Proyectos de Investigación

Madrid en silencio

por Inés Martín Prados

 

La entrevista se hizo con María Isabel Martín, una señora jubilada con 67 años que vive en pleno centro de Madrid, cercana a la estación de metro Alonso Martínez. Vive haciendo compañía a su madre, que con 92 años necesita cierta ayuda para su desarrollo diario, y la cual es de riesgo para el virus que nos lleva acompañando desde hace meses. Han vivido la pandemia con mucho cuidado de salir lo imprescindible a la calle y no tener contacto con personas ajenas a la vivienda por este último motivo, para no tener sustos ni razones para tener que visitar un hospital.

 

¿Cómo has experimentado Madrid durante los últimos meses?

Bueno, yo creo que cuando el 14 de marzo se dictamina el confinamiento, pues la ciudad estaba como en silencio. No había nadie en la calle, no había coches, no había ruidos. Yo creo que todo el mundo hizo como los deberes, hizo caso a la situación que se había planteado. El primer día que yo salí a la calle, el 4 de mayo, la gente se tiró a la calle, por el barrio, porque la gente necesitaba ya salir un poco y ver otra cosa. Era una sensación como muy extraña, como estar en otro mundo.

Y, ¿qué cambios has ido notando, desde que empezó la pandemia, desde ese 14 de marzo hasta ahora?

Bueno, yo creo que ahora ya la gente está más relajada, tiene mucho cuidado en todo lo que es el contacto, incluso en las tiendas, en la calle, aunque hay mucha gente. Porque yo creo que la gente ya se ha mentalizado que tienes que estar con tu mascarilla, con tus lavados de manos, y no contacto digamos directo con el resto de la gente, si es verdad que yo veo gente en la calle. En Madrid por lo menos, o en la zona de aquí del centro donde yo estoy, no hay poca gente, no hay digamos la misma gente que había antes del inicio en el mes de febrero, o el confinamiento. Yo creo que ha habido un paso bastante grande en eso, porque yo creo que sí que se ha tomado consciencia, de que hay que ir con la mascarilla y tener cuidado en la relación.

Y, supongo que sí, pero ¿ha cambiado algo en tu vida cotidiana?

Hombre pues sí, porque antes, yo que sé, si te apetecía irte a una tienda o a un teatro, a ver una exposición, pues lo hacías y podías. Ahora es que lo piensas mucho, entonces te da como un poco más de… miedo, de respeto el poder ir. Yo ahora no voy tanto, sí he ido hace poco al teatro, pero ahora recientemente, y sí que fui antes del mes de junio a ver una exposición también, pidiendo cita y tal. Y bueno, la verdad es que está muy bien organizado, pero sí que es verdad que te retraes de hacer un poco lo que en un momento dado te apetece. Y luego claro, ni salir con el coche a cualquier otro sitio que no sea Madrid, pues no.

Claro. Y ¿sales un poco con miedo a la calle?

Hombre ahora ya cada vez menos, al principio sí. Ibas como mirando así a todo el mundo y tal, porque bueno al principio tampoco la gente iba todo el mundo con la mascarilla y eso, y entonces te daba un poco más de miedo el estar en contacto. Como tampoco hacía cosas muy de estar en contacto con gente, porque si bajo a andar voy por Castellana, que es una zona muy amplia, entonces hay como más espacio y no vas en contacto con nadie. Pero sí, ahora ya menos, ahora ya la verdad es que, bueno pues bajas y, bajas a comprar o bajas al mercado y todo el mundo respeta las distancias, tienen sus mascarillas, la gente hace sus lavados de manos, o sea un poco yo creo que en eso sí se ha ido mentalizando todo el mundo, porque es que no hay más remedio.

¿Cómo se desarrollan las visitas familiares o a amigos? ¿Han cambiado algo después del confinamiento o ya han vuelto a la normalidad?

