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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 28 de marzo de 2024

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¿Todavía crees que sólo usas el 10% de tu cerebro?

El día 23 de enero la Biblioteca Histórica ha acogido, dentro de las actividades de Encuentros Complutense, la presentación del libro Cuando la mente encontró a su cerebro, una recopilación de escritos sobre neurociencia y psicología de Luis Aguado, profesor del Departamento de Psicología Experimental, Procesos cognitivos y Logopedia de la Facultad de Psicología de la UCM. En sus páginas, el autor responde a diez preguntas, que van desde el yo hasta la inteligencia artificial, al tiempo que destruye varios de los neuro mitos más comunes como que sólo utilizamos un pequeño porcentaje de nuestro cerebro, que cada zona del cerebro se corresponde de manera aislada con una función o que los hemisferios derecho e izquierdo marcan diferentes personalidades. Fernando Maestú, catedrático de Psicología Experimental en la Facultad de Psicología de la UCM y director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional (UCM-UPM) del Centro de Tecnología Biomédica de la UPM, añade que en todo el libro, Aguado lucha contra el paradigma habitual en neurociencia desde el punto de vista de la Psicología, que es hablar de esas áreas concretas relacionadas con determinadas funciones, cuando en realidad, "como sostiene el autor, las conexiones son las que sustentan determinadas funciones y no unas zonas concretas. En el libro deja claro que no se puede entender la conducta humana sin la interacción de múltiples procesos cognitivos y afectivos".

 

Esa idea, apuntada por Fernando Maestú, se refleja ya desde el título del libro, Cuando la mente encontró a su cerebro, que para la periodista Magis Iglesias, moderadora del acto, "es un sugerente título, más propio de una comedia de Meg Ryan que de una obra de neurociencia, aunque aquí encaja perfectamente porque el libro ilustra y entretiene al mismo tiempo".

 

Iglesias destaca del libro "su capacidad divulgativa, ya que es un compendio prodigioso de escritura atractiva y de conocimiento", algo en lo que coincide Nieves Rojo, decana de la Facultad de Psicología, quien señala que "en Psicología se investiga mucho y bien, pero no siempre se divulga de la manera más adecuada". De acuerdo con Rojo, "hay muchos libros sobre psicología, que son realmente obras sin rigor científico ni eficacia en relación a los objetivos que supuestamente persiguen, y pocos tienen el rigor de este libro, que además es comprensible y está muy bien escrito". Fernando Maestú añade que "sólo escriben libros los que más saben, los que pueden informar y los que tienen algo personal que decir. Ahí entra este libro, que no es una obra con información acumulada, sino que en él, el autor ha volcado lo que él piensa".

 

Para Maestú, este libro es "súper valiente, se mete en todos los charcos, en Internet, meditación, neuroeducación, destruye mitos; y lo hace con muchísima honestidad, sin distancia, diciendo lo que piensa; además es muy innovador, dando un mensaje a lo largo de todo el libro que rompe con el paradigma de la neurociencia".

 

Entre los temas que destaca Maestú del libro están el capítulo sobre la meditación, en el que el autor refleja "cómo cambia el cerebro de manera funcional y estructural, y que cuantas más sesiones de meditación, más se modifica el cerebro, al menos funcionalmente". Otro tema a resaltar, para Maestú, es el del cerebro adolescente, que es un motor sin conductor, por la distancia entre el córtex prefrontal y el núcleo accumbens. Bromea Masestú que "no todo el mundo es capaz de llegar a la asíntota que unifica las distancias y a veces no desarrolla el lóbulo frontal y se queda en una perpetua adolescencia".

 

En palabras del autor

Luis Aguado asegura que este libro le está dando "gratas sorpresas y muchos refuerzos, quizás adulaciones exageradas, pero lo que sí queda claro es que el libro puede calar y llegar de una forma amable a gente que sepa o no de neurociencia".

 

Para Aguado, "la actual neurociencia y la psicología lo que hacen es estudiar la naturaleza humana, y como no hay una teoría magistral que lo explique todo hay que ir paso a paso avanzando en ese conocimiento". Explica el autor que en toda ciencia hay un proceso de transmisión del conocimiento a los que van a seguir esa ciencia, y esa es la formación en la escuela y la universidad, luego la ciencia básica se puede traducir en aplicaciones, en retorno social y, por último, "hay una tercera pata, sin la que la sociedad queda descolgada de los científicos, que es la divulgación, que desgraciadamente no cuenta en los sistemas de evaluación, así que hay poca gente motivada a divulgar".

