Anosognosia: cuando el cerebro no reconoce que algo no va bien

La reaparición, el pasado domingo, del grupo de música Supersubmarina ocho años después de su desaparición como banda por un accidente automovilístico ha traído a escena un término científico: anosognosia. José Marín, más conocido como Chino, el vocalista del grupo y el peor parado en el accidente, confesaba arrastrar una serie de secuelas, entre ellas la de no ser consciente de su enfermedad. Un síntoma común en alzhéimer, esquizofrenia o traumatismos craneoencefálicos. ¿Cómo vive el cerebro cuando no es consciente de que algo falla?

 

Las personas que lo sufren pueden no ser conscientes de que tienen un problema de salud
Las personas que lo sufren pueden no ser conscientes de que tienen un problema de salud. / Shutterstock. 

3 de abril de 2024. Suena el móvil, tengo un mensaje nuevo. Es mi amiga María Milán, periodista científica: “vengo a liarte, como siempre, y mi propuesta tiene este nombre: anosognosia” Inmediatamente pienso en la enfermedad de Alzheimer, puesto que la anosognosia es un síntoma neuropsicológico común en enfermedades neurodegenerativas.

“¿Tú te acuerdas de Supersubmarina, el grupo de música indie rock de Jaén que tras un accidente de coche desaparecieron del mapa?”, me pregunta. “Ni idea”, pienso yo en silencio. Sus integrantes – prosigue María – acaban de dar una entrevista después de 8 años y uno de sus miembros tiene anosognosia, es decir, no es consciente de su propia enfermedad y me parece súper interesante contextualizar que esto existe y explicar por qué el cerebro no es consciente de que te pasa algo.

Como mi cerebro sí es consciente de mi ignorancia musical, le pido a Alexa que me ponga Supersubmarina mientras escribo. De manera aleatoria suena su canción No es así: “yo no sabré vivir así, no sabré vivir así”.

Me parece un preludio terrible.

Ser conscientes de lo que somos capaces de hacer es realmente útil, puesto que nos ayuda a entender nuestras limitaciones y a escoger convenientemente que actividades podemos o no realizar. Esta habilidad para conocernos a nosotros mismos, la autoconciencia, es especialmente importante cuando nos enfrentamos a una enfermedad. En estos momentos, el deterioro de nuestras capacidades físicas o mentales puede dificultar hasta las tareas más básicas de nuestra rutina diaria.

La anosognosia  es un término médico que se refiere a la falta de conciencia o reconocimiento de una patología o discapacidad que afecta a una persona. En otras palabras, las personas que lo sufren pueden no ser conscientes de que tienen un problema de salud o, en el mejor de los casos, minimizar sus síntomas incluso cuando es muy evidente que tienen una enfermedad. Por eso, la anosognosia puede dificultar el tratamiento y la gestión de la enfermedad, ya que la persona afectada puede no buscar la ayuda adecuada debido a su falta de conciencia sobre su problema.

Esta condición se asocia habitualmente con lesiones cerebrales como accidentes cerebrovasculares (20-40 % de los pacientes), traumatismos craneoencefálicos (50 %), alteraciones neurológicas como esquizofrenia (50-90 %) o el trastorno bipolar (40 %) y enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer (80 %).

Áreas y conexiones dañadas

La anosognosia tiene profundas implicaciones para los pacientes y sus cuidadores. Al inicio, puede retrasar el diagnóstico al hacer que los pacientes eviten buscar ayuda médica. También puede afectar a la capacidad del paciente para seguir un tratamiento o dificultar su rehabilitación. Más adelante, especialmente en casos de demencia, la anosognosia puede causar mucha frustración a los familiares que intentan ayudar a pacientes que no reconocen su situación. Esto supone una supervisión constante de los pacientes para que no realicen actividades de riesgo. Por ejemplo, si un enfermo de alzhéimer no es consciente de que tiene problemas de memoria, tampoco será consciente de que tiene dificultades para conducir.

Aunque la anosognosia generalmente está asociada con lesiones en áreas específicas del cerebro, como el lóbulo parietal derecho, temporoparietal, talámico o del ganglio basal, investigaciones recientes sugieren que este déficit a veces puede estar relacionado con cambios más sutiles en la conectividad cerebral. Es decir, que también puede deberse a una falta de conexión entre diferentes regiones del cerebro que impide que seas consciente de que tienes un problema como la debilidad o parálisis parcial de un lado del cuerpo (hemiparesia), la pérdida de sensibilidad en alguna de las partes del cuerpo (déficits hemisensoriales), o dificultades de memoria y lenguaje.

Curiosamente, los pacientes pueden ser conscientes de ciertos déficits, pero no de otros. En los casos más graves, la anosognosia puede ir de la mano con la asomatognosia o negación por parte del paciente de que una parte de su cuerpo les pertenece.

Incapacidad para actualizar la autoimagen

Desde el punto de vista neurofisiológico o psicopatológico, el problema fundamental probablemente esté relacionado con una incapacidad del paciente para actualizar su autoimagen, es decir, la representación mental que una persona tiene de sí misma, incluyendo su apariencia física, habilidades, características de personalidad y roles sociales. Esta autoimagen se construye a lo largo del tiempo y ayuda a mantener una coherencia entre la percepción de uno mismo y el mundo exterior. Debido a una lesión en el cerebro o disfunción debido a una enfermedad, el paciente no puede incorporar nueva información sobre sus déficits en su autoimagen. Por lo tanto, niegan su enfermedad o minimizan su importancia.

La función que habitualmente se ve más afectada en los casos de anosognosia, especialmente en la demencia, es la memoria, que hace que los pacientes no se den cuenta de cambios en sus habilidades. Por ejemplo, podrían olvidar eventos en los que no fueron capaces de realizar una tarea específica. Además de la memoria, otras áreas del cerebro como la parte frontal (responsable de la organización y la memoria de trabajo), la corteza parietal, la corteza temporal y el sistema límbico (que manejan emociones y percepción de errores) también se ven afectadas.

En cuanto a su diagnóstico, cuando la anosognosia está vinculada a daños en el cerebro, los resultados de las pruebas a menudo revelan daños en la región derecha del cerebro, específicamente en el área parietal o temporoparietal. En los casos de demencia, las técnicas de neuroimagen muestran una disminución generalizada del tamaño del cerebro. Más complicado es su detección en trastornos psiquiátricos, donde generalmente no hay hallazgos específicos.

José Marín en 2015 antes del accidente. / Shutterstock.
José Marín en 2015 antes del accidente. / Shutterstock.

¿Qué se puede hacer?

Supersubmarina sigue sonando en mi dispositivo:

“Ya no hay brillo fugaz

Ni reflejo perfecto

No queda nada cuando miro alrededor

Así que manda una señal

Para que sirva como luz”

La única luz de la que disponemos hasta el momento es la terapia cognitivo-conductual, que ayude a los pacientes a desarrollar una mayor conciencia de su condición; la terapia ocupacional, que les ayude a adaptarse a su entorno y aprender habilidades para el manejo de su vida diaria o la terapia de rehabilitación neuropsicológica, que les ayude a mejorar las funciones cognitivas y de conciencia de su enfermedad. Y por supuesto, la luz que siempre brilla: la investigación científica.

 

José Ángel Morales, el autor de este texto, es Doctor en Neurobiología e investigador del Departamento de Biología Celular de la Universidad Complutense de Madrid.


 

      
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