El llanto más intenso de San Lorenzo

Ya es tradición. Te pille en la playa, en el pueblo o en la montaña, sabes que las noches de mediados de agosto son sagradas para echar la vista al cielo. Cada año, la Tierra atraviesa la órbita del cometa 109P/Swift-Tuttle y pasa por su rastro de polvo convertido en estrellas fugaces, un fenómeno popularmente conocido como “lágrimas de San Lorenzo” por la festividad del mártir el 10 de agosto. Investigadores del departamento de Ciencias de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid explican en qué consiste y qué noches serán las mejores para su observación en un año que será más nítido que nunca gracias a la luna nueva.

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Imagen de una perseida o lágrima de San Lorenzo en Guadalajara (España). / D. García B.

Imagen de una perseida o lágrima de San Lorenzo en Guadalajara (España). / D. García B.

MARÍA MILÁN | San Lorenzo, uno de los siete diáconos de Roma, fue perseguido por el emperador Valeriano y martirizado en una parrilla de hierro el 10 de agosto del año 258. Coincidiendo con su festividad, en torno a las noches del 10 al 13 de agosto, tiene lugar el punto álgido de la lluvia de estrellas más popular del año convirtiéndose en la excusa perfecta para salir a la calle la calle y levantar la mirada al cielo.

Popularmente conocidas como “Lágrimas de San Lorenzo”, este fenómeno se produce todos los agostos, momento en el que la Tierra cruza la órbita del cometa 109P/Swift-Tuttle.

“Los cometas son bolas de hielo y roca que se rompen al acercarse al sol, cuando el hielo de su superficie se funde. A consecuencia de este proceso los cometas desarrollan una cola de fragmentos de roca, polvo y gas, que dejan atrás formando un rastro”, explica Lucía García investigadora del departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). 

Cada agosto, las pequeñas rocas del cometa Swift-Tuttle chocan contra la atmósfera terrestre, calentándose, desintegrándose y brillando en forma de estrellas fugaces, llamados meteoros. Los de este cometa reciben el nombre de perseidas puesto que sus estelas provienen de una zona cercana a la constelación de Perseo.

Así, se origina una lluvia de estrellas más conocida como Lágrimas de San Lorenzo que este año alcanzará su mayor actividad las noches del 11 al 12 y del 12 al 13 de agosto.

“Tendremos la suerte de que habrá luna nueva por lo que de media podremos ver un meteoro cada dos minutos. La coincidencia del pico de actividad de las perseidas con la luna nueva no es algo habitual por lo que si el tiempo lo permite este será un año especialmente bueno para observarlas”, anima la física.

Con permiso de las Leónidas y las Gemínidas

En julio de 1862 y con tres días de diferencia, los astrónomos estadounidenses Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle descubrieron el cometa que origina las perseidas. Con un diámetro de 26 km, este cuerpo, que tarda más de 130 años en dar la vuelta completa al Sol, es el objeto conocido más grande cuya trayectoria concurre con la Tierra.

“La lluvia de meteoros de las perseidas no es habitualmente la más intensa o la más espectacular pero se ha hecho muy popular debido a que ocurre en agosto, que es habitualmente en España un período de cielos despejados, de vacaciones, y de temperaturas agradables para salir en la noche a observar el cielo”, aclara Santi Roca-Fabrega, astrofísico y también investigador de la UCM. 

A lo largo del año, añade García, se producen hasta dos lluvias de estrellas al mes. Las más intensas son las leónidas y las gemínidas –además de las perseidas– pero para observar estas últimas tendremos que esperar a noviembre y navidad, respectivamente.

Aunque la lluvia de meteoros será visible en todo el país sin necesidad de ningún instrumento más allá de los propios ojos, los mejores lugares para observarlas serán aquellos de menor contaminación lumínica. Habrá que alejarse de las ciudades en busca de los cada vez más escasos cielos oscuros.

Otro de los mitos que rodean a este fenómeno proviene de Grecia y relata cómo Zeus se convirtió en una lluvia dorada para acceder a la habitación en la que estaba recluida su amada, la ninfa Dánae, y engendrar así a su hijo Perseo. Verdad o no, lo cierto es que se ha erigido como una de las noches más románticas del año y aunque se salga de lo científicamente correcto, ¿quién no ha pedido un deseo al ver pasar una de las lágrimas de San Lorenzo?


 

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