Sin tiempo para prepararse, las universidades de prácticamente todos los rincones del planeta se han visto obligadas a reconvertir la educación presencial que en casi todos los casos impartían en una educación a distancia apoyada en el uso de la tecnología. No en todos los lugares ha funcionado igual, incluso puede decirse que en muy pocos ha funcionado a la perfección. El director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), Francesc Pedró, y el decano de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, Gonzalo Jover, abordaron el pasado 9 de junio en una videoconferencia promovida por el clúster Edutech esta situación inédita que si bien ya permite hacer algunas reflexiones, aun debe, como indicó el profesor Pedró, ser "evaluada de una forma científica para ver qué es lo que ha funcionado bien y qué es lo que debemos mejorar".
Para Gonzalo Jover, a falta de análisis más rigurosos, sí puede ya afirmarse que la obligada virtualización de la enseñanza provocada por la COVID-19, ha dejado a la vista dos déficit claros, uno material y otro formativo. El primero ha afectado sobre todo a los estudiantes y, como opina Jover, quizá debe hacer que las universidades se planteen establecer unos mínimos requerimientos de equipamientos tecnológicos a sus estudiantesnecesarios para seguir la docencia y establecer sistemas de ayudas para proveer de ellos a quienes no tengan recursos. El segundo déficit, el formativo, Jover se lo imputa a los docentes, que en muchos casos no tienen la formación tecnológica suficiente. En esta ocasión, según explicó el decano de la Facultad de Educación, se ha "salido del paso", al menos en su centro, creando grupos de trabajo docentes, en los que unos han ido supliendo las carencias de otros y cada uno aportando lo que mejor sabía hacer. No obstante, de cara al futuro sería necesario formar a todos los profesores en el uso de la tecnología docente.
Francesc Pedró aportó algunos datos sobre el uso de tecnología en la educación superior a nivel mundial durante la pandemia. Es curioso según describió que las aplicaciones más utilizadas no hayan sido las específicamente creadas para su uso educativo, sino otras de uso generalizado como Skype o Zoom, lo que da a pensar que en muchos casos lo que se ha pretendido es trasladar a través de videoconferencia lo mismo que hasta ese momento se hacía en las aulas. Entre las aplicaciones educativas se ha mantenido el uso de Moodle, implementado en la mayoría de campus virtuales de las universidades, y ha crecido de manera exponencial Google Classroom. Otra reflexión que hace Pedró a partir de estos datos es que las universidades y sus profesores son predominantemente "anti-comerciales" y, sobre todo, "pro-gratis". Los profesores universitarios, a juicio de Pedró y al menos en esta ocasión -para la que insistió que "no estaban preparados" pero a la que han dedicado muchas más horas de las que les pagan- han preferido utilizar las aplicaciones que ya conocían en lugar de adentrarse en otras más específicas pero sobre las que carecían de formación.
De acuerdo con el director de IESALC, este experimento sin red que se ha llevado a cabo en las universidades de todo el mundo -que ya se empieza a conocer como el "coronateaching"- debe servir para obtener conclusiones de cara al futuro y, sobre todo, para aprovechar lo que ha funcionado bien y mejorar lo que peor ha salido. Según indicó, la Universidad de Cambridge ya anunciado que el próximo curso combinará la formación a distancia con la presencial; las clases magistrales se impartirán por videoconferencia, mientras que las partes más prácticas de la docencia serán presenciales, aunque en grupos más pequeños de los acostumbrados. A juicio de Pedró, se trata de establecer mecanismos que utilicen la tecnología para lo que mejor sabe hacer y maximice el aprovechamiento de la presencialidad cuando esta sea necesaria.
A medio e incluso a corto plazo la apuesta de Pedró es la "hibridación" de la educación. Según indicó en Estados Unidos en una encuesta realizada en 2017 la mayor parte de los estudiantes universitarios ya señalaba esta enseñanza que mezcla lo on line con lo presencial como su preferida. Por supuesto, hay que tener en cuenta que no en todos los lugares del mundo el desarrollo tecnológico es el mismo y por ello el grado de implantación de otro tipo de enseñanza diferente o complementaria a la presencial no es igual. No obstante, Pedró defiende que la educación superior es uno de los ámbitos en el que antes se introduce el uso de la tecnología. No obstante, de acuerdo con el director de IESALC -quien, además, es profesor de la Universidad Pompeu Fabra y en los años 90 fue uno de los impulsores de la Universidad Oberta de Cataluña, la primera que apostó en España por la educación on line- para que la hibridación sea un éxito las universidades tienen que apostar por ella y, por ejemplo, crear los mecanismos necesarios para dar apoyo institucional tanto en la formación tecnológica de sus profesores como en el perfecto funcionamiento de las aplicaciones que se utilicen. También, concluyó Pedró, habrá que "reconciliar la cultura de la innovación educativa con la necesidad de la evaluación". Para Gonzalo Jover, lo que no se debe olvidar en todo este proceso es que el centro de la universidad no son ni los profesores ni los estudiantes, sino el conocimiento. "La universidad tienen que tener claro que la clave de su éxito es su compromiso con el conocimiento". Un compromiso, concluyó el decano, que debe a su vez ser social.