Proyectos de Investigación

Los ‚otros’ héroes de la pandemia: el personal de supermercados

por Sergio León Maroto

 

En esta entrevista hablamos con Rosa María, empleada en el Carrefour Market en el municipio de Leganés en el sur de Madrid. Vive en Valdemoro y empezó a trabajar en el Carrefour Market en pescadería y alimentación solamente algunos meses antes de la pandemia.

Gracias a la entrevista con esta persona, los lectores podrán observar las secuelas de la pandemia en lo que se refiere al desarrollo de la labor dentro de un supermercado de barrio contrastando las experiencias y funcionamientos internos que los trabajadores han tenido que desarrollar antes y después del primer golpe vírico. En esta entrevista, se podrá percibir cuales son las labores de un trabajador de supermercado en la cotidianeidad y realizar un esquema mental comparativo con las labores ahora desarrolladas y asimilar las modificaciones que se han introducido involuntariamente a causa de la situación de pandemia, para desarrollar dichas acciones; lo que incluye protocolos de actuación frente al covid-19, las reducciones de plantel laboral y hasta la modificación de la oferta comercial de los supermercados o la inicial crisis de abastecimiento de los establecimientos y su solventación posterior.

Se pretende además que el lector obtenga unas competencias empáticas, así como concienciar a la población de cómo una mínima acción individual puede tener repercusiones desatadas e inimaginables sobre las vidas de todo un colectivo. Para ello, el entrevistado narra sus afecciones a nivel personal, la problemática que ha supuesto la llegada del Covid-19 en relación con el desempeño de sus funciones y los posibles riesgos a los que se expone en pos de mantener uno de los ya conocidos como servicios esenciales, a flote.

¿Cómo ha experimentado Madrid durante los últimos meses?

Bueno, al principio de la pandemia todo fue más caótico debido, quizás, a que todo nos pilló de nuevas. Además, al principio todos estábamos faltos de información y por ello es que parecía que no se tomaba al virus en serio. Por eso, el Madrid, o en mi caso el Leganés que experimenté en los meses de marzo, abril y hasta mayo; no tiene nada que ver en absoluto con el Madrid de los meses de verano, y mucho menos con el de ahora.

Por otro lado, en mi caso, al vivirlo desde dentro del comercio; puedo decir que si hablamos de la población; he visto también dos aspectos de Madrid distintos. Esto lo digo porque en el primer mes de pandemia, en marzo, la forma en la que la gente consumía era desastrosa. Yo vi cómo la gente compraba sin criterio y con la idea de coger cosas antes de que se acaben sin tan siquiera pensar en el dinero que se estaban gastando quizás hasta sin necesidad. Luego ya, cuando Carrefour, Mercadona y demás hablaron de calma y de que la gente iba a tener productos siempre en su supermercado habitual; parece que la gente comenzó a consumir con más cabeza.

¿Se usa ahora otro tipo de transporte? ¿A otros sitios?

Yo desde luego que con esto del virus he cambiado también mi forma de moverme. Yo antes utilizaba tren y metro a diario para desplazarme desde Valdemoro, que es donde resido, hasta Leganés que es el municipio donde está el supermercado donde yo trabajo actualmente. El cambio ha venido del miedo que yo siento de ir tanto tiempo en un transporte público, hacinada. Yo vivo con una hija pequeña que va al colegio, y salir ambas por lugares tan poblados de gente arriesgando a que suba la probabilidad de contagio; es demasiado. Así que, desde que comenzó todo esto; me muevo exclusivamente en coche. Que, por otra parte, esto repercute en mi economía, porque no es lo mismo pagar una tarjeta de transporte público, que tener que rellenar los depósitos de gasolina continuamente.

¿Se encuentra otro uso de su barrio (otras tiendas, otros bares, otras formas de hacer deporte)?

En el caso de Leganés yo no he observado grandes cambios en ese sentido. Es decir, no he visto nuevos edificios, nuevas construcciones, ni nada; pero lo que sí he visto es cierres masivos de negocios, que ni siquiera estoy segura de que vaya a volverlos a ver abiertos cuando pase por delante.

Sobre lo del deporte, pues como en todos lados supongo. Me explico, cuando se establecieron aquellos horarios estrictos del famoso estado de alarma; yo veía la calle llena de deportistas corriendo a las 6 de la madrugada cuando bajaba a la estación de tren, y cuando llegaba al lugar de trabajo habían cambiado por personas mayores o por niños sin juguetes y parques vacíos según la hora que fuese.

En la forma de desarrollar tu trabajo, ¿qué ha cambiado?

Todo, absolutamente todo. Porque, para empezar, por turnos, nos tocaba a los compañeros ejercer de la nueva profesión que ha traído el coronavirus; y me refiero a que, por turnos, sobre todo al principio de la pandemia que todo era más nuevo, nos tocaba ponernos a organizar filas de gente que venía a comprar, contar el aforo límite, repartir gel y guantes, etcétera.

Por otro lado, aunque parezca obvio ahora, acostumbrarse a trabajar con mascarilla en todo momento en un supermercado donde la actividad es constante y tienes que estar para arriba y para abajo despachando a uno y luego a otro, montando un cargamento, atendiendo a las dudas de la gente y demás; al final tiene su parte física, y lo quieras o no, la mascarilla no es buena aliada del ejercicio físico.

En mi caso, puedo decir que, al trabajar en la pescadería ya teníamos una higiene obligada para ofrecer los productos en condiciones óptimas de salubridad, por lo que, en el sentido de la higiene, yo personalmente no he sentido el cambio tan brusco, porque en mi campo de trabajo, la desinfección y el limpiado de las herramientas ha sido y sigue siendo estricto y constante. Quizás lo que sí ha aparecido, es la necesidad de vigilar que los clientes vayan bien protegidos para evitar ahora más que nunca que pueda caer cualquier cosa en el pescado.