“En 50 años, las técnicas en vulcanología han pasado de ser artesanales al último grito en ciencia”

Cuando el volcán Teneguía de La Palma entró en erupción – la última terrestre vivida en España hasta la de ayer- el 26 de octubre de 1971, Eumenio Ancochea era todavía estudiante en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Dice que quizá fuese ese hecho el que le empujó a la vulcanología. Hoy, el Catedrático de Petrología y Geoquímica y director del Departamento de Mineralogía y Petrología de la UCM analiza la erupción volcánica que desde ayer a las 15:10 y en el mismo escenario, La Palma, nos mantiene en vilo cincuenta años después.

 

 

El volcán en su primera noche de erupción. / Unidad de Respuesta Geológica de Emergencias del IGME-CSIC

El volcán en su primera noche de erupción. / Mario Hernández Ruiz. Unidad de Respuesta Geológica de Emergencias del IGME-CSIC

María Milán, 20 de septiembre.

¿Cómo hemos llegado a la erupción de Cumbre Vieja que comenzó ayer a mediodía?

Desde el 11 de septiembre, centenares de terremotos nos estaban indicando que había magma ascendiendo. Esta ascensión podía ser rápida o lenta, y podía o quedarse en el interior o salir a la superficie, como ha sucedido. En el caso de la última erupción volcánica submarina de El Hierro en 2011, se tardó mucho desde que hubo terremotos hasta la erupción. Por eso, había voces más tranquilas pensando que podría tardar semanas o meses o incluso que no se produjese. En 2017, 2018, 2019 y 2020 ya había habido terremotos similares, pero más profundos. Ha habido crisis sísmicas en la misma zona de La Palma, El Hierro o Tenerife que se quedaron en nada y que no llegan ni a ser noticia. Todos los años, en septiembre, empiezo las clases con los terremotos de La Palma que nunca llegan a erupción, hasta este año.

¿Y qué ha cambiado esta vez?

Estos últimos días los terremotos eran cada vez más superficiales, el magma estaba ascendiendo y daba la sensación de que podía acabar en erupción. El magma en Canarias con frecuencia se mueve y origina terremotos. Depende de la cantidad de magma que haya y si ese magma encuentra un camino para llegar a la superficie porque, si no lo hace, acaba enfriándose en el interior.

El Catedrático Eumenio Ancochea. / E.A.

El Catedrático Eumenio Ancochea. / E.A.

¿Qué materiales expulsa el volcán en esas impresionantes imágenes?

Aunque todavía es pronto y no hay muestras recogidas, por la temperatura a la que sale la lava (1.075 grados), por el tipo de erupción y por las erupciones históricas que ha habido en Canarias, el magma parece ser una composición basáltica. Un magma basáltico puede salir de dos maneras: con y sin explosiones. En el primer caso, sale fragmentado en piroclastos, trocitos de todos los tamaños: ceniza si es menor de 2 mm, lapilli entre 2 y 64 mm y bomba volcánica mayor de 64 mm. El magma que sale a la superficie en forma más tranquila genera las coladas de lava. Pero en todos ellos el material es el mismo, y en este caso parece ser basalto.

La pregunta del millón: ¿cuánto durará esta erupción?

No se tiene ni idea. Hay especulaciones según los metros cúbicos del magma que está ascendiendo. Como parecen ser menores que los del Teneguía en su día, parece que durará menos que este (25 días). Es posible, pero aunque sepamos el volumen de magma, no podemos controlar bien la velocidad a la que sale. La media de duración de las erupciones históricas de La Palma es de 53 días. La más breve fue la de 1971, 25 días; la de 1949 fue de 38 días, la de 1585 de 84 días y las de 1646 y 1677, 80 y 66 días respectivamente. Yo diría alguna semana.

Conforme avanzaban los días previos a la erupción, los avisos de que podía pasar se iban incrementando, así como las evacuaciones. Con respecto a la última erupción terrestre de 1971, ¿qué ha cambiado en vulcanología y en ciencia en estos 50 años?

Ha cambiado todo. En 1971 no había ningún medio técnico para preverla. Ahora ha sido posible con los sismogramas o los satélites, entre otros, que por entonces no existían. La manera que había de aproximarse era que los paisanos de la isla notasen los terremotos. Yo por entonces era alumno de Ciencias Geológicas en la UCM, donde parte del profesorado llevó el seguimiento de esa erupción, pero de forma artesanal y muy basada en la observación. Pudo preverse algo porque había una estación norteamericana para controlar si pasaban submarinos soviéticos y ellos avisaron unos días antes de los terremotos. Otra diferencia es que tampoco había medios técnicos de seguimiento ni planes de emergencia, no existía ni Dirección General de Protección Civil y Emergencias. De un medio artesanal se ha pasado al último grito de la ciencia en este momento. También se notará en los daños, en 1971 algunas personas murieron asfixiadas por los gases al acercarse, ahora está más restringido el acceso.

Hablando de daños, ¿sufrirá mucho la fauna y la vegetación de la zona?

Los animales son capaces de escapar por ellos mismos y, en cuanto a las plantas, la ventaja de la flora canaria autóctona es que a lo largo de millones de años se han adaptado a las erupciones volcánicas. Por ejemplo, el pino canario las aguanta y brota de nuevo. Las plantas que no aguantan erupciones ya se extinguieron. A nivel de destrucción forestal es mucho peor un incendio que esta erupción. Además, está habiendo suerte porque no hay viento.


 

      
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