¿Qué podemos hacer en la lucha contra la resistencia antimicrobiana?

Entre el 18 y el 24 de noviembre se celebra la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antimicrobianos. Este año bajo el lema “Prevengamos juntos la resistencia a antimicrobianos”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pretende dar a conocer los riesgos que conllevan las infecciones causadas por las llamadas “superbacterias”, resistentes al tratamiento antibiótico y mostrar la importancia de la participación de toda la sociedad.

 

Hasta el 24 de noviembre se celebra la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antimicrobianos. / Shutterstock.

Hasta el 24 de noviembre se celebra la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antimicrobianos. / Shutterstock.

22 de noviembre de 2022.

Tras décadas de abuso en el uso de antibióticos en sanidad animal y humana, cada vez es más frecuente leer noticias relacionadas con infecciones por microorganismos multirresistentes. Los microorganismos evolucionan muy rápidamente. La utilización de estos fármacos de manera inadecuada selecciona a las bacterias más resistentes y, al eliminar a sus competidoras, favorece su desarrollo. No podemos eliminar la aparición de resistencias a los tratamientos, pero sí retrasar su avance.

En esta carrera contra las superbacterias, se nos plantean muchos retos que es necesario abordar de forma multidisciplinar siguiendo una estrategia global. ¿Cuáles son las prioridades?

Más vale prevenir… que evitar males mayores

Una de las mejores estrategias para reducir la necesidad del uso de antimicrobianos y, por tanto, minimizar las resistencias, es la prevención de las infecciones. Aplicar buenas prácticas higiénicas en la clínica o en la industria agroalimentaria e incluso en los hogares, una gestión adecuada de residuos, el tratamiento de aguas o promover la vacunación universal para prevenir infecciones son solo algunas acciones fundamentales.

Se están intentando encontrar microorganismos productores de antibióticos en lugares inexplorados como desiertos, océanos o intenstino de insectos

Además, tenemos que dejar de pensar en la resistencia a antimicrobianos como un problema de salud humana y afrontarlo con una estrategia global y transversal, lo que conocemos como “One Health” (Una Salud). Sabemos que muchos genes de resistencia responsables de la letalidad en nuestros hospitales se han seleccionado en granjas y están presentes en el medio ambiente.

En la resistencia a antibióticos, igual que en la emergencia de nuevos virus pandémicos, la salud humana, la salud animal y la salud medioambiental deben abordarse de manera conjunta. Las bacterias y sus genes de resistencia fluyen de un hábitat a otro sin tener en cuenta estas fronteras artificiales. La “pandemia silenciosa” de la resistencia a antimicrobianos es un problema de Salud Global y su solución es enmarcar las estrategias de prevención dentro de una perspectiva “One Health”.

Investigar más: desarrollo de nuevos fármacos

Para encontrar soluciones preventivas y terapéuticas, primero debemos comprender cómo se transmite la resistencia a antimicrobianos y cuáles son sus mecanismos. Este es uno de los campos más punteros en la investigación en Microbiología en todo el mundo. ¡Nos queda mucho por descubrir! Las bacterias son capaces de transmitir información genética de unas células a otras, e incluso de unas especies a otras. Como si cambiaran cromos, se transfieren genes de resistencia en cualquier hábitat, desde un hospital, hasta el cauce de un río o en nuestro intestino. Para prevenir esto es muy importante conocer los mecanismos de transferencia.

Los nuevos antimicrobianos se pueden buscar en la naturaleza o en el laboratorio. / Shutterstock.

Los nuevos antimicrobianos se pueden buscar en la naturaleza o en el laboratorio. / Shutterstock.

Pero necesitamos más y mejores antibióticos, ahora que algunas bacterias se han hecho resistentes a todos los que teníamos. Encontrar nuevas terapias antiinfecciosas, “balas mágicas” que destruyan al patógeno sin causar daño al paciente ni a su microbiota, sigue siendo un reto. Descubrir nuevos antimicrobianos que superen los ensayos clínicos y sean finalmente aprobados es una verdadera carrera de obstáculos que supone una enorme inversión con unas bajas tasas de éxito. Se estima que el desarrollo de un nuevo antimicrobiano puede durar entre 10 y 15 años y puede costar más de 1.000 millones de dólares. A pesar de este esfuerzo, se está dando el caso de que antes de comercializarse los nuevos antibióticos ya se pueden detectar en el ambiente bacterias resistentes a ellos. Es, por tanto, una carrera muy difícil de ganar. La OMS alerta de que el ritmo al que descubrimos nuevos antimicrobianos no es suficiente para hacer frente a la amenaza que supone la resistencia.

