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Viernes, 26 de abril de 2024

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Compromiso e ilusión, las claves del rector para este nuevo curso académico

El paraninfo de San Bernardo ha acogido el acto de apertura del curso académico 2020-2021, un curso que estará marcado por las medidas socioanitarias impuestas por la COVID-19, al igual que lo ha estado la propia ceremonia inaugural. En ella, la conferencia del profesor Ramón Rodríguez, del Departamento de Lógica y Filosofía Teórica, se centró en la vivencia del tiempo; el discurso del representante de los estudiantes, Enrique Ugedo, versó sobre la incertidumbre de este curso; no se celebró la entrega habitual de medallas; la toma de posesión académica de catedráticos y profesores titulares incorporados durante el último curso, contó solo con un único representante por cada área de conocimiento y se quedaron sin el tradicional abrazo del rector, y, por lo tanto, el paraninfo presentó un aforo de mínimos. El rector Joaquín Goyache reconoció la coyuntura tan singular en la que se ha celebrado este acto, y aprovechó para hacer una "mención especial a todos los vinculados a la UCM fallecidos por esta terrible pandemia". Incluso en la lectura del avance de la memoria del curso anterior, la secretaria general de la ComplutenseAraceli Manjón-Cabeza, reconoció, que "no todo lo programado se ha podido hacer" y que la crisis sanitaria ha obligado a la Complutense a reinventarse para "poder seguir cumpliendo los fines de la universidad con un gran esfuerzo de todos los colectivos". 

 

El rector Joaquín Goyache recordó que la universidad ha contribuido a hacer realidad la igualdad de oportunidades de los ciudadanos, y debe seguir cumpliendo ese papel en estos tiempos de crisis. Es cierto que "se han superado otras crisis económicas gracias a toda la comunidad complutense, lo que nos permitió mejorar la calidad de la universidad, y por eso tenemos una de las mejores ofertas docentes del mundo, pero el desafío del coronavirus es superior a todos los anteriores, y ante ello la UCM ha hecho frente con los escasos medios de los que dispone".

 

En su discurso el rector agradeció al estudiando "su colaboración, su tolerancia y su esfuerzo", al tiempo que pidió perdón por los posibles errores cometidos, y también dio las gracias por la solidaridad mostrada por nuestros científicos con las más de 25.000 pruebas realizadas en residencias de la Comunidad y por la creación de la red de laboratorios para esos análisis "de la que todos hemos salido fortalecidos, afianzando la idea de que en la colaboración multidisciplinar está la fuerza de la universidad pública".

 

De acuerdo con Goyache, una de las enseñanzas que ha dejado esta crisis es que "los procesos digitales de enseñanza han llegado para quedarse entre nosotros, y frente a este escenario hay que profundizar con más inversión y mejores redes para llevar el trabajo de la universidad a la sociedad". Tiene claro el rector que "es un desafío muy complejo, porque hay que garantizar que los estudiantes reciban la formación adecuada sin que se resientan los puentes de transmisión de todo nuestro acervo cultural". Para lograrlo, habrá que "fortalecer los estudios en tecnologías digitales, sin olvidar las preguntas que tienen respuestas en saberes y conocimientos clásicos, es decir, habrá que desempeñar un papel en la sociedad digital, pero reivindicando el espíritu crítico".

 

No olvidó destacar el rector que "la crisis sigue presente, no hay que bajar los brazos, hay que cumplir los protocolos establecidos", pero a pesar de la situación actual se mostró optimista "y convencido de que seremos capaces de alcanzar las metas con compromiso e ilusión".

 

Reivindicaciones de los estudiantes

Enrique Ugedo, presidente de la Delegación Central de Estudiantes, reconoció en su discurso que estos no son buenos días por la incertidumbre ante el arranque de las clases, llegando a las clases en medios de transporte repletos, con un sistema sanitario casi colapsado, por la brecha digital... A pesar de las críticas, opina Ugedo que "la comunidad complutense en su conjunto estuvo a la altura, respondiendo con solidaridad".

 

Fijándose en este nuevo curso, el representante de los estudiantes afirma que "llega con escenarios cambiantes y falta de información sobre las prácticas sanitarias, por ejemplo". De acuerdo con él, en su momento "hubo que improvisar muchas cosas, pero esa excusa ya no vale, ha habido tiempo para adaptar el comienzo del curso en función de las necesidades de cada asignatura".

 

Confesó que palabras como "ansiedad, tristeza, decepción, desánimo..." representan a gran parte de los estudiantes para los que no ha sido fácil sacar adelante el último curso. También hay una frustración creciente y cansancio entre los representantes estudiantiles, porque se cancelaron las elecciones que deberían haberse celebrado en abril. Confía, eso sí, en que "todos esos sentimientos negativos tornen a sus antónimos" y en que "el tejido asociativo se adapte y haga el curso más llevadero".

 

Conferencia inaugural

Ramón Rodríguez leyó la lección inaugural del curso académico bajo el título "La vivencia del tiempo", en la que aseguró que "el retorno de lo mismo va unido siempre al inicio de algo nuevo, en cada ciclo se abre un campo de posibilidades, un horizonte en el que proyectamos todas nuestras ilusiones y eso es lo que nos ocurre hoy en este ritual universitario".

 

De acuerdo con el profesor de la Facultad de Filosofía, el confinamiento ha puesto de relieve el peso del tiempo, "una expresión que ha cobrado literal realidad". Durante ese encierro, la experiencia de tener que llenar el tiempo, los horarios e incluso el calendario dejaron de tener significado, porque "el tiempo no es una magnitud objetiva, sino que es el material del que está hecha la vida humana. Llenar el tiempo no es otra cosa que dar contenido a la vida, tener que hacer algo con nosotros mismos, y eso no depende del calendario".

 

En la conferencia destacó que la vivencia del tiempo articula dos tiempos, el del tiempo y el de la vida, "percibimos las huellas del paso del tiempo en nuestro cuerpo y el de otros, pero no el pasar mismo, como ocurre con el reloj, donde para percibir el paso del tiempo lo figuramos en el espacio, pero a pesar de lo huidizo del tiempo no hay nada más real en la vida humana".

 

La aceleración del tiempo, ese "no me da la vida", es la gran experiencia que domina nuestra época, que se deja sentir tanto por la aceleración tecnológica en procesos de producción, comunicación, transporte o intercambio, que llena de posibilidades nuevas el ámbito vital, como por un cambio que afecta a la moda, las relaciones sociales y las humanas, lo que "se traduce en una especie de contracción del presente, un acortamiento del tiempo, la sensación de no tener tiempo para nada".

 

Apuntó el rector, en las propias con las que cerró el acto, que en esta nueva coyuntura, "el único enemigo que tenemos es el tiempo, quedarse quietos es rendirse".

El rector Joaquín GoyacheRamón Rodríguez, del Departamento de Lógica y Filosofía Teórica, impartió la conferencia inauguralEnrique Ugedo, presidente de la Delegación Central de EstudiantesJoaquín Goyache, Rafael Puyol y José CarrilloEste año el aforo ha estado muy limitado en el acto inaugural del curso académico
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