Grupos de investigación

El Atlas Catalán

Cartografiar el mundo

“(…) gentes que deseáis saber las diferentes generaciones humanas y las diversidades de las regiones del mundo, tomad este libro y mandad que os lo lean”.

Marco Polo, Livre des Merveilles (Paris, BnF, Ms. Français 2810, 1410-12)

Ya desde la Antigüedad, los mapas contribuyeron a la comprensión del mundo conocido y a la aspiración de viajar a nuevos e ignotos lugares. El uso de mapas se remontan hasta a civilizaciones como la egipcia o la babilónica, y tuvo un amplio desarrollo en el mundo grecorromano con la Geografía de Ptolomeo (ca. 100- 168). Durante la Edad Media la realización de mapas experimentó importantes avances, entre los más destacados los llamados portulanos, mapas para la navegación con brújula utilizados por los marineros y navegantes, que permitieron optimizar las rutas precedentes y trazar nuevas vías marítimas.

Los portulanos se caracterizaban por contar con unas características fijas: las redes de rumbos, composiciones de líneas en diversas direcciones a partir de una circunferencia dividida en 16 puntos equidistantes que servían para estructurar la superficie del mapa, las rosas de los vientos, la escala gráfica, el atento detalle en la geografía de las costas y la señalización de los peligros para las embarcaciones. La llamada Carta Pisana (BnF Rés. Ge 1118, ca. 1290), probablemente realizada en la ciudad de Génova es el portulano más antiguo conservado, aunque existen fuentes textuales que documentan el uso de estos materiales con anterioridad. Los portulanos, en pergamino, se hicieron tanto en formato códice como en cartas náuticas, y hubo ejemplares de carácter funcional, para usar en altamar, y otros realizados como piezas suntuarias, para ser utilizados en tierra firme.

Ciudades como Venecia y Génova se convirtieron en importantes centros de producción de portulanos durante los siglos XIV y XV. Figuras como Giovanni da Carignano, Pietro Vesconte o los hermanos Pizzigani destacaron en esta actividad. En el siglo XIV, la cartografía náutica llegó a un punto álgido de producción en la ciudad de Mallorca. El primer portulano realizado en la isla es el de Angelino Dulcert, datado en 1339 (BnF Rés. Be B 696). Años más tarde en esta ciudad se llevó a cabo una de las piezas más importantes del momento.

Estos mapas no solo sirvieron como referentes geográficos y para la navegación, también eran obras artísticas que incorporaban información de carácter cultural, política y social nos muestran cómo se percibían otras culturas desde la perspectiva del lugar donde se realizaban ya que sus ilustraciones se ejecutaban en base a las relaciones socioeconómicas y políticas de los promotores.

Historia a través de los trazos del Atlas Catalán

El llamado Atlas catalán, atribuido a Cresques Abraham con a colaboración de su hijo Jafuda, cartógrafos judíos mallorquínes, refleja el poder marítimo de la corona de Aragón. Este novedoso mapamundi realizado en 1375 permitía comprender la complejidad del mundo, sus organizaciones territoriales y sus recorridos, las relaciones comerciales, pero también el poder del monarca Pere IV de Aragón (1319-1387), conocido como “el Cerimoniós”, gran mecenas cultural y científico. Se ha planteado que este monarca quiso enviar al a Carlos V (1338-1380), rey de Francia, un mapa que reuniera conocimientos geográficos y astronómicos, con el fin de consolidar los vínculos políticos entre ambos reinos. Sin embargo, al parecer sería su hijo, el infante Joan, quien finalmente se lo enviara al nuevo rey Carlos VI a través de Guillaume de Courcy que actúo como emisario del Infante.

Las ilustraciones de la obra fueron realizadas con gran minuciosidad. El nivel de detalle cartográfico se debe en parte al creciente número de exploraciones de la época, en particular a aquellas vinculadas a la corona de Aragón, como la expedición de Jaume Ferrer al río del oro hacia 1346 en África occidental, o las expediciones por el Mediterráneo que en este atlas figura como “Mar de Aragón”. Es uno de los primeros mapas en representar los relatos de Marco Polo, ya que se adentra en el extremo oriente hasta llegar a China (Catayo) y la corte del “Gran Kan”.

Especialmente innovadora fue la inclusión de la rosa de vientos, un sistema de representación de los elementos cardinales y las direcciones de los vientos utilizado para la orientación náutica; con un llamativo diseño circular trazado en oro, azul y rojo, se recogen los nombres de los vientos: tramontana (norte) , lugar al que apunta la flecha, grego (nordeste), levante (este), laxaloch (siroco), merzodi (sur), labetzo (lebeche), ponente (oeste) y magistro (mistral).

