"Es un hecho que el bachiller o el alumno de enseñanza media o preuniversitaria sale de las aulas conociendo, por ejemplo, lo que es la calcopirita, pero sin haber recibido la menor información sobre lo que es un banco. A pesar de que indudablemente (sin la menor intención de menospreciar a la calcopirita) es casi seguro que el flamante bachiller habrá de recurrir a algún banco durante su vida, siendo, en cambio, poco probable que le afecte algo relacionado con la calcopirita. Y hasta me atrevo a añadir que, de afectarle, puede que sea únicamente por motivos económicos en la mayoría de los casos". Son palabras del maestro complutense José Luis Sampedro, escritas en los años 60, en el prólogo de la traducción al español del manual de Economía de quien años después, en 1970, obtendría el Premio Nobel de la especialidad, Paul Samuelson. Como El Samuelson -todavía utilizado en las Facultades-, la reflexión de Sampedro ha tenido una larga vigencia. De hecho, en España hasta la entrada en vigor de la LOGSE, en 1990, los bachilleres no cursaron asignaturas relacionadas con la Economía, y desde entonces solo lo hacen quienes optan por el itinerario de Ciencias Sociales. En concreto cursan dos asignaturas: Economía y Economía de la Empresa. No es mucho, pero sí, como subraya la profesora de la Universidad de Valencia, Mari Luz Marco, -a quien hay que atribuir la oportunidad de la cita de Sampedro, que utilizó en la inauguración de la Olimpiada- al menos permite organizar la Olimpiada Española de Economía, que este año ha celebrado su undécima edición en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, del 25 al 27 de junio.
[Seguir leyendo] La Olimpiada Española de Economía pone de manifiesto la necesidad de ser considerada una "ciencia base"