Grupos de investigación

José María Micó

José María Micó Juan (Barcelona, 1961) es un poeta, filólogo, traductor y músico español, especializado en los clásicos de los Siglos de Oro (Góngora, Cervantes, Mateo Alemán, Quevedo) y la Edad Media y el Renacimiento italianos (Dante, Petrarca, Ariosto), aunque también se ha ocupado del estudio y la traducción de otros autores medievales (Ausiàs March, Jordi de Sant Jordi, Ramon Llull) y contemporáneos (Pere Gimferrer, Narcís Comadira, Valerio Magrelli). Es catedrático de Literatura en la Universidad Pompeu Fabra y creador y codirector del Máster en Creación Literaria de dicha universidad.

Es autor de siete libros de poesía y en 2020 ha publicado en la editorial Acantilado Primeras voluntades, un volumen que recoge su poesía completa, reconfigurada siguiendo una nueva disposición que reúne los poemas por afinidad temática en distintas secciones.

Entre sus traducciones destacan las del Orlando furioso de Ludovico Ariosto, que le valió el Premio Nacional de Traducción en España y también en Italia, y la Comedia de Dante Alighieri. Ambas cuentan también con prólogo, notas y comentarios de Micó.

Su traducción de la Comedia de Dante ha tenido un eco importante en la prensa española y latinoamericana, y ha sido valorada como una versión legible, cercana y fiel, respetuosa con el original (El Periódico) porque preserva el sentido literal y reconstruye su condición poética original (La Vanguardia).

Micó ha compuesto la música para algunos de sus poemas, que queda recogida en varios discos, como Memoria del aire y Mapa de sombras cotidianas, y es el guitarrista del dúo Marta y Micó.

 

EMBLEMA

Imaginad un cuadro.
Figuraos que ahora,
con mano lenta y con pincel tirante,
puso en él una nube y un jardín,
un encañado, un sol, una ventana
y unos lejos brumosos mal cubiertos
por un escorzo, de mujer sin duda.
Admitiréis que un lecho renegrido
parece necesario,
que la mujer está mirando el tiempo,
que alguien que no se ve la está mirando,
que encima de una mesa convalecen
unas prendas recién aborrecidas.
Tras el cristal, la rosa se contiene.

El hombre que no veis suda y descansa.
No hace mucho tenía
el cuerpo sobre el lecho,
la mano en la mujer, la boca en vilo
y envilecida al cabo de las horas.
Dejó en la mesa la razón y expuso
los trajinados hombros al esfuerzo,
sin más paisaje que la compañía.
Ahora descansa y suda,
tiene la mano en la pared y mira
con familiaridad la ociosa espalda,
el lecho, la ventana, el sol, el tiempo,
la nube, el encañado... Ahora, siente
que en jardín la rosa se confía.

La espera, Madrid, Hiperión, 1992 (PREMIO HIPERIÓN).

 

BREVE HISTORIA DE ESPAÑA

Cuando hay que descubrir un Nuevo Mundo / o hay que domar al moro, / o hay que medir el cinturón de oro / del Ecuador, o alzar sobre el profundo / espanto del error negro que pesa / sobre la Cristiandad, el pensamiento / que es amor en Teresa / y es claridad en Trento, / cuando hay que consumar la maravilla / de alguna nueva hazaña, / los ángeles que están junto a su Silla, / miran a Dios... y piensan en España.

(José María Pemán)

Tengo en casa el Poema
de la Bestia y el Ángel,
envidia de bibliófilos:
«Zaragoza, Ediciones Jerarquía,
abril mil novecientos treinta y ocho,
Segundo Año Triunfal».
Cierta dedicatoria
del poeta a un amigo
seguramente médico
hace más raro mi ejemplar.
En la primera página, el obrero
de las Industrias Gráficas Uriarte
dispuso sabiamente,
sobre papel de precio,
unas letras doradas:
«Franco, Calvo Sotelo, José Antonio,
Sanjurjo, Mola».
Aún resulta hermoso
el brillo de esos nombres.

Con su fulgor se enciende
el recuerdo y me lleva
a los mismos parajes,
al campo sin cuidar de Pina de Ebro,
abril mil novecientos treinta y ocho:
allí un moro domado
por algún ángel español de aquellos
que miraban a Dios
segó con tiro de fusil cristiano,
no con fiera y hereje cimitarra,
los días del soldado
Francisco Gómez Cuéllar,
muerto a los treinta años
con tiempo suficiente
para mantener vivo mi linaje.

Letras para cantar, Pamplona, Pamiela, 1997.

