Santiago Ramón y Cajal: un legado Complutense universal en el centenario de su jubilación

Santiago Ramón Cajal (1852-1934) fue un adelantado a su tiempo, sus descubrimientos supusieron un paso de gigante en el conocimiento del sistema nervioso. En 2022, 100 años después de su jubilación, se celebra el “Año de Investigación Santiago Ramón y Cajal” considerado por el gobierno de España como acontecimiento de excepcional interés público. Repasamos sus hitos más importantes y su vinculación con la Universidad Complutense de Madrid.

 

 

Santiago Ramón y Cajal dando clase en su laboratorio (Madrid, ca. 1910). / Santiago Ramón y Cajal - El Libro de la Salud (1981) por A. Fernández-Cruz.

Santiago Ramón y Cajal dando clase en su laboratorio (Madrid, ca. 1910). / Santiago Ramón y Cajal - El Libro de la Salud (1981) por A. Fernández-Cruz.

Cajal dedicó su vida a la investigación y es una de las figuras científicas de mayor renombre en la ciencia mundial. Sus hallazgos en el sistema nervioso le han hecho merecedor del título de padre de la Neurociencia moderna.

Teoría neuronal, un hito del siglo XIX

Partiendo de la técnica desarrollada años antes por el histólogo italiano Camillo Golgi, la “reazione nera”, y mejorándola, Cajal revoluciona el conocimiento de la estructura del sistema nervioso y, con ello, transforma la historia de la ciencia. Con unas preparaciones histológicas excelentes e inigualables, Cajal abstrae con gran precisión las formas de las neuronas y cómo se relacionan. Sus dibujos y esquemas son auténticas obras maestras que dan vida a lo que observaba a través del microscopio.

Cajal establece las bases de cómo estudiar nuestro cerebro y hace uno de los descubrimientos más importantes en este ámbito, la piedra angular de la estructura del sistema nervioso: la teoría neuronal. Esta teoría desbanca a la teoría reticular dominante en aquellos últimos años del siglo XIX, de la que Golgi era uno de sus más acérrimos defensores.

El reticularismo consideraba que las neuronas, las células responsables de la función principal del sistema nervioso, estaban fusionadas formando una red continua, sin principio ni fin, en la que las prolongaciones de distintas neuronas se comunican unas con otras gracias a su continuidad sin interrupciones.

Cajal, por el contrario, demuestra que las neuronas son células independientes y que la transmisión de la información se produce mediante pequeños contactos conocidos como sinapsis. Ambos recibieron el premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1906, por sus aportaciones en el conocimiento del sistema nervioso, pero el tiempo le dio la razón, siendo su teoría mundialmente aceptada desde entonces.

Creador de la escuela Neurohistológica española

La grandeza de Cajal se extiende más allá de sus investigaciones siendo, ante todo, un excelente maestro, capaz de crear una escuela, de formar toda una generación de discípulos y colaboradores españoles y extranjeros. En sus laboratorios se formaron, entre otros muchos, Jorge Francisco Tello, su más querido discípulo, que aplicó el método de Cajal en el sistema nervioso de reptiles y anfibios, describiendo los cambios morfológicos que se producen durante la hibernación, realizando además importantes descubrimientos en los procesos de degeneración y regeneración nerviosa; Fernando de Castro, cuyas contribuciones fueron fundamentales para la comprensión de los ganglios nerviosos periféricos y la inervación del cuerpo carotideo (órgano quimiorreceptor, sensible a las modificaciones en la composición de la sangre); Rafael Lorente de No, considerado el primer electrofisiólogo español al dar el paso desde la histología a la fisiología, descubriendo los circuitos neuronales de la corteza cerebral y planteó por primera vez, un sistema biológico de retroalimentación negativa. Sus importantes aportaciones le llevaron a estar nominado seis veces al premio Nobel.

Hay que añadir a esta lista a otros discípulos indirectos, como Pío del Río-Hortega quien descubrió dos de los tres tipos de células de glía que existen en el cerebro, la oligodendroglía y la microglía. Como neuropatólogo clasificó los tumores del sistema nervioso, siendo nominado al premio Nobel en dos ocasiones. Gonzalo Rodríguez Lafora, cuyas investigaciones en la neurobiología se centraron tanto en la histopatología como en la fisiología experimental del sistema nervioso. Además, dio nombre a la enfermedad de Lafora, un tipo de epilepsia familiar, y es considerado el gran pionero de la psiquiatría biológica española. Todos ellos conforman la llamada escuela Neurohistológica española conocida también como “Escuela de Cajal” se completa con muchos otros nombres, incluidos los de mujeres como la Dra. Laura Forster o la preparadora Manuela Serra.

Más de cuatro décadas como profesor en la universidad

Cajal también dedicó parte de su vida a la docencia. Según sus palabras, se consideraba “hijo de la universidad”, a ella le debía todo lo que era y todo lo que valía y fue la que le enseñó a amar la ciencia, le guio y alentó.

Su relación con la Universidad comienza muy pronto, en 1877. Al terminar su tesis doctoral obtiene la plaza de profesor auxiliar interino en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza. A partir de entonces su vida está íntimamente ligada a la universidad, gana por oposición tres puestos diferentes como catedrático: en la Universidad de Valencia , en la de Barcelona y, finalmente, en la Universidad Central, actual Universidad Complutense de Madrid, donde permanecerá durante 30 años y de la que se jubilará en el año 1922.

En este año 2022, 100 años después de ese momento, se celebra el “Año de Investigación Santiago Ramón y Cajal” considerado por el gobierno de España como acontecimiento de excepcional interés público. Este reconocimiento trata de destacar la especial relevancia del neurocientífico más importante que ha tenido España.

A la espera de la creación de un museo propio, desde la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid se ha organizado una exposición permanente que rinde homenaje a su figura científica y académica. Aprovechando el centenario de su jubilación como catedrático en nuestra universidad y coincidiendo su inauguración con la celebración del Año Cajal, queremos hacer visible su papel como parte de la historia de la Universidad Complutense.

 

Más información:

Los profesores Carmen Martínez, Enrique García-Mauriño y Elena Giné, de la sección departamental de Biología Celular, son los autores de este texto.

La exposición permanente “Santiago Ramón y Cajal: un legado complutense universal” está comisariada por ellos, es de acceso libre y estará ubicada en la segunda planta del hall principal de la faculta de Medicina en la entrada del anfiteatro que lleva su nombre.


 

      
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