Cresques Abraham, conocido también en las fuentes como “Elisha ben Abraham”, fue un prestigioso cartógrafo vinculado a la Casa Real desde 1368; comenzó su actividad como “bruixoler”, es decir, se dedicaba a pintar brújulas, que lamentablemente no se han conservado, y obtuvo importantes privilegios y beneficios económicos. Fue un hombre de alta formación y capacidad intelectual; hablaba occitano, catalán, provenzal y, según algunas fuentes, árabe, así como sabía escribir en hebreo y latín. Su obra fue sin duda admirada por el rey Pedro IV quien le pagó “ciento cincuenta florines de oro de Aragón” por su trabajo. Su hijo Jafuda se convirtió al cristianismo y pasó a ser conocido como Jaume Ribes. Su taller, ubicado en el barrio del Temple en Palma de Mallorca, muestra la sucesión familiar en el oficio. También fue muy apreciado en la corte nombrado “Magister cartorum navigandi de la Corte” por el rey Joan.

Cuando el atlas llegó a París se integró en la colección real del rey Carlos V, que en 1372 había establecido la nueva Bibliothèque Royale en el Palacio del Louvre, en la conocida como Tour de la Librairie. En ese espacio el atlas fue custodiado y debió ser expuesto puntualmente para compartirlo con las grandes personalidades que tuvieran acceso a la biblioteca real, siendo un símbolo de ostentación y poder, pero también del papel desempeñado por el conocimiento como instrumento político.

PIEZAS SELECCIONADAS

Atlas catalán
[Abraham Cresques (1325-1387) y Jafuda/Jaume Ribes (1360-1410)]
Palma de Mallorca, 1375
Pergamino iluminado sobre madera
UCM, FGH, FAG 238/1-6 / París, Bibliothèque nationale de
France, Espagnol 30

La cartografía en Occidente fue impulsada por los clérigos, principalmente se centraban en los aspectos geográficos con motivos prácticos. Pero este mapa nos muestra que no tiene ninguna influencia religiosa, eliminando elementos establecidos de la época. Se guía por las cartas portulanas dándole importancia a la visión que usaban los navegantes por encima de lo establecido, lo cual lo hace más único.

Portulano
Pietro Vesconte (siglo XIV)
Venecia, 1318
Manuscrito iluminado, pergamino
Venecia, Museo Correr, Cl. XLIVa n.0028

Portulano en formato atlas compuesto por varios mapas con información práctica integrada para ayudar a los marineros en la navegación. Uno de los más destacados portulanos fue el cartógrafo genovés Pietro Vesconte, el cual se autorretrató en su
atlas de 1318, precisamente trazando las líneas que forman la red de rumbos que aparecen en la misma hoja. Sobre la imagen se lee “Petrus vesconte d’Ianua fecit istam tabula venecia anno dmi M CCC XVIII”.

Astrolabio planisférico

Petrus Raimundus (act. último tercio siglo XIV)
Barcelona, 1375
Latón dorado
Boston, Museum of Fine Arts, inv. 88654

Este astrolabio comparte el contexto cultural del Atlas catalán. Fabricado en Barcelona, está firmado en el borde “+Hoc astralabium: fuit factum: et cum armillis verifficatum Barghionone: anno Xri 1375. per Petrum Raimodi de domo regis Aragonum: lati Barghinone: 41 longi 39”. Inspirado en modelos andalusíes, combina funciones astronómicas y topométricas, incluyendo un calendario y un reloj, lo que lo convierte en el primer objeto portátil capaz de medir la hora. Su elaboración y ornamentación reflejan su carácter lujoso y simbólico. 

Florín de oro

Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso (1319-1387)
Perpignan, 1365-1370
Oro

En 1349 Pedro IV de Aragón creó la primera ceca del florín de Perpiñán. En esta moneda se nos presenta el motivo heráldico que es un lirio y una figura frontal que representa a san Juan Bautista, siguiendo el mismo patrón impuesto en Florencia en el siglo XIII. Presenta una inscripción que va a diferenciar a los florines de los distintos territorios, en el reverso encontramos “S. IOHA-NNES. B” y en el anverso “AR (AG) - OREX. P”. El Atlas catalán fue pagado a su creador en florines.

Globo celeste

Ibrâhim Ibn Saîd al-Sahlî (activo entre 1050 y 1090)
Valencia, 1085
Latón, madera
Florencia, Museo Galileo, inv. 2712

Construido en Valencia hacia el año 1085, este globo constituye uno de los testimonios más antiguos y completos de la tradición astronómica islámica. En él, aparecen representadas 1.015 estrellas tomadas de la traducción árabe de Ptolomeo. El sistema de coordenadas, grabado con gran precisión, incluye el ecuador, la eclíptica y divisiones en grados numeradas. Destacan la representación de 47 constelaciones la inclusión de nebulosas y la omisión de fenómenos transitorios como la supernova de 1054.

Cofre
Anónimo
Cataluña, siglo XIV
Vic, Museu d’Art Medieval o Museu Episcopal de Vic, MEV 814
Madera de álamo blanco, encajada, clavada (hierro forjado), tallada y enyesada. Policromía con pintura al temple

Cofre de procedencia no determinada característico del mobiliario gótico catalano-aragonés. La decoración está dividida en dos registros, en cada uno de los cuales se situan series de escudos dentro de elementos hexalobulares, aludiendo al ámbito nobiliario y cortesano. Se ha perdido parte de la policromía original. Este tipo de mobiliario, de carácter móvil y versátil, se utilizaba en las residencias palaciegas para guardar objetos, libros y documentación.