticas a las formas imperantes de entender un fenómeno. En el caso de “El Roto”, la geopolítica medioambiental es un elemento de crítica a algo que se olvidaba en medio de la pandemia.

¿Vale todo en el humor gráfico?

Cuando se referían a algunas de las viñetas que salieron en la prensa europea sobre el “virus chino”, la interpretación del gobierno de la República Popular China es que la libertad de expresión tiene un límite. La respuesta de estos medios es que la libertad de expresión es absoluta y no se puede limitar bajo ningún concepto. Yo creo que tenemos que intentar analizar las miradas detrás de cada una de las posiciones. En ese sentido, las miradas occidentales insisten en la recreación de una geografía binaria que diferencia a los estados democráticos frente a los autoritarios, los estados modernos frente a los tradicionales. Entrar en esa discusión de si se debe o no limitar la libertad de expresión nos lleva a un debate que es un poco inútil. Me parece más fructífero preguntarse para qué se publica algo o qué se quieren transmitir con eso.

¿Cuál ha sido el objetivo principal de su investigación?

Las representaciones geopolíticas en medios artísticos es un campo que vengo trabajando, no sólo sobre viñetas, sino también sobre música o literatura. Cada vez me interesan más porque creo que en los estudios más tradicionales no se recogen estos elementos. Y el caso es que, realmente, ningún ciudadano de a pie lee los documentos o tratados de geopolítica que analizamos nosotros. En cambio, todo el mundo va al cine, lee la prensa o sigue las redes. En una sociedad democrática y abierta como la nuestra es muy importante entender cómo se legitiman ciertas ideas. Si cada vez más gente está convencida de que, por ejemplo, lo que le llega por Twitter es importante y, sobre todo, auténtico, será necesario analizar estas cuestiones que parecen pequeñas. Y ese es el objetivo de la geopolítica de las viñetas de los periódicos.

En el artículo comenta el enfrentamiento de viñetas entre medios de diferentes países. Si los primeros casos del virus hubiesen sido en un Estado diferente a China, ¿veríamos un panorama diferente en la representación gráfica, así como en los reproches entre unos y otros países?

Muy posiblemente sí. El que hemos analizado responde a la idea de que la pandemia empieza en China y entonces se construye a partir de una geografía binaria que se ajusta a la visión de Oriente desarrollada en el mundo occidental, que tan bien muestra Edward Said en su libro Orientalismo. Si se apuntase que el origen de la pandemia hubiera sido Italia, Grecia o en España, probablemente nos encontraríamos con otro tipo de geografía binaria, la de un Norte laborioso y prudente frente a un Sur gandul y temerario. Entrarían en juego otro tipo de estereotipos: como en otras ocasiones, posiblemente nos representarían en la playa todo el día bebiendo y bailando. Pero sí sería una constante, independientemente de dónde se hubiera originado el virus, el crear o afianzar dos campos: el del “ellos”, que hacen las cosas mal y que suponen una amenaza y el del “nosotros”, que somos quienes sufren las consecuencias, aunque hagamos las cosas bien.  Es una forma habitual. El “ellos” puede ser cualquiera, como vimos con el presidente Trump al inicio de la pandemia, limitando la entrada de emigrantes latinoamericanos que en aquel momento no suponían ninguna amenaza.

Gustavo Romanillos coordina la primera edición del Máster en Ciudades Inteligentes y Sostenibles - Smart Cities. / G. R.

Portada de Charlie Hebdo 21 de abril. / Charlie Hebdo.

Un punto de inflexión en el humor gráfico fue Charlie Hebdo, sobre el que muestra ejemplos, y el asalto a su redacción.

Sobre el Gobierno de la Republica Popular China podemos pensar lo que queramos, pero su posición y actuación no es equivalente a la de los grupos salafistas que atentaron contra Charlie Hebdo. Ha habido protestas y peticiones de las embajadas chinas de que se retiraran algunas viñetas y portadas, e incluso disgusto manifiesto del Gobierno, pero en ningún momento han pasado de la palabra a la terrible violencia de aquel asalto. 

¿Cambió la forma de hacer humor gráfico este suceso limitando los medios la sátira o, de lo contrario, supuso un impulso para defender lo que hacían?

La reacción de Charlie Hebdo y medios similares fue reafirmarse en sus principios y el volver a plantear que lo que ellos hacen es sátira. No ha habido un gran cambio o gran revisión de principios generales en Europa o en EE.UU sobre si deben existir límites a la libertad de expresión y cuáles deberían ser estos. Pero como decía antes, creo que esa es una discusión inútil, entre otras cosas, porque está muy contextualizada: por ejemplo, en España lo que se consideraba pornografía en los años 1950 se puede ver habitualmente en cualquier programa de televisión en abierto hoy en día.

La mitad de su artículo se centra en la figura de “El Roto”, encarnada por Andrés Rábago en el diario El País. ¿Qué ha extraído de su análisis?

Los temas de El Roto en el periodo que analizo de enero hasta primeros de mayo de este año, el momento de la publicación, son variados. Pero hay tres que yo creo que sí se pueden considerar geopolíticos y que él los trata desde esa perspectiva de lo que él mismo llama “sátira social”, la idea de arrancar la careta a lo que él considera falsificaciones o mentiras. Habla sobre la movilidad, el cierre de fronteras, los límites y las paradojas sobre el uso de determinados espacios. Y lo que me parece más interesante y que entronca con trabajos suyos anteriores es el tema de la geopolítica medioambiental y las amenazas al planeta. En estos tres campos tiene elementos muy interesantes. Una viñeta del 31 de marzo revuelve el lema oficial de “Quédate en casa” haciendo preguntarse a una pareja por cuál era el lugar exótico en el que estaban; o la del 8 de abril sobre los aplausos en las ventanas, “Efectos positivos: desaparecieron las banderas y aparecieron las personas” reza el título. Hay varias viñetas sobre la Tierra y las agresiones que sufre de los seres humanos, como una viñeta del 1 de mayo en la que aparece un virus detrás del planeta y la Tierra se disculpa manifestando que la producción del virus ha sido una reacción a esas agresiones, lo cual derriba todas las teorías conspirativas que proliferaron. Las viñetas de El Roto muestran un ojo geopolítico crítico de primera magnitud.


 

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