Proyectos de Innovación

El Grabado

Las técnicas de grabado: xilografía, calcografía y litografía.

 

La posibilidad de reproducir imágenes en serie, aumentando así la producción y reduciendo costes, ha resultado siempre atractiva para artistas y artesanos, sobre todo cuando se vincula a las manifestaciones artísticas de consumo popular. Ya desde la Antigüedad existieron amuletos, figurillas de devoción y demás parafernalia que permitía a los devotos portar consigo un pequeño recuerdo de un culto determinado que los acompañara y protegiera en sus quehaceres diarios.


La Edad Media, con su particular idiosincrasia religiosa en la que las reliquias y las peregrinaciones jugaron un papel esencial, también implantó las prácticas devocionales vinculadas a los objetos sacros como velas, exvotos o recuerdos de peregrinación que muchas veces se santificaban por contacto con la reliquia original. Así han llegado hasta nosotros numerosas insignias realizadas en metales baratos que recuerdan los diferentes cultos y sedes religiosas medievales.

En ese contexto, al menos desde el siglo XIV en Occidente, se empleaba ya para la estampación de telas la técnica de la xilografía, consistente en un bloque de madera tallado en positivo y entintado que permitía reproducir de forma rápida y eficiente motivos decorativos en tela y otros soportes. La transición al uso sobre papel era solo cuestión de tiempo, y así desde el tránsito al siglo XV empiezan a aparecer estampas de devoción que por su precio insignificante acabarán desplazando a muchos de esos otros objetos devocionales antes mencionados. La pintura del siglo XV comenzará a mostrar interiores domésticos presididos por la imagen de la Verónica, el Varón de Dolores y tantas otras representaciones de santos protectores que marcaron las vidas y creencias de los hombres y mujeres de la Baja Edad Media.

La naciente imprenta pronto aprovechará esta técnica para ilustrar sus primeros productos editoriales, de forma que los incunables se asemejaran lo más posible a aquellos manuscritos iluminados que los lectores adinerados podían disfrutar en sus bibliotecas y los menos adinerados contemplar de lejos en la liturgia. La xilografía, al ser una técnica en relieve, podía ser impresa junto con los tipos móviles, obteniendo en un solo paso por la prensa texto e imagen.


En el XVI asistimos al desarrollo de la calcografía, una técnica que emplea en este caso la lámina metálica como matriz para la reproducción de imágenes, probablemente heredada de las técnicas aplicadas por los orfebres en la decoración de armaduras y otras piezas lujosas. Ambas técnicas, xilografía y calcografía, convivirán en los libros de la Edad Moderna, orientándose progresivamente, y salvo excepciones, al producto popular la primera, y a las grandes ediciones ilustradas la segunda.

Y ya en los albores de los movimientos ilustrados y revolucionarios que cambiarán para siempre el panorama político y cultural de la civilización occidental surgirá la litografía, una técnica prodigiosa por su aparente sencillez que permitirá, sin embargo, a los artistas crear imágenes de un realismo casi fotográfico para ilustrar tratados botánicos, zoológicos o geográficos, sin olvidar la pléyade de productos publicitarios, administrativos o cotidianos que serán reproducidos con este nuevo ingenio.

 

 

Helena Carvajal González
Departamento de Literaturas Hispánicas y Bibliografía
Universidad Complutense de Madrid