El virus de la gripe H10N3, ¿alerta pasajera?

Recientemente se han dado en China los primeros casos de contagio humano del virus de la gripe H10N3.  La noticia puede haber pasado desapercibida para el público en general, puesto que no ha parecido tener importantes repercusiones, pero esta semana se cuestionaba en el Congreso de los Diputados si, en caso de trascender, estamos preparados. No olvidemos que varias pandemias de gripe del siglo XX y la propia de coronavirus que nos atormenta ahora se originaron en el continente asiático. Y nunca, nunca, nunca debemos minusvalorar a los virus de la gripe. Por tanto, ¿qué significa esto y qué repercusiones tiene? ¿Tenemos que prepararnos para nuevos virus de gripe?

 

 

Veterinarios trabajan en una granja aviar. / Shutterstock.

Veterinarios trabajan en una granja aviar. / Shutterstock.

Para empezar, ¿qué es esto de H10N3? Para descifrarlo, necesitamos conocer cómo funciona el virus de la gripe. Se trata un virus con envoltura, y en esa envoltura están insertadas dos tipos de proteínas: las hemaglutininas y las neuraminidasas.

Las hemaglutininas, abreviadas como HA o como H, son las moléculas que son reconocidas por los receptores en la superficie celular (el sistema de llave y cerradura que se ha comentado otras veces) y permiten la entrada del virus en la célula. Se han descrito un total de 18 moléculas de HA diferentes, que se identifican como H1, H2,… H10, etc.

Por otra parte, las neuraminidasas, abreviadas como NA o N, son moléculas que permiten la salida y dispersión de estos virus. Hasta la fecha se han descrito 11 NA: N1, N2, N3,… Cada molécula H puede asociarse con cualquier N, y viceversa; por lo tanto, el número de combinaciones es de alrededor de 200, pero no todas se dan en todas las especies a las que pueden infectar los virus de la gripe. Por ejemplo, en las aves acuáticas pueden darse más de 120 de estas posibles combinaciones. En los seres humanos solo se han dado hasta la fecha infecciones con virus de la gripe con H1, H2 y H3 (ocasionalmente H5, H7 y H9), y con N1 y N2 (ocasionalmente N7 y N8).

Variaciones en el genoma de los virus de la gripe, el origen de las pandemias

Un hecho muy conocido por todos es que los virus de la gripe tienen una grandísima facilidad para mutar y generar virus distintos. Y que las pandemias surgen cuando se han generado virus muy diferentes de los que estaban circulando previamente entre la población. La gripe que ha estado circulando este último medio siglo ha sido por virus H1N1 (derivada de la gripe de 1918 y la pandémica de 2009) y H3N2 (derivada de la gripe de Hong-Kong de 1968), que se consideran linajes establecidos en la población humana.

Por eso, todo lo que no sea esto, nuestro sistema inmunitario no está preparado frente a ello y puede causar miles de muertes. ¿De dónde pueden surgir estos nuevos virus? Como hemos mencionado, las aves acuáticas pueden albergar virus con gran parte de las combinaciones entre H y N, y por lo tanto son una fuente de contagio para la especie humana, bien directamente, o bien utilizando al cerdo como intermediario, más susceptible a estas cepas aviares y que “tunean” al virus para que luego infecte a las personas.

¿Qué antecedentes hay?

La OMS alerta constantemente sobre las infecciones humanas con virus influenza de origen aviar. Desde el comienzo de este año han registrado infecciones humanas con H5N6, H5N8, H9N2 y con mutaciones de H1N1, H1N2 y H3N2, la mayoría afortunadamente sin consecuencias graves. Algunas de estas infecciones tienen carácter profesional, afectando a veterinarios y a trabajadores en explotaciones avícolas, como la H5N8 que infectó a siete trabajadores de una gran explotación avícola (900.000 aves) en el sur de Rusia en febrero de este año, o la H7N7 que mató a seis personas en Hong-Kong en 1997, a un veterinario en los Países Bajos en 2003 y que produjo conjuntivitis a tres trabajadores de otra explotación avícola en Italia en 2013.

Afortunadamente, aunque en algunos casos se ha observado transmisión persona-a-persona, hasta ahora estos virus diferentes de H1N1 y H3N2 no han tenido gran capacidad de dispersarse entre los humanos. Pero aun así, han producido mortalidad en las personas y podrían adquirir ese carácter “humanizado” que les haría muy difusibles… y mortales.

Las infecciones más preocupantes las ha originado el virus de H5N1, registrado por primera vez en 1997. De origen aviar, ha demostrado ser un patógeno humano importante. Desde 2003 hasta mayo de 2021 la OMS ha registrado un total de 862 casos, con 455 muertes ¡52,8% de mortalidad), y considera que podría ser la siguiente pandemia.

El último caso de gripe con potencial zoonótico ha sido por H10N3 y se ha registrado a finales de abril en China, por la que un hombre tuvo que ser hospitalizado, afortunadamente sin mayores consecuencias, aunque quedan muchas dudas sobre cómo se produjo el contagio.

¿Estamos haciendo lo suficiente?

Este miércoles la noticia volvía a estar de actualidad en el  Congreso de los Diputados, donde Ciudadanos cuestionaba si se han realizado las reformas necesarias para reforzar nuestros sistemas de prevención y detección temprana, y si la legislación sanitaria está adaptada para hacer frente a los retos sanitarios del siglo XXI.

Teniendo en cuenta que se pueden producir saltos de virus de la gripe de las aves a las personas (zoonosis), y que las personas no tenemos anticuerpos frente a ellos –y, por lo tanto, sucumbiríamos rápidamente-, hay que estar alerta a que no se produzca el salto. Los organismos como la OMS y profesionales como los veterinarios juegan un papel muy importante en registrar todas estas incidencias.

Deberíamos haber aprendido de la actual pandemia e invertir más dinero en investigación antes de que se produzca la infección por estos virus tan peligrosos (que, según los expertos, no hay duda de que se va a producir) para tener explorados posibles tratamientos y vacunas, así como sistemas de distribución y administración de las mismas

 

Infografía sobre el contenido del artículo. / Elaboración propia en la UCC+i.

 

      

Esperanza Gómez-Lucía es investigadora del departamento de Sanidad Animal y codirectora del grupo Virus Animales de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. También es miembro de la Sociedad Española de Virología (SEV).


 

      
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