Los nuevos antimicrobianos se pueden buscar en la naturaleza o en el laboratorio. Casi todos los antibióticos tienen un origen natural. Son, a su vez, productos microbianos, como su nombre suele delatar: penicilina de Penicillium, estreptomicina de Streptomyces, etc. Son armas químicas producidas por microorganismos en el medio ambiente para mantener a raya a sus competidores.

Se están intentando encontrar microorganismos productores de antibióticos en lugares inexplorados hasta el momento. El desierto, las profundidades oceánicas, o el intestino de algunos insectos han sido las últimas fuentes de microorganismos productores de nuevas moléculas con potencial antimicrobiano. Pero también podemos buscar nuevos antimicrobianos en librerías químicas con decenas de miles de compuestos, diseñarlos conociendo la estructura molecular de la diana o incluso bien modificar químicamente los ya existentes para que escapen a los mecanismos de resistencia.

Otra de las nuevas vías en el desarrollo de antibióticos es la búsqueda de antimicrobianos no convencionales. La mayor parte de la investigación se está centrando en la aplicación de virus que infectan bacterias o de las enzimas con las que éstos consiguen matar a las bacterias, llamados respectivamente bacteriófagos y enzibióticos. Apuntad bien estos términos porque seguramente escucharemos hablar de ellos en el futuro.

Y otras tres cosas: concienciar, concienciar y concienciar

A pesar de su enorme relevancia (1.270.000 muertes anuales a nivel global según las últimas estimaciones, 37.000 de ellas en Europa), la resistencia a antimicrobianos sigue siendo una gran desconocida por muchos sectores de la sociedad. Pequeños hábitos como sólo tomar antibióticos cuando los prescribe el médico, terminar los tratamientos aunque hayan remitido los síntomas o eliminar los medicamentos adecuadamente en el punto SIGRE de la farmacia pueden ser determinantes para frenar el avance de la resistencia a antimicrobianos.

Se estima que el desarrollo de un nuevo antimicrobiano puede durar entre 10 y 15 años y puede costar más de 1.000 millones de dólares

Por tanto, es imprescindible que el mensaje se transmita correctamente a la sociedad mediante campañas de concienciación adecuadas. Desde 2016, la Universidad Complutense trabaja en el proyecto MicroMundo, en el que equipos de profesores y estudiantes de distintos Grados y Másteres dirigen a jóvenes investigadores buscadores de antibióticos en colegios e institutos, a la vez que conciencian sobre la resistencia a los antimicrobianos.

Desde su inicio, MicroMundo ha visitado 60 centros educativos en Madrid y se ha extendido a otras 30 universidades españolas, e incluso a Portugal. Ni siquiera el confinamiento pudo frenar nuestra determinación para visibilizar este problema y se plantearon un montón de actividades virtuales que han sido reconocidas por los premios del Plan Nacional frente a la Resistencia a Antibióticos (PRAN) 2021 como la mejor iniciativa de comunicación y sensibilización de la población sobre la resistencia a los antibióticos.

Cualquier excusa es buena para concienciar sobre la resistencia a antimicrobianos y la UCM también ha acogido este año la carrera “Corre sin resistencias” promovida por el PRAN. 650 corredores se unieron en este evento para dar a conocer a la sociedad que puede hacer mucho para frenar a las bacterias resistentes. ¡Quizás todavía podamos ganar la carrera a las superbacterias!

Así que para terminar no podemos dejar de recordar el lema general que cada año acompaña a la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antimicrobianos: “Antimicrobianos: manéjalos con cuidado”. Pequeños gestos ciudadanos pueden ser trascendentales en la lucha contra la resistencia a los antibióticos acompañando al esfuerzo de los investigadores, médicos, farmacéuticos, veterinarios, biólogos, o bioquímicos que dedican su labor profesional a ello.

 

Los autores de este artículo son Jéssica Gil Serna, Profesora Contratada Doctora del Departamento de Genética, Fisiología y Microbiología y Víctor Jiménez Cid, Catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid.


 

      
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