Simular para entrenar cuidados enfermeros de calidad y salvar vidas

Imagina que el piloto del avión destino a tus vacaciones no ha completado ninguna hora de simulación de vuelo, ¿volarías con él? Los artistas y deportistas deben ensayar y entrenar constantemente antes de actuar, competir o jugar unas pocas horas, minutos o, incluso, segundos. Sin embargo, los profesionales sanitarios “juegan” todos los días sin apenas entrenar antes de “tocar” a un paciente. Afortunadamente, la simulación permite a estos profesionales entrenar y mejorar sus habilidades clínicas. El 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería y las enfermeras son pioneras y referentes en simulación clínica.

 

El entrenamiento de RCP es una de las simulaciones clínicas más conocidas. / Shutterstock.

El entrenamiento de RCP es una de las simulaciones clínicas más conocidas. / Shutterstock.

12 de mayo de 2025.

La simulación clínica se trata de una metodología que crea una situación que permite a las personas experimentar una representación de un evento real con el fin de practicar y aprender. Los profesionales enfermeros son pioneros en esta técnica docente. En 1759, Madame du Coudray creó un maniquí (llamado “la máquina”) con el que enseñó a atender en los partos a las matronas de toda Francia. Otro de los primeros simuladores fue “la señora Chase”, un maniquí de porcelana creado en 1911 por Martha Jenkins, una fabricante de muñecas, para enseñar técnicas básicas de Enfermería. Además, actualmente los estándares sobre buenas prácticas en simulación clínica están liderados por enfermeras y son referencia a nivel internacional.

¿Para qué sirve la simulación clínica?

Tradicionalmente la simulación clínica se ha aplicado en Enfermería para la adquisición de competencias enfermeras y habilidades técnicas, como el entrenamiento de reanimación cardiopulmonar (RCP) o protocolos clínicos.

Sin embargo, esta metodología es especialmente útil para entrenar y mejorar habilidades no técnicas, como habilidades de comunicación, trabajo en equipo, empatía, pensamiento crítico, toma de decisiones, valores enfermeros, inteligencia emocional, resiliencia, y atención enfermera a través videoconsultas o a poblaciones vulnerables (personas mayores, pacientes psiquiátricos, inmigrantes o de otras culturas, y víctimas de violencia de género).

Las habilidades no técnicas, mal llamadas “habilidades blandas” o “soft skills”, son realmente las que dan sentido a la disciplina y profesión enfermera y las que resultan más gratificantes para los pacientes, familias y los propios profesionales enfermeros. Sin embargo, dichas habilidades son las que más están relacionadas con eventos adversos de seguridad, principalmente errores de comunicación, liderazgo y factores humanos, por lo que el entrenamiento y mejora de las habilidades no técnicas es fundamental para promover la seguridad del paciente y prevenir errores en la asistencia sanitaria.

Ventajas de la simulación clínica

  • Posibilita que los participantes puedan repetir las veces que sean necesarias hasta que adquieran las habilidades clínicas entrenadas.
  • Favorece un entrenamiento integrador de las habilidades clínicas, tanto técnicas como no técnicas.
  • Aumenta la seguridad de los pacientes y ayuda a disminuir los riesgos de la práctica clínica real, facilitando la corrección de los errores.
  • Proporciona una experiencia altamente inmersiva, interactiva y competitiva para los participantes.
  • Posibilita anticiparnos a eventos que aún no se han dado (situaciones críticas o poco habituales), preparando a los participantes a afrontarlas.
  • Permite a los participantes practicar procedimientos y técnicas clínicas que, en condiciones habituales, pueden requerir bastante tiempo para que sean dominadas completamente (p. ej., el aprender los sonidos cardíacos y pulmonares mediante un simulador).
  • Facilita que las habilidades clínicas entrenadas se pueden transferir a situaciones clínicas reales.
  • Es más efectiva que el entrenamiento clásico o tradicional, basado en la exposición directa al paciente y en el “ensayo-error”.

Mitos de la simulación clínica

  • Es hacer “teatro” o “role-playing”: la simulación clínica no es un juego y no consiste exclusivamente en interpretar unos papeles o roles. Se basa en una metodología, cuyas principales fases son el prebriefing (sesión previa para que los participantes en la simulación se metan el papel y se crean el escenario simulado), la escenificación del caso clínico simulado y el debriefing (análisis y reflexión de la actuación de los participantes durante el escenario simulado y donde realmente aprenden).
  • Nada es real y todo es mentira: aunque la simulación no llegue a ser real por la apariencia fría de los simuladores por ser “de plástico”, sí que puede ser realista. Para que suponga un buen método de aprendizaje, la fase de prebriefing es crucial para que los participantes se comprometan con la simulación, se involucren y “crean para ver”.
  • Requiere de un equipamiento muy costoso: la simulación no es igual a tecnología y requiere de ingenio y creatividad. Actualmente existen dispositivos audiovisuales con un equipamiento básico y aplicaciones gratuitas de simuladores que permiten realizar una simulación “low-cost”, haciéndola más asequible. También se pueden realizar simulaciones en las propias instalaciones de los centros sanitarios, donde se dispone de todo el equipamiento necesario (simulación “in situ”).
  • Es imprescindible tener un simulador para hacer simulación clínica: se puede conseguir una simulación de alta fidelidad con la realidad utilizando actores en vez de simuladores. Además, los simuladores están sujetos a posibles averías y los actores no suelen fallar.
  • Para simular no se requiere preparación previa: la simulación clínica requiere de un tiempo de preparación para diseñar casos clínicos simulados, evitando siempre la improvisación. Asimismo, todos los casos clínicos simulados deben ser pilotados antes de ponerlos en práctica.
  • Es estresante y aumenta los niveles de ansiedad de los participantes: mediante la fase de prebriefing se debe crear un ambiente de seguridad psicológica, donde se considere a todos los participantes capaces, inteligentes y con ganas de aprender y mejorar. Asimismo, se debe respetar su confidencialidad mediante la firma del contrato “Las Vegas” (lo que pase en la simulación se queda en la simulación). Todo ello hace que los nervios de los participantes no influyan negativamente en su actuación.

Por lo tanto, la simulación clínica se trata de una metodología docente mediante la cual se puede mejorar la calidad de los cuidados enfermeros y la seguridad del paciente a través del entrenamiento de habilidades clínicas, tanto técnicas como técnicas, en un ambiente seguro de aprendizaje. De esta manera, tanto el estudiante como el profesional enfermero pueden repetir las intervenciones y cuidados enfermeros hasta su adquisición, pudiendo cometer errores sin riesgo para el paciente.


 

      
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