Institutos Universitarios

Estudios de la Organización mundial de la salud (OMS) y Agencia Internacional para la Investicación del Cáncer (IARC)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1996 estableció un proyecto internacional con el fin de valorar los posibles efectos de la exposición a los campos electromagnéticos. Dicho proyecto se denominó “The Internacional EMF proyect”. Se estableció que el proyecto tendría una duración mínima de cinco años y en el se centrarían los conocimientos de los organismos internacionales e instituciones científicas, con el fin de obtener conclusiones científicas bien fundamentadas

El Proyecto Internacional CEM de la Organización Mundial de la Salud trata de resolver los problemas sanitarios derivados de la exposición a campos de radiofrecuencias y de microondas, de frecuencias extremadamente bajas, y electrostáticos y magnéticos. Esos campos electromagnéticos pueden producir distintos efectos biológicos, con las posibles consecuencias para la salud.

 

Campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja (ELF)

Tanto al transportar la energía eléctrica de un punto a otro (desde el punto de su obtención hasta el punto de consumo), en sus proximidades se encuentra presentes campos eléctricos y magnéticos de 50 Hz, Su utilización es imprescindible en la vida de hoy, pero cabe preguntarse si la exposición a estos campos podrían tener efectos adversos sobre la salud.

Un grupo de trabajo formado por científicos de la IARC, revisaron la documentación existente acerca de la posible relación entre la exposición a campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja y el cáncer. Usando la clasificación estándar de la IARC los campos electromagnéticos fueron clasificados como posiblemente carcinógenos a los seres humanos” basados en los estudios epidemiológicos de leucemia infantil. Sin embargo para otros tipos de canceres, tanto infantiles como adultos, fueron considerados “no clasificables” debido que la información es insuficiente o inconsistente

La clasificación “posiblemente carcinógenos a los seres humanos” es utilizada para hacer ver que es un agente para el cual hay limitada evidencia de ser cancerigenos en humanos y evidencia menos que suficiente para la carcinogeneidad en animales de experimento. En este grupo se encuentran elementos tales como el café. Y es la clasificación más débil de la tres categorías utilizadas por la IARC

Los campos electromagnéticos interactúan con los tejidos creando corrientes eléctricas en ellos, siendo estas mucho menos intensas que las creadas por el organismo vivo en su normal funcionamiento.

Fue en 1979, cuando aparecieron los primeros estudios epidemiológicos en los que se intentó relacionar la presencia de campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja con el desarrollo de cáncer, en especial de leucemia infantil. Sin embargo no hay evidencia de que estos causen un daño directo a las moléculas biológicas, o en el ADN. Y puesto que parece improbable que los campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja sean los responsables de que aparezca cáncer en un organismo sano, cabe preguntarse si podrían influir en su desarrollo, una vez que hayan aparecido por otras causas. Los estudios realizados con animales siguieren que los campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja ni inician ni promocionan el cáncer.

Sin embargo otros estudios que se presentaron a la IARC sugieren que en una población expuesta a campos magnéticos superiores a 0.3 μT ó 0.4μT, el doble de niños podrían desarrollar leucemia infantil comparado con aquellas poblaciones en las que los niveles de campo magnético son inferiores a estos valores. Pero a pesar de que la población estudiada fue extensa, sigue habiendo cierta incertidumbre sobre si el responsable en este incremento de la leucemia infantil son los campos electromagnéticos, o podrían haber influido otros tipos factores.

En la actualidad, la exposición de los seres humanos a los campos electromagnéticos sigue en aumento. La preocupación pública ha ido en aumento con la proliferación de los emisores de radiofrecuencia, así como ha aumentado el recelo con las líneas de alta tensión.

Hoy en día existe un gran estudio científico sobre los posibles efectos de las radiofrecuencias sobre la salud, en todos los rangos de frecuencia (campos ELF, hornos microondas, dispositivos de transmisión de datos,…)

Hasta ahora, la mayoría de los estudios epidemiológicos, con campos semejantes a los emitidos por los dispositivos de uso común, concluyen que éstos no constituyen una amenaza para la salud pública. A su vez, han sido escasos los esudios celulares reportados usando campos electromagnéticos que hayan mostrado efectos biológicos y que hayan sido confirmados de forma independiente por distintos laboratorios.