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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Miércoles, 24 de abril de 2024

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El deporte femenino derriba las barreras

Mireia Belmonte, las chicas de baloncesto, las guerreras de balonmano, el equipo femenino de fútbol, Carolina Marín, Ruth Beitia, Laia Sanz, las gimnastas rítmicas, ... Decenas de deportistas españolas están logrando en los últimos años éxitos que parecían inalcanzables. Están, incluso, superando los resultados de los equipos y deportistas masculinos, mucho más famosos y mucho mejor pagados. Sirva como dato recordar que en los últimos Juegos Olímpicos, los de Londres en 2012, de las 17 medallas conseguidas por los deportistas españoles, 11 fueron obtenidas por mujeres. Cuatro años antes, en Pekin, 14 de las 18 medallas fueron ganadas en pruebas masculinas.
Como diría cierto entrenador de fútbol, ¿Por qué? ¿Por qué esta explosión del deporte femenino español? Hemos visitado a los tres equipos femeninos -fútbol sala, baloncesto y voleibol- que en estos momentos -las competiciones de rugby y fútbol siete no comienzan hasta febrero o marzo- representan a la UCM en los campeonatos universitarios de Madrid. Hemos hablado con sus entrenadores -dos hombres y una mujer- y con algunas de sus jugadoras. Todos lo tienen claro: las barreras han caído, ya nada impide que las mujeres triunfen en el deporte.
Si hubiera que buscar el factor diferencial que explicara este salto del deporte femenino, no habría duda: los prejuicios han desaparecido. "Hoy las niñas se inician en el deporte a la misma edad que los niños, sin ningún problema. Incluso en deportes como el mío, el voleibol -el que habla es Gabriel López, Piru, el entrenador de los equipos de voleibol masculino y femenino de la UCM-, las chicas hasta lo hacen antes. En Vallecas, donde yo también entreno, tenemos niñas desde los 8 ó 9 años, que vamos enchufando al voley. En cambio con los niños cuesta más, porque el fútbol se lo come todo y lo que sobra se lo lleva el baloncesto". "Los años más importantes en la formación de un jugador son los de iniciación. Ahora las chicas empiezan muy pequeñas y eso se está notando mucho. Hay chavalas a las que es una gozada ver jugar", señala Roberto de Frutos, responsable desde hace más de una década del equipo femenino complutense de fútbol sala.
Olga Allen, la entrenadora de las chicas de baloncesto, coincide con sus compañeros: "Es verdad, los tiempos están cambiando. Ya no son cuatro raras las que hacen deporte, pero aún así sigue faltando más inversión y ayudas. Esperemos que esos últimos prejuicios también caigan, que la gente, que de hecho ya lo va haciendo, se enganche más al deporte femenino. Que se den cuenta de que no es lo mismo, por ejemplo, el baloncesto que juegan los hombres al que juegan las mujeres, pero que en el femenino hay muchas cosas que apreciar, que no somos mejores ni peores sino diferentes".
Quizá el salto económico sea la gran asignatura pendiente del deporte femenino en España, y para lograrlo, como indica Irene Villaverde, la capitana del equipo de fútbol sala, es necesario "lograr más repercusión". "Yo creo -apunta Roberto, su entrenador- que en esta ocasión el auge del deporte femenino sí es de verdad. Incluso la prensa se está dando cuenta y está empezando a prestar una atención continuada que antes no había. Creo que sí, que esta vez sí".
Pase lo que pase en los terrenos mediáticos y económicos, lo que ya es un hecho es que cada vez hay más chicas que reciben una formación técnica y táctica en sus respectivos deportes del mismo nivel que la que se brinda a los hombres. "Los entrenadores de nivel se están animando a coger equipos femeninos y eso también se está notando", apunta Roberto de Frutos. "Aunque todavía a algunos les cuesta", opina Olga Allen.
El deporte universitario está también notando este incremento de jugadoras de buen nivel. De hecho, la mayor parte de las integrantes de los equipos de la UCM de fútbol sala, baloncesto y voleibol además de jugar el campeonato universitario lo hace en ligas de segunda o tercera categoría a nivel nacional. "Yo, por ejemplo -señala Gabriel, el entrenador de voleibol-, de las 18 chicas que tengo casi todas están federadas. Unas juegan en la Superliga 2, otras en Primera Nacional... Esto hace años era impensable".
Este aumento de nivel también tiene, por qué no decirlo, una segunda cara, ya que sus obligaciones con los clubes impiden que los equipos universitarios puedan entrenar todo lo que les gustaría a sus entrenadores. E, incluso, como añade Olga Allen, también tiene una tercera consecuencia: "Solo hay 3 ó 4 universidades en los campeonatos de Madrid que tienen este nivel, lo que quizá haría necesario replantear la competición. Hay partidos que son humillantes para el rival y poco atractivos para nuestras propias jugadoras. No sé, quizá habría que marcar dos niveles en la competición o, en caso contrario, prohibir la participación de las jugadoras federadas y volver a un nivel más bajo". "Es cierto -comenta Roberto de Frutos, minutos después de que la UCM ganara 18 a 1 a la Universidad Europea-, que hay mucha diferencia entre unos equipos y otros, pero así también se aprende".
Donde el nivel es realmente alto es en las fases finales de los campeonatos de España universitarios, el objetivo marcado por los tres equipos femeninos de la UCM. Los de voleibol y fútbol sala ya fueron bronce el pasado año; el de baloncesto hace tres.

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