 

La ciencia del cerebro, de acuerdo con Aguado, está en eclosión, aunque tiene muy poca divulgación en nuestro país quizás porque "es un tema resbaladizo ya que la mente es compleja y el cerebro también lo es, pero cuando se trata el tema de la correspondencia entre mente y cerebro la cuestión se supercomplejiza".

 

La estrategia del profesor complutense para "explicar lo complejo sin morir en el intento" es usar un lenguaje comprensible, pero que no carezca de rigor. Frente a eso, "a veces nos encontramos con divulgaciones que son vulgarizaciones e incluso pseudociencia, inventos de supuestas ciencias que no existen más que en la imaginación de quien las concibe, pero que dan mucho dinero; aparte hay creencias y neuro mitos basados en nada, y también promesas prematuras de la aplicación en campos como la educación".

 

Aguado recuerda que hay neuro mitos a partir de viejas ideas como que utilizamos el 10% del cerebro, aunque ya se sabe que se utiliza todo, de manera más o menos eficaz; otro mito es la diferenciación entre los hemisferios derecho e izquierdo; hay también una teoría de los estilos de aprendizaje, que es una ciencia falsa disfrazada de verdad, y luego están los suplementos alimenticios que se supone que mejoran la memoria, aunque sus efectos son nulos o muy muy escasos.

 

Diez preguntas

El libro se basa, de acuerdo con su autor, en tres áreas fundamentales, como son la psicología experimental, que nos ha proporcionado técnicas y métodos muy finos que son los grandes reactivos para estudiar la mente; otra es la ciencia cognitiva, que ha proporcionado teorías de más alcance y conceptos, como el yo, la memoria a corto plazo, la memoria implícita..., y la neurociencia de sistemas. "Esas tres áreas confluyen en la neurociencia cognitiva, que es donde se incluiría este libro".

 

Este campo científico se pregunta qué es la mente, cómo funciona y cómo el cerebro produce la mente. Aguado ha convertido esas preguntas en diez y a cada una de ellas le ha dedicado un capítulo. El primero trata sobre el yo, qué es lo que forma la identidad, qué papel tiene la conciencia corporal: el segundo versa sobre la empatía y la mente social; el tercero habla del gran mito de los dos hemisferios y explica cómo la razón y la intuición son dos partes difícilmente diferenciables; el cuarto se centra en la emocionalidad positiva, que tiene su base en el placer y en el sistema de recompensa del cerebro; en el capítulo cinco es crítico sobre la meditación, sobre los que consideran que cura todos nuestros males; en el sexto relaciona la forma en la que aprende el cerebro con cómo eso puede influir o no en los programas educativos, un poco en contra de las falsas expectativas de la neuroeducación; el séptimo capítulo se fija "en una afirmación muy repetidamente mantenida por muchos terapeutas de que las situaciones traumáticas se olvidan"; el capítulo ocho habla del papel del sueño en la formación de la memoria; el noveno entra en temas que parecen de ciencia ficción, como son las técnicas que permiten manipular la actividad neuronal para tratar problemas médicos, pero también hay intentos de implantar nuevos recuerdos, o el borrado de recuerdos, "algo que quizás en unos años sea una realidad". Por fin, "el último capítulo es quizás poco científico, pero vista la ubicuidad de las tecnologías digitales, intenta discutir la relación del uso de Internet y el desarrollo del cerebro".

 

La sociedad plantea muchos retos, como la traslación del conocimiento del cerebro a la educación, la cura de enfermedades (algo que Aguado va a muy largo plazo) o la aplicación de neurotecnología en el desarrollo de la inteligencia artificial y los robots humanoides. Todos los avances en esos campos, "finalmente nos llevarán a cambiar ideas de la naturaleza humana, como son las ideas sobre la libertad y la responsabilidad, la distinción filosófica entre mente y cuerpo, y finalmente el tema de la privacidad y la individualidad".

 

Para afrontar esos retos científicos y éticos, Aguado tiene claro que "los investigadores tienen que comunicarse con la sociedad, haciendo una divulgación de calidad".

Luis Aguado, profesor del Departamento de Psicología Experimental, Procesos cognitivos y Logopedia de la Facultad de Psicología de la UCM, autor de Cuando la mente encontró a su cerebroLa periodista Magis Iglesias y Fernando Maestú, catedrático de Psicología Experimental en la Facultad de Psicología de la UCM y director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional (UCM-UPM)Nieves Rojo, decana de la Facultad de Psicología, y Luis Aguado, durante la presentación del libro Cuando la mente encontró a su cerebroLa presentación del libro se realizó en la Biblioteca Histórica, dentro de las actividades de Encuentros Complutense
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