Cinco generaciones de científicas luchando por la igualdad

Hipatia de Alejandría, Marie Curie, Ada Lovelace, Rosalind Franklin o Jane Goodall. Sus nombres han logrado pasar a la historia pero, ¿cuántos de tantas y tantas mujeres que lucharon por la ciencia han caído en el olvido? Con motivo del Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebra este sábado, cinco investigadoras de diferentes generaciones de la Universidad Complutense de Madrid reivindican con sus carreras una igualdad que no acaba de llegar.

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En España hay un 39% de investigadoras. / NTNU, Faculty of Natural Science.
En España hay un 39% de investigadoras. / NTNU, Faculty of Natural Science.

MARÍA MILÁN | “Nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales. De creerlo, estaría reconociendo que soy inferior a los hombres y no soy inferior a ninguno de ellos”, dijo una de las voces femeninas más representativas de la ciencia, Maria Sklodowoska, más conocida como Marie Curie. La científica polaca, primera persona en el mundo en ganar dos premios Nobel –en Física y en Química–, tuvo que luchar porque se reconociese su trabajo tanto como el de su marido, Pierre Curie.

En esta lucha, y para lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar hace dos años el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Según el informe Científicas en Cifras 2015, presentado esta semana por la secretaría de Estado de I+D+i, en España hay un 39% de investigadoras, una cifra superior a la media europea (33%) pero que se encuentra estancada desde 2009. La proporción disminuye según se asciende en la carrera investigadora, con solo un 21% de catedráticas en la universidad pública española.

Si nos fijamos en la Universidad Complutense de Madrid, la situación de las científicas supera a la media nacional, con un 45,8% de investigadoras y un 27,5% de catedráticas, según el área de análisis del departamento de Estudios e Imagen Corporativa de la universidad.

María Vallet, Victoria López, María Varela, Carmen Mínguez y Laura Parro son una muestra de estas mujeres. Cinco generaciones de científicas todoterreno: investigan, dan clase, divulgan sus resultados y, sobre todo, aman la ciencia.

Medio siglo disfrutando del laboratorio

María Vallet, en su despacho. / MV.
María Vallet, en su despacho. / MV.

Hablar de mujer y ciencia en la UCM es hablar de María Vallet (Las Palmas de  Gran Canaria, 1946). Con varias décadas de investigación en biomateriales y nanociencia a sus espaldas, la química busca en la actualidad nuevos implantes cerámicos óseos y desarrolla nanopartículas dirigidas a la lucha contra el cáncer, la infección o la osteoporosis. “Un largo camino del que estoy contenta”. Así resume la experta su trabajo, disciplinado y constante.

¿Por qué dedicarse a la ciencia? “Si te gusta el trabajo de laboratorio, si buscas respuestas y soluciones y disfrutas con ello, nunca te parecerá que trabajas, siempre lo pasarás bien pese al cansancio”, contesta la veterana científica, quien, a pesar de estar ya en edad de jubilación, se encuentra inmersa en una investigación de cinco años para solucionar enfermedades óseas con la que ha conseguido la prestigiosa subvención Advanced Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC por sus siglas en inglés).

A lo largo de estos años, Vallet no se ha sentido discriminada como mujer frente a compañeros varones, si bien es consciente de que la desigualdad existe en otras áreas. “Donde no hay diferencia es en los retos que nos marcamos en la ciencia, tanto hombres como mujeres”, añade.

Por sus clases han pasado miles de alumnos de la facultad de Farmacia y de Química y algunos de ellos luego han formado parte del Grupo de Investigación Biomateriales Inteligentes que dirige. A todos ellos les anima a que apuesten por la ciencia, una dedicación en la que “trabajarán mucho porque nada es gratis, pero de la que disfrutarán”.

Victoria López. / UCM.
Victoria López. / UCM.

Un camino nada fácil

La equidad entre hombres y mujeres, aunque avanza, no se ha logrado conseguir aún. Así lo señala Victoria López (Guadalajara, 1966), quien añade que “el reto de la mujer es poder desarrollar sus inquietudes científicas en un entorno compatible con la maternidad y el cuidado de los hijos, porque en su faceta de madre aporta lo más valioso a la sociedad: la continuidad de la vida”.

Docente en la facultad de Informática de la UCM, López es experta en matemática computacional e inteligencia artificial, una disciplina que desarrolla en el Grupo de Investigación en Aplicaciones Sociales e Interdisciplinares basadas en Agentes(GRASIA).

La investigadora confiesa que desde muy joven sintió inquietudes científicas, especialmente matemáticas, y eligió esta forma de vida para satisfacer su propia curiosidad.

Su consejo es “no desistir en los sueños y escuchar a quienes aman y hacen ciencia”, a pesar de que, según la experta, en el camino se crucen con la discriminación, el acoso laboral y los intereses por conseguir altos puestos.

La lucha contra un techo de cristal

María Varela, junto a un microscopio. / MV.
María Varela, junto a un microscopio. / MV.

María Varela (Madrid, 1974) se levanta todos los días con la misma ilusión que hace más de veinte años para ir al laboratorio. “Es una de las mejores cosas de este trabajo. Sigo pasándolo bien cada día porque la rutina no existe. Cada reto y cada problema aún constituyen una nueva frontera”, confiesa.

La caracterización avanzada de materiales mediante microscopía electrónica con resolución atómica o el magnetismo y la superconductividad son solo algunos de sus campos de batalla que ‘libra’ en la facultad de Ciencias Físicas. “Me dediqué a la ciencia por un motivo principal: la curiosidad”.

La científica es una de las investigadoras más reconocidas de la UCM y, tras una fructuosa carrera a un lado y otro del charco, en la actualidad desarrolla un software de medidas magnéticas para el microscopio gracias a la beca Proof of Conceptdel ERC.

Por fortuna, en su experiencia no ha encontrado diferencias significativas entre el trabajo de hombres y mujeres. “Ambos tenemos los mismos interrogantes que resolver”, apunta. Sin embargo, advierte que, a niveles de gestión, sí existe un techo de cristal que pocas mujeres pueden atravesar y adquirir responsabilidades elevadas.

Más dosis de liderazgo

Carmen Mínguez. / UCM.
Carmen Mínguez. / UCM.

A priori, puede parecer que la mujer tiene un papel más importante en las ciencias sociales, pero para Carmen Mínguez (Madrid, 1977) “es frecuente que nosotras asumamos un rol secundario y también que nos adaptemos a las necesidades de los compañeros, derivadas de sus cargas familiares”.

Experta en turismo y gestión del patrimonio cultural, entre otras disciplinas, imparte clases en la facultad de Geografía e Historia por auténtica vocación; la misma con la que desarrolla la investigación en el Grupo Turismo, Patrimonio y Desarrollo, una labor que le resulta especialmente gratificante por su gran aplicación social.

“En estos quince años he madurado y eso se refleja en la manera de impartir la docencia y de desarrollar la investigación. Dos facetas que son las dos caras de una misma moneda y que intento vincular constantemente”, explica la geógrafa.

Mínguez apunta hasta tres retos, a nivel laboral, de la mujer en este ámbito: reconocer y mantener lo que han hecho las generaciones anteriores, avanzar en la lucha por la igualdad y saber ejercer el liderazgo. “Sería bueno que aprendiéramos a liderar con los rasgos propios de la mujer, sin imitar los patrones que hemos visto en los hombres