Proyectos de Investigación

Villaverde Bajo, un barrio de cambios

por María García Garcinuño

 

Claudia Hidalgo Garcinuño, universitaria de 19 años, residente en el distrito Los Rosales de Villaverde Bajo, nos cuenta los cambios experimentados en su barrio tras la pandemia, así como la experiencia a nivel personal acontecida de ello.

El área de Villaverde, especialmente dicho distrito, ha sido una de las zonas más afectadas por las restricciones de movilidad impuestas en septiembre por el gobierno. Debido a su escasez de centros de salud, los residentes debían de movilizarse hasta el centro del distrito para “ser atendidos”, lo que conllevaba a una saturación del sistema sanitario. Al igual que otros barrios como puede ser el caso de Vallecas, sus residentes califican dichas medidas como “exclusión social”, ya que la mayoría se impusieron sobre barrios de condición obrera, teniendo que ir a trabajar a otros distritos, a pesar del confinamiento perimetral.

 

¿Cómo ha experimentado el cambio de Madrid en los últimos meses?

Al principio, a pesar de los noticiarios, se descartaba la posibilidad de un confinamiento de carácter general. Tras decretar el estado de alarma y la suspensión de las clases universitarias, parecía mucho más serio, pero aún se tenía la esperanza de que fuera por un breve periodo de tiempo (15 días).

La etapa confinada afectó muchísimo a la población, especialmente en el ámbito psicológico, esto se ve reflejado en la nueva normalidad. A pesar de poder salir, se temía a establecer ese “primer contacto” con la gente, a cómo iban a ser las relaciones sociales, además, se podía ver mucha menos afluencia de personas en los negocios que hay por el barrio. Pero ahora, tras varios meses conviviendo con el virus, la gente está volviendo a retomar su vida lo más normal posible dentro de los parámetros sociales establecidos.

¿Han variado las relaciones vecinales con respecto al confinamiento? ¿Y las quedadas entre amigos y familiares?

Sí, las relaciones sociales tal y como las entendíamos previas a la pandemia han cambiado. Antes, te encontrabas a un vecino por la calle, lo saludabas y te detenías cierto tiempo para hablar, además, se hacían grandes comidas vecinales (una vez al año, o al mes) y ahora, evidentemente, todo eso se ha tenido que suprimir.

Actualmente, sí que tengo relación con ellos, pero coincido muy poco, y en caso de vernos, mantenemos las distancias de seguridad disminuyendo el tiempo conversando.

En lo referente a las quedadas, se han reducido tras la pandemia y muchas de ellas, se efectúan en terrazas de bares o parques, es decir, en lugares donde se puede mantener la distancia de seguridad. Pero otras, en cambio, se realizan en casas particulares con un mayor número de personas del establecido, donde no se puede mantener las distancias debido al reducido espacio.

En lo referente a su barrio, ¿ha notado algún cambio en el sector hostelero, turismo o pequeños negocios? ¿Continúan abiertos? ¿Se sigue viendo mucha clientela?

La proliferación del sector hostelero es destacable, tan solo en mi calle, hay una totalidad de 5 bares. También es relevante la presencia de la pequeña empresa. Hay una gran cantidad de negocios por la zona, especialmente de belleza, mercerías, de masajes, informática… tras la reapertura de tiendas y bares, se ha notado un descenso de la clientela y el cierre de un bar y una tienda de regalos.

Además, trabajo en uno de los bares de la zona, y me ha comentado que, si las cosas continúan así y vuelven a decretar otro confinamiento, tendrían que cerrar porque su mantenimiento es caro y el ingreso es inferior a los beneficios contraídos.

¿Cómo son las viviendas en su distrito? ¿se podría mantener la distancia de seguridad en ellas ante una visita?

Las viviendas del bloque son pequeñas, no de 40 m2, pero sí para albergar a un reducido número de personas, no se pueden establecer quedadas con 7 u 8 personas, ya que es imposible mantener correctamente las distancias de seguridad.

En lo que respecta al transporte público ¿Continúa empleando el tren para ir a la universidad? ¿Siguen abarrotados esos transportes en “hora punta” o han puesto más servicios? ¿La gente guarda las distancias de seguridad?

Actualmente, continúo utilizando el tren para ir a la universidad. Previo a la pandemia, el transporte iba muy lleno e incluso tenía que dejar pasar varios trenes porque no se podía entrar. En la nueva normalidad es la misma tónica, trenes hasta arriba, especialmente, el trayecto de Atocha a Alcalá. Sí que hay que destacar el tren desde Atocha hasta Villaverde, ya que va muy poco concurrido y se puede mantener las distancias de seguridad con normalidad.

La organización establecida por Renfe es nefasta, especialmente por no poner más servicios y la continua afluencia de gente que imposibilita guardar las distancias de seguridad de manera correcta.

Para ir concluyendo, ahora con la nueva normalidad y frente al rebrote en esta segunda ola, el gobierno ha establecido toques de queda. ¿Se cumplen en su distrito? ¿Conoce a alguien a quien hayan puesto una multa?

El toque de queda se cumple sin problema. Se ha notado una diferenciación entre los fines de semana que hay más gente en la calle y los días de diario, pero en ambos periodos, cumpliendo el horario establecido.

No, no conozco a alguien que le hayan podido poner alguna multa.

Llegamos al final de nuestra entrevista, donde quisiera hacerle una última pregunta con una proyección de futuro ¿Cómo ve la situación de su barrio y de Madrid en los próximos años?

Depende mucho del estado sanitario en el que se encuentre España. Si el virus va a peor, esto se reflejará en un desgaste progresivo de las relaciones sociales, aumento de paro, cierre de negocios… pero no creo que hay un cambio muy drástico ya que la gente se está concienciado. Por lo que, podría concluir diciendo que se verá un Madrid totalmente diferente al que conocíamos antes de la pandemia, pero a su vez, con una normalidad lo más cercana posible a la situación anterior a marzo.