Compartir de forma repetitiva preocupaciones por WhatsApp amplifica el malestar emocional en mujeres y jóvenes

  • La rumiación abstracta, pensar repetidamente en los problemas, se asocia a mayor nivel de sintomatología depresiva
  • Compartirlo con otras personas, especialmente a través del servicio de mensajería, intensifica el efecto, según una investigación en la que ha participado la Universidad Complutense de Madrid

Rumiar los problemas con otras personas a través del móvil incrementa el malestar. / Shutterstock.

Rumiar los problemas con otras personas a través del móvil incrementa el malestar. / Shutterstock.

UCC-UCM, 17 de junio de 2025. Una investigación liderada por la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM) en la que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) concluye que compartir de forma repetitiva con otras personas (co-rumiación) los problemas, especialmente a través de aplicaciones de mensajería instantánea como Whatsapp amplifica el malestar emocional, sobre todo en mujeres y jóvenes.

El estudio, publicado en Personality and Individual Differences, distingue entre rumiación concreta –centrarse en hechos específicos y posibles soluciones– y abstracta – pensar repetidamente en causas hipotéticas y consecuencias futuras de los problemas, “por qué me pasa esto” o “qué ocurriría si…”. La abstracta es la que se asocia a mayores niveles de sintomatología depresiva

Este efecto se intensifica cuando esas preocupaciones se comparten de forma repetitiva en conversaciones cara a cara o, especialmente, a través de WhatsApp y los colectivos más vulnerables, según el estudio, son los más jóvenes y las mujeres.

“Los resultados ayudan a comprender mejor cómo ciertos patrones de pensamiento y comunicación, especialmente en entornos digitales, pueden contribuir al malestar emocional en jóvenes”, destaca Bianca Barreira, investigadora del Departamento de Farmacología y Toxicología de la UCM y primera autora del trabajo.

Estos hallazgos, manifiestan los investigadores, pueden ser útiles para diseñar intervenciones breves en el ámbito educativo o clínico que ayuden a identificar estos patrones y promover formas más saludables de expresar y gestionar las preocupaciones. “También ofrecen claves para que familias, docentes y profesionales detecten dinámicas de riesgo y actúen de forma preventiva”, añade Barreira.

Para llevar a cabo el estudio, 329 jóvenes de entre 18 y 35 años completaron cuestionarios estandarizados sobre rumiación, co-rumiación y sintomatología depresiva en centros de la UCM y en el Centro Joven Municipal de Albacete. Para el análisis, se emplearon herramientas estadísticas (como modelos de mediación y moderación) para explorar cómo se relacionaban las variables entre sí.

Además de la UCM, en el trabajo participan el grupo de investigación de Dolores Fernández de la UCLM y el Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón.

El siguiente paso, avanzan los investigadores, sería diseñar y poner a prueba intervenciones breves, tanto presenciales como digitales, que ayuden a reducir la rumiación abstracta y la co-rumiación negativa en diferentes plataformas.

“Además, se plantea explorar nuevas variables como el nivel socioeconómico, la alfabetización digital, o el tipo de relación entre las personas que co-rumian (amistad, pareja, familia...), con el objetivo de mejorar la personalización y efectividad de futuras estrategias de prevención”, concluye Barreira.

 

Referencia bibliográfica: Bianca Barreira, Jorge Javier Ricarte, Laura Ros, Dolores Fernández-Pérez, “Association between trait rumination and co-rumination in instant messaging and its possible relationship to depressive symptomatology”, Personality and Individual Differences, Volume 244, 2025, 113259, ISSN 0191-8869, DOI: 10.1016/j.paid.2025.113259.


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