 

DOS FRAGMENTOS

Una nave imposible, esclava de las aguas,
tal vez repleta del lascivo esfuerzo
de hombres que no veré,
de mujeres sin ropa
a caballo del mar, acaloradas,
mecidas por un sucio motor que las apremia,
rompe la luz y el tiempo.
Pero aquí,
en el barrio las eras,
un muchacho está solo jugando sobre el trillo,
lejos de la sal cálida que eriza
la espalda de los náufragos.

&

Aquí, como si fuesen algo, yacen
los huesos de los míos. Hubo un tiempo
ni siquiera lejano en que vistieron
el sueño de mil noches y una extraña
devoción por los días asignados.
Hoy descansan en paz. Son solamente
ascuas desparejadas que el recuerdo
atiza sin rencor. Doy por perdido
el sudor de sus frentes. Les consagro
unas cuantas palabras no escuchadas,
un manojo de flores pertinaces
y un régimen absurdo de visitas.
Tú, caminante, lee y considera
esta victoria pírrica de quienes,
por estar muertos, ya no son mortales.

Camino de ronda, Barcelona, Tusquets, 1998.

 

PÁJARO EN MANO

A Joaquín Sabina,
por sus «Ciento volando».

Tras el naufragio de mis soledades,
cuando el tiempo nos da los malos días
y se acaba el alcohol en las ciudades,
lleno el vaso de roncas melodías

y escucho sin parar a aquel andoba
que algunas veces vive y otras veces
nos invita a deshoras a su alcoba
y apura el corazón hasta las heces;

que antes de hacerse al mar quema las naves,
que huele las espinas de las rosas
y se ilusiona con las ilusiones;

porque quiero una copia de esas llaves
que encierran las mentiras más hermosas
en la pura verdad de sus canciones.

 

FÓSILES

 

1
La memoria
es la limosna que el desposeído
se da a sí mismo.

2
El olor del jazmín es casi tacto.

3
En cada hijo se renueva el rito
de la extinción.

4
Todo el que vive
toma su duración como victoria.

5
Si el tiempo existe,
no es necesario que la muerte acuda.

6
Erguidos en el fondo del paisaje,
los árboles ofrecen
una falsa impresión de permanencia.

7
Toda estancia es un tránsito.
Todo viaje se convierte en fuga.
Toda fuga es un fin que no se alcanza.

 

 

CALEIDOSCOPIO

¿Qué hay detrás de la luz?
                                               Más luz, más pura.
Hasta el cristal es aire. El aire, nada
que se pueda tocar, nada que pese,
cargado solo de un fulgor que encierra
todo lo que has vivido.
Nada que pueda verse.
El dibujo sin trazos de una sombra
hecha de claridad donde estuvieron
y todavía están
las personas que amaste,
las que tocaste sin amor un día
y sus perdidos nombres que ahora el vidrio
multiplica en reflejos. Todos tienen
la misma forma, porque iguales fueron.
En su desnuda masa, despojada
del ser y del vivir, de los perfiles
que contemplaste un día,
se hacinan sus vestidos, su saliva,
sus urgentes palabras de deseo
y los días de sangre de tu madre
cuando aún no eras tú ni ella era nada.

Todo eso es ahora
un pozo de colores,
un humo encajonado que adormece.
En su fondo hay más luz, como brotada
del vaho del fervor, que hoy solo es vaho,
el extraño matiz de otra pureza,
una lámina más, detrás de todo.

Hasta el cristal es aire, y en el aire
verás, roto en pedazos,
el último color, el que te abrasa.

 

****


«Hasta aquí llegó el río». Tú acaricias
la reseca inscripción que conmemora
la crecida del Arno, y hoy su cauce,
ya devuelto a su ser bajo los puentes,
respeta con antigua cortesía
los sueños clausurados de esta casa
y deposita en ti su paraíso.
Como recién lavadas se pasean
ante tus ojos todas las edades.
Aquí se amaron Beatriz y Dante
sin ensuciar su amor con torpes besos;
aquí tu sucio amor pudre y envicia
el aire de tu boca, que es el mismo
que respiraste ayer. El que te queda.
Y el aire de los vivos, desbocado,
pródigo de esplendor y de belleza,
adorna la ciudad con su venganza.
En estas calles todo lo que tienes,
todo el color, toda la luz que admiras
sigue mermando tu caudal, y el tiempo
te mata con modales florentinos.

La sangre de los fósiles, Barcelona, Tusquets, 2005.

 

Α · Ω

De todas las penumbras en que he estado,
ésta es la más profunda.
Por encima de mí duran los sueños.
Bajo el pulido envés de estas dos fechas
soy ruina de robadas esperanzas.
Lo que fui ya no es, y aquí os declaro
mi póstumo deseo: que esta muerte
a todos os parezca prematura.