“En estas elecciones generales va a haber una gran movilización de uno y otro bloque”

Unas elecciones, y más las generales, movilizan a un país entero y un sinfín de disciplinas se ponen a trabajar: politología, sociología, derecho, periodismo. Echáis en falta algo, ¿verdad? Y es que, según las estadísticas, valga la redundancia, la estadística cada vez tiene más que decir en unos comicios. Porque, ¿qué serían de estos procesos sin datos, porcentajes, fórmulas? Javier Álvarez Liébana, matemático, doctor en Estadística y actualmente investigador y profesor en la Facultad de Estudios Estadísticos de la Universidad Complutense de Madrid nos adentra en el mundo de la estadística y el ejercicio democrático de votar.

 

Las empresas zombis son un peligro para los mercados. / Shutterstock.

El próximo domingo 23 de julio se celebran elecciones generales. / Shutterstock.

María Milán, 19 de julio de 2023.

Javier, ¿podrías hacer una estimación de, si vivimos una media de 80 años, ¿cuántas veces acudiremos a votar a lo largo de nuestra vida?

Depende del proceso electoral, pero en unas elecciones generales acudiremos a votar unas quince veces, si no convocan más a menudo. La media va a subir un poco y nuestra generación quizá vote veinte o treinta veces.

Tantas veces lo haremos, pero es posible que no nos hayamos planteado nunca la estadística que hay detrás de algo tan común como depositar nuestra papeleta en una urna. ¿Qué conceptos de la estadística aparecen en el proceso electoral

Desde el primer momento, desde el propio sorteo de la mesa hasta el reparto de escaños. Tenemos un sistema en el que tenemos un político que representa a muchos ciudadanos y esos sistemas de reparto influye. También como tenemos configurado el propio estado, si va por provincias, por ejemplo, Madrid que es uniprovincial es diferente que Andalucía que son más y a la hora de repartir es distinto. También hay estadística en las fake news y en los sesgos a la hora de ir a votar.

¿Qué es un sesgo?

Es una desviación sistemática entre lo que tú esperas y lo que obtienes. Si tiras una moneda mil veces, tú esperas que salga la mitad de las veces cara y la otra mitad cruz, más o menos. Si cuando tiras la moneda obtienes 900 caras y 100 cruces, hay una diferencia entre lo que tú esperabas y lo que has obtenido. Eso se llama sesgo y puede deberse a que estuviese trucado, a algún problema en el experimento o a otro tipo de condiciones.

Como no siempre se tiene un matemático delante, aprovecho para preguntarte si serías capaz de explicarnos el sistema D’Hont para dummies. ¿Por qué no todos los votos valen lo mismo?

El sistema D’Hont, como hablábamos antes, es representantivo y tenemos 350 diputados y no un político por persona. Mientras todo cuadre proporcionalmente no hay problema, pero hay que repartir un poco los “restos”. El sistema D’Hont coge los votos válidos a partidos y los votos en blanco y, si en una circunscripción se reparten diez diputados, se hace una tabla en la que cada fila es un partido y cada columna son los concejales que se reparten, vas dividiendo el número de votos entre 1, entre 2 y así hasta 10. Las diez casillas más altas son los que obtienen representación. Es una forma de repartir con un sistema lo más proporcional posible. Tiene muy mala fama, pero es por la combinación en nuestro país de D’Hont y circunscripción y los mínimos para obtener escaños, 3 o 5 % según el comicio.

Has hecho hincapié en el voto en blanco. En este contexto, ¿puedes recordarnos la diferencia entre abstención, voto nulo y voto en blanco? ¿Cómo computa cada uno?

La principal diferencia está entre el voto en blanco y el resto porque la abstención y el nulo a efectos de estadística es lo mismo, no aparecen en el recuento, se obvian. Pero el voto blanco sí es importante porque será más difícil para los partidos sacar escaño. Si un partido necesita 30.000 votos para sacar escaño, por ejemplo, si hay mucho voto en blanco le costará más. Esto perjudica a los partidos pequeños. Siempre se dice la frase de “no votes en blanco porque va a los partidos grandes” no va en el sentido de que se lo apunten, pero sí que beneficia a los partidos más grandes.

¿Se prevén muchos votos en blanco, nulos o abstenciones?

Espero que no. Tanto el voto en blanco, que altera el sistema de reparto que hace más difícil la pluralidad en el Parlamento, como el voto nulo o la abstención implican una baja calidad democrática. Tenemos la suerte de que tenemos una alta participación comparada con otros países. Va a haber una gran movilización de uno y otro bloque teniendo tan reciente las elecciones municipales.

 Hace un par de meses participaste en un evento de divulgación en un bar de Madrid, Pint of Science, y trataste este tema, estadística y elecciones. En el programa de tu charla hacías una pregunta que me tiene intrigada. ¿Qué tiene que ver una campaña política con la Segunda Guerra Mundial y los accidentes de tráfico?

Sobre todo, en el tema que comentábamos antes de los sesgos. El más famoso es el sesgo del superviviente. Nació en la Segunda Guerra Mundial cuando los británicos se dieron cuenta de que necesitaban ayuda para saber dónde reforzar los aviones. Sucede a lo largo de toda nuestra vida, en los accidentes de tráfico, por ejemplo, cuando se implantó el cinturón de seguridad, se llegó a plantear si se quitaba porque toda la gente que llegaba al hospital tenía el cinturón puesto o con las vacunas de la COVID-19, los ingresados estaban vacunados. Sí, pero los que no han llegado es porque están en un cementerio. Ese sesgo de superviviente aparece en política cuando se cuentan las características de un candidato que piensas que le hacen único, pero en realidad hay más, pero tú solo ves a esa persona y no ves a todos los que empezaron igual y no han llegado.

¿Qué otros sesgos aparecen?

El sesgo de confirmación, que también pasa en ciencia, el de que solo vas a validar lo que tú ya crees que es correcto. Tú tienes una creencia y vas a validar todo en torno a ella. Yo creo que este partido y este político son malos y ya voy con una visión de que no le voy a dar juego o no le voy a creer.

Si algo marca unas elecciones son las encuestas: de intención de voto, telefónicas o las de a pie de urna una vez ejercido este derecho. ¿Cuáles son los errores más comunes que se cometen y por qué decimos mucho eso de “fallan las estadísticas”?

Se tiene una sensación de que no funcionan, pero en realidad funcionan bastante bien. Una encuesta individual no, pero los promedios de varias encuestas están acertando en intención de voto. Es más complicado acertar en reparto de escaños por lo que hemos dicho.

El tratamiento de los datos de las estadísticas está bastante automatizado. ¿Qué métodos se utilizaban antes de la irrupción de las nuevas tecnologías para hacer sondeos?

Se hacían por teléfono, por ejemplo, en unas elecciones americanas se enfrentaban Dwight, el candidato republicano y Truman el demócrata. El día de las elecciones se hizo un sondeo a pie de urna y unas llamadas telefónicas. Ahí salióque ganaba sin problema el candidato republicano. Un medio, sin esperarlo, lo publicó en la portada. Pero no ganó. ¿Qué ocurrió antes? Es otro sesgo, el de cobertura, preguntas a alguien, pero tu muestra no es representativa de tu población. Eran los años 40 y solo tenían teléfono la gente rica que suele votar más al candidato republicano. Antes también miraban las papeletas de las papeleras para saber qué tiraba la gente que era lo que no había votado y de ahí deducir lo que sí ha votado.

En el futuro, ¿qué veremos? ¿Cómo afectarán los sistemas análisis de datos y la inteligencia artificial a este tipo de procesos?

En el proceso electoral no creo que tanto porque, por fortuna, España ya tiene sistemas de recuento muy avanzados y es uno de los países que más rápido da los resultados. Pero sí que creo que afectará más a las fake news, al periodismo y a las redes sociales.

 


 

      
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