“Además de los líquenes, de la Antártida engancha la cooperación internacional e interdisciplinar”

La Antártida es la región más fría, seca, ventosa y con mayor altura media (más de 2000 m sobre el nivel del mar) del planeta. Sin embargo, estas condiciones son las que aprovechan los líquenes para sobrevivir y ser el organismo más abundante. ¿Cómo es hacer ciencia en la Antártida? Con 17 expediciones a sus espaldas, Leopoldo García Sancho, Catedrático de Botánica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) hace balance de tres décadas de trabajo en este extremo pero apasionante lugar.

 

La Antártida es la región más fría del planeta. / Shutterstock.

La Antártida es la región más fría del planeta. / Shutterstock.

María Milán, 6 de marzo de 2024. Diecisiete expediciones a la Antártida en su currículum, liderando más de la mitad. ¿Se imaginaba en su niñez que acabaría trabajando en este lugar?

Trabajar no, pero ir sí. Uno de los primeros libros que leí cuando era niño fue uno de mi padre, La conquista del polo sur, de tapas duras y fotografías en blanco y negro. Hablaba de las expediciones de Scott, Amundsend, de la época heroica de la Antártida. Me fascinaba y me imaginaba mucho estar allí. 

¿En qué momento se materializó ese sueño, cómo le llevó allí la carrera científica?

Llegué a través de la sierra de Guadarrama y de Gredos. Hice mi tesis en el Alto Sistema Central en las cumbres por encima de 1700 metros estudiando las comunidades de líquenes y de plantas. Cuando terminé la tesis mi idea era pasar de lo descriptivo a lo experimental. Pedí una beca postdoc para el Instituto de ecología polar en Alemania, uno de los lugares de vanguardia en el mundo para el estudio del ecosistema. Ahí empecé a tener contacto con lo polar, no solo con lo alpino. Allí, el director se enteró de que España acababa de instalar la base Juan Carlos I en isla Livingston y me pidió contacto para poder ir allí. Allí llegué como puente con los alemanes.

Ni son musgos, ni son algas. ¿Qué son los líquenes?

Una simbiosis es una amistad que ha triunfado. Una amistad entre exrtraños, de reinos distintos. Crean nuevas funcionalidades y características y juntos llegan a donde no llegarían ni ellos por separado otros organismos más complejos. Los líquenes están en todas partes, son más de 20 000 especies. En las zonas más extremas son prácticamente los únicos organismos en fotosintetizar, en crecer con la luz.

¿Por qué sucede esto, qué condiciones reúne la Antártida para que aun así estos organismos crezcan allí?

Los líquenes son de crecimiento muy lento y aprovechan las oportunidades de que otros organismos no puedan crecer. Buscan su oportunidad en lugares donde las condiciones ambientales frenan a cualquier otro. A veces en los sitios más extremos como los valles secos de la Antártida, donde se pensaba que no había nada, aparecen.

¿Cuántas especies de líquenes hay en la Antártida?

En la Antártida hay aproximadamente unas 400 especies, la mayoría en la zona de la Antártida más templada, donde está la base española. Por templado nos referimos a zonas menos frías que, por ejemplo, Moscú, como temperatura media. La gran diferencia no es que haga mucho frío en invierno, es que no hace calor en verano. En verano la temperatura máxima son un par de grados y eso, para la mayoría de las plantas es limitante.

¿Les afecta también el cambio climático a los líquenes de la Antártida?

Sí, pero hay que entender que la vegetación de la Antártida está formada por especies de orígenes muy diferentes. Viven todas juntas bajo las mismas condiciones, pero vienen de mundos diferentes. Las hay que han llegado desde el polo norte, desde las montañas tropicales, la Patagonia, saltando islas en el océano Antártico. Distinguimos entre especies cosmopolitas, que encontramos en todo el mundo; bipolares, que se comparten con el Ártico, y endemismos antárticos, especies que solo están allí. Ahora mismos están juntas, pero tienen óptimos de crecimiento diferentes y a medida que van cambiando las condiciones, varían la composición del paisaje, la dominancia de una especie. En un escenario de más calentamiento, las especies cosmopolitas se van a ver favorecidas en detrimento de las endémicas. Los líquenes no van a desaparecer, pero van a variar. Esos cambios ya se pueden ver.

¿Cómo fue el proyecto de probar las condiciones del espacio en los líquenes?

El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial planteó proponer un proyecto a la Agencia Espacial Europea para aprovechar un sistema que tenían para exponer especies a las condiciones del espacio exterior y ver la capacidad de supervivencia de organismos extremófilos. Nunca se había trabajado con líquenes y aprovechamos aquellos de las zonas más extremas de la Antártida como los valles secos. El experimento fue un éxito mayor del esperado. Lo normal es que las tasas de supervivencia sea 40-50-60 % pero en los líquenes fue del 100 % y nunca se había obtenido esa tasa en otros organismos. Fue el comienzo de una línea de investigación y ahora mismo hay líquenes volando en la estación espacial internacional.

Leopoldo García Sancho. / Ana Casado.

Leopoldo García Sancho. / Ana Casado.

Como los líquenes, en la Antártida se juntan diferentes especies de científicos. Si de por sí en la ciencia la cooperación entre diferentes países es importante, en estos lugares del mundo será aún mayor.

Para mí, una de las cosas que me han enganchado de la Antártida, además de los líquenes, ha sido la intensa cooperación interdisciplinar e internacional. Esos dos “inter” son muy intensos. Aprendes mucho de otros investigadores y de otras ciencias. Estás en contacto con los mejores del mundo en un ambiente en el que todos damos lo mejor de nosotros mismos. Es muy estimulante.

¿Cómo es hacer ciencia en un día en la base científica Juan Carlos I de la isla Livingston?

En la base actual es un lujo, hay de todo, la base tiene unas condiciones fantásticas, es muy confortable. Los laboratorios son excelentes. Es un privilegio trabajar allí, tienes todo lo que necesitas. En otras ocasiones, no se va tanto a trabajar en la base sino a trabajar en campo. Un avión te deja en un lugar que tú eliges, a veces a 400 kilómetros de una base, en una tienda de campaña con tus víveres. A mí me gusta más ese tipo de vida, estás más en contacto con el ambiente real de la Antártida. Ahí vamos a tomar muestras para analizar en laboratorio.

¿Cuáles han sido las últimas especies que han descubierto?

Hay que distinguir entre especies que no se conocían para la Antártida y que nosotros hemos encontrado, que son varias decenas, y especies nuevas para la ciencia. Estas son muchas menos, quizá hayamos descrito 6 o 7.

De la primera a la última expedición, ¿qué cambios destaca en la forma de hacer ciencia en estos últimos treinta años?

Han mejorado mucho los sistemas automáticos de toma de datos y su emisión online. Se pueden instalar sondas que toman datos de microclima, fotosíntesis, crecimiento o actividad. Esos datos los podemos recibir en nuestro laboratorio. Las posibilidades de monitorización de la actividad son mucho mayores que al principio, para mí es el cambio principal.

¿Tenemos fecha prevista para la próxima expedición?

No, porque probablemente no vaya a volver. Por lo menos con la campaña antártica española yo creo que he cerrado un ciclo. Hay que saber cerrar etapas y quiero que mi plaza la ocupen otras personas. Hay que ir dejando sitio para que otros puedan seguir avanzando.

 


 

      
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