El pasado 29 de noviembre, el aula Schüller de la Facultad de Medicina acogió una jornada de homenaje a Pablo Gil Loyzaga, quien falleció el pasado mes de mayo.
Gil Loyzaga fue catedrático de Neurobiología de la Audición de la Complutense, y pionero en la descripción de diversas características del desarrollo ontogénico (desde el óvulo fertilizado hasta su senescencia) del receptor auditivo de los mamíferos. También fue quien describió por primera vez la presencia de dos neurotransmisores en la cóclea como son la dopamina y la serotonina. Además destacó en otros campos como en el desarrollo de modelos para estudiar la presbiacusia humana, es decir, la pérdida progresiva de la capacidad para oír altas frecuencias.
En torno a esos temas se organizó la jornada de homenaje en la que participaron profesionales de toda España, pero también de países como Francia y Finlandia que siguieron los pasos de los trabajos del profesor Gil Loyzaga. La parte más emotiva se reservó para la última de las conferencias, impartida por el catedrático Joaquín Poch-Broto, en la que hizo un bosquejo biográfico personal y científico del homenajeado.
Amigos desde siempre
Recordó Poch-Broto que desde que se conocieron se hicieron amigos y que esa amistad duró toda la vida aunque cada uno fue por un camino, Gil Loyzaga por el de la investigación y el conferenciante por el asistencial en el Hospital Clínico San Carlos. Según el ponente, Gil Loyzaga era un "hombre de una fidelidad extraordinaria a sus propios afectos, que eran básicamente sus amigos".
Aseguró Poch-Broto que pocas veces ha conocido "una persona a la que le hiciera tanta ilusión ser catedrático de su propia universidad como a Gil Loyzaga".
Aparte de sus conocidos trabajos en Medicina y Biología (disciplina en la que consiguió su segundo doctorado), Gil Loyzaga era también doctor en Historia del Derecho, algo que consiguió con su tesis doctoral El Capitán Don Diego Menéndez de Valdés y la Gobernación de Puerto Rico a finales del siglo XVI.
Cursos de verano
Pablo Gil Loyzaga se caracterizó además por su actividad docente frenética que no se detenía ni siquiera en verano. Durante muchos años dirigió e impartió cursos en la Escuela Complutense de Verano sobre dos de sus temas predilectos: la telemedicina y los cultivos celulares.
Una característica peculiar de esos cursos, aparte de su rigurosa especialización, era que exigía a sus alumnos que hicieran los trabajos a mano. Aseguraba que así, aunque los copiasen de Internet, al menos algo aprenderían.
La jornada se cerró con la entrega de un ramo de flores a la viuda de Pablo Gil Loyzaga.