Grupos de investigación

Nadia Anjuman

Nadia Anjuman, poeta y periodista afgana, nació el 27 de diciembre de 1980 y murió el 4 de noviembre de 2005 en la ciudad de Herat (Afganistán), asesinada por su marido. Entre 1996 y 2001, bajo el régimen del Emirato Islámico de Afganistán, formó parte de un círculo clandestino de mujeres que estudiaban literatura, la Escola da Agulha Dourada, que lleva su nombre, bajo la dirección del profesor Nasser Rahiyab. Con el pretexto de labores de costura aprobadas por los talibanes, las seis alumnas practicaron una actividad expresamente prohibida a las mujeres. Más tarde, tras la intervención estadounidense, Nadia Anjuman se matriculó en la universidad y, en 2004, publicó Gul-e-dodi (Flor de humo), un bestseller del que vendió cerca de 3.000 ejemplares. En 2006 se publicó póstumamente Yek Sàbad Délhoreh / A Basket of Fears, y en 2007 Divâne Sorudehâye Nadja Anjoman / The Complete Poems of Nadia Anjuman. Su obra fue publicada en dari y pastún, y ha sido traducida al portugués y al español.

Lectura al persa-dari por Waheda Ahmadi.


Lectura en persa-dari de "Nada"

     عبث

 

نیست شوقی که زبان باز کنم، از چه بخوانم؟  

من که منفور زمانم، چه بخوانم چه نخوانم

چه بگویم سخن از شهد، که زهر است به کامم

وای از آن مشت ستمگر که بکوبیده دهانم

نیست غمخوار مرا در همه دنیا که بنازم

چه بگریم، چه بخندم، چه بمیرم، چه بمانم

من و این کنج اسارت، غم ناکامی و حسرت

که عبث زاده‌ام و مهر بباید به دهانم

دانم ای دل که بهاران بود و موسم عشرت

من پربسته چه سازم که پریدن نتوانم

گرچه دیریست خموشم، نرود نغمه ز یادم

زان که هر لحظه به نجوا سخن از دل برهانم

یاد آن روز گرامی که قفس را بشکافم

سر برون آرم از این عزلت و مستانه بخوانم

من نه آن بید ضعیفم که ز هر باد بلرزم

دخت افغانم و برجاست که دایم به فغانم


Nada

Traducción de Waheda Ahmadi y José Manuel Lucía Megías

 

Deseo abrir la boca, pero ¿qué puedo cantar?

Cantar no cambia nada si me desprecian a cada momento.

¿Qué puedo decir de la miel cuando mi boca sabe a veneno?

Maldito sea aquel puño opresor con que me hirieron.

Si nadie en el mundo es amable conmigo, ¿a quién debo alabar?

Que llore o que ría, que muera o que viva, no cambia nada.

Solitaria, enmarcada por la pena y la pérdida,

nací para nada y para nada mi boca está sellada.

Y la primavera, corazón, sé que es tiempo para celebrar,

pero mis alas están clavadas. ¿Qué hacer si volar no puedo?

No olvidaré la canción, aunque me hayan condenado al silencio.

En un lamento interminable, arranco palabras de mi pecho.

Celebraremos el día cuando escape de esta jaula

y borracha de vida cantaré mi regreso a la superficie.

No soy como el frágil sauce que se agita con el viento.

Soy una mujer afgana: siempre, siempre estoy luchando.