Diez claves para entender la renovación del Tribunal Constitucional

El vencimiento del mandato de cuatro magistrados del Tribunal Constitucional ha traído una situación inédita en España, una crisis institucional sin precedentes entre el poder legislativo y el judicial. ¿Cómo empezó todo? Ignacio Álvarez Rodríguez, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid señala diez claves sobre el origen del problema. 

 

En el proyecto participan, además de la UCM, universidades británicas y malayas. / Shutterstock.

La sede del Tribunal Constitucional en Madrid. / Shutterstock. 

 

21 de diciembre de 2022.

  1. El Tribunal Constitucional (TC) se compone, a día de hoy, de once magistrados. Uno renunció por enfermedad en 2022 y no se ha cubierto la vacante.
  2. La mayoría conservadora se compone de seis magistrados. La mayoría progresista de cinco. Se presupone que eso orientará los asuntos peliagudos y los magistrados votarán en consecuencia. Pero esto choca con la visión de juristas como Andrés Ollero o Manuel Aragón, ambos exmagistrados del órgano, que han dicho estos días que ejercieron su mandato conforme a su conciencia de juristas, dejando de lado convicciones personales.
  3. Ahora tocaba renovar el tercio que corresponde al Gobierno (dos magistrados) y al CGPJ (otros dos). Esa renovación debe hacerse a la vez y no por separado porque así lo impone la Constitución
  4. Al renovarse simultáneamente, se necesitan los cuatro, con dos no basta. El CGPJ no ha llegado a un acuerdo sobre los dos que le corresponde y eso bloquea los nombramientos porque el Gobierno no puede hacer los suyos. ¿Qué hace el Ejecutivo? Proponer una enmienda para poder nombrarlos.
  5. El Gobierno la introduce en un proyecto de ley orgánica pensado para algo radicalmente distinto (reformar los delitos de sedición y malversación). En esa tesitura, para aceptar la constitucionalidad de la enmienda la jurisprudencia del TC exige que tenga “conexión de homogeneidad” con el texto enmendado. Cosa que no tiene. De ahí que el TC admita a trámite el recurso y aplique medidas cautelares: básicamente paraliza su tramitación por eventual vulneración de los derechos fundamentales de los parlamentarios de la oposición.
  6. Al paralizar la tramitación, el Gobierno se ve ante una vía muerta que le conduce al escenario inicial, pero ahora con un duro varapalo jurídico, mediático y social que gestionar.
  7. El Presidente del Gobierno ofrece una rueda de prensa donde anuncia las medidas pertinentes para renovar el TC, sin concretar. Traducido: hemos perdido la batalla pero la guerra continúa. Siempre y cuando la auténtica guerra gubernamental no fuera desde el inicio colar de rondón la reforma de la sedición y malversación.
  8. El Gobierno necesitaba renovar cuanto antes el TC porque, con las salidas y entradas de magistrados, las mayorías cambian y se prevé que, cuando por fin se renueve, sea un siete a cinco a favor de los progresistas.
  9. Parece ser que dicha “prisa” tiene que ver con resolver de forma amable las demandas de los líderes del procés, quienes vieron sistemáticamente rechazadas hasta la fecha sus pretensiones ante el TC. Renovados el TC y su Presidencia dicha labor se antoja más sencilla.
  10. No obviemos que subsisten asuntos pendientes de resolución que se barruntan polémicos, como la reforma del aborto del 2010, sin ir más lejos. Pero eso ya será, en su caso, objeto de otra contribución…

 

      
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