No, a la normalidad no. De hecho, yo a mis amigas pues no las veo desde mayo, en mayo cuando dijeron que se podía salir en unos horarios, quedamos en una terraza y nos vimos y tal, pero ahora mismo no nos vemos. O sea, yo no veo a mis amigos. ¿A mi familia? Pues bueno, la he visto en verano porque hemos estado en una playa más tranquila y no hemos tenido problema, y nos hemos visto todos, pero realmente no estamos haciendo las reuniones como habitualmente, ni en los cumpleaños, ni en nada. Son más bien visitas muy esporádicas y muy rápidas.

Y ¿cómo ves la situación de tu vecindario en los próximos años?

Bueno, yo creo que aquí, esta zona al ser muy céntrica pues hay muchos sitios de esparcimiento, de bares, de restaurantes y tal. Entonces, lo primero es que todo el mundo trata de sacar un poco lo máximo que se pueda, porque ahora pues hay que reducir mucho el número de mesas, la distancia no les permite poner las mesas que tenían antes. ¿Qué pasa? Pues que ahora hay cada vez menos plazas de aparcamiento en la calle, porque todo el mundo saca su terraza, que lógicamente también tienen que buscarse el negocio. Y luego bueno, pues sí que es verdad que hay muchas tiendas que han cerrado, pero también abren otras, entonces no sé, es un poco pues el ir viviendo esta situación. Yo creo que en esta zona siempre habrá movimiento, siempre hay mucho jaleo de gente. Yo creo que las tiendas por ejemplo de ropa son las que también lo están acusando mucho, pero bueno yo creo que ahora se necesita comprar menos ropa porque también se sale menos, y eso se nota. Y sobre todo bueno, los negocios estos de lo que es alimentación, de restauración y de hostelería. Y el tema de los hoteles, pues que es muy penoso ver que están todos a la espera de gente, que no hay turismo y tal, o sea que todavía nos queda un poco de tiempo.

¿Tú personalmente, has seguido usando el transporte público o también te da un poco de reparo, por el que vaya a haber mucha gente junta?

Bueno, yo sí lo he utilizado después del verano, a partir de septiembre he vuelto a mi autobús, el metro no la verdad. El metro no porque creo que ahí sí que hay muchísima más gente, la gente que va a trabajar que lógicamente lo tiene que utilizar; yo no tengo necesidad de hacerlo, con lo cual me lo evito. Y el autobús sí, el autobús lo utilizo porque, bueno, primero, están desinfectados; segundo, vas con tu mascarilla; y tercero, yo llevo mi gel, y, o sea, lo necesito utilizar. Hombre, lo que puedo lo hago andando porque estoy en una zona que me lo permite, pero sí, sí que lo utilizo.

El primer día que pudiste ya salir a la calle, pues allí en mayo, ¿cómo te sentiste?

Pues muy mal, porque primero no me sabía poner la mascarilla, la llevaba al revés para empezar, me regañó una sobrina, entonces íbamos como zombies, caminando muy cerca de casa, a un kilómetro, entonces era una sensación como muy extraña, como si hubieses estado metida en una jaula y de repente puedes salir al aire. Era por la tarde y bueno, pues ya te digo, había bastante gente por la calle, y porque todo el mundo estaba deseando de darse una vuelta.

Vale, y pues ya, por último, ¿crees que esta situación va a seguir de esta forma en un futuro cercano, o si va a cambiar dentro de no mucho tiempo, pues por ejemplo para el 2022 ya estaremos normal?

Hombre pues yo creo que sí, que por lo menos para el año que viene todavía estaremos en una situación de tener mucho cuidado y de ir con mucha protección, vamos con toda la protección que se pueda, porque claro hasta que las vacunas que están saliendo ahora no estén probadas, pues la gente no va a tener la opción de que se la pongan. Entonces yo tengo esperanza de que para el 2022, la situación esté un poco más, si es verdad que vamos a ser más cuidadosos, o sea ya no va a haber tanto quizá contacto o no sé, la gente se va a comportar un poco más retraída en ese sentido. Pero yo si tengo esperanza de que por lo menos nos quede un año y al siguiente estemos más o menos, que podamos salir e irnos no sé, a un pueblo de los alrededores a darnos una vuelta, que no estemos pendientes de si estamos encerrados o no.