¿A qué saben, por ejemplo, Las Hilanderas de Velázquez? ¿Y a qué huelen? ¿Cuál podría ser su tacto? ¿Cómo las podríamos mirar sin ver? ¿Cómo sonarían? Esta práctica cercana a lo imposible y aplicable a cualquier obra de arte se va a llevar a cabo durante cinco martes seguidos -el primero ha sido el pasado día 20- en la Facultad de Geografía e Historia. "Se trata de reflexionar sobre los límites experienciales del arte", señala en la inauguración de las sesiones el profesor de Historia MedievalÁngel Pazos-López y secretario científico del Consorcio MUSacces, en el que participan la UCM, la Autónoma, la UNED, el Museo del Prado, la Comunidad de Madrid y la Unión Europea. Él es el coordinador de estas sesiones tituladas "El Museo del Prado a través de los cinco sentidos". "Disfrutemos con los cinco sentidos de las obras de arte", propone. "Dejémonos dilatar nuestro punto de vista. Reinterpretemos desde nuevas lecturas nuestra forma de acercarnos a las obra de arte", pide a las 250 personas que han dejado pequeño el salón de actos de la Facultad para asistir a la primera experiencia sensorial, la del gusto.
Los límites experienciales del arte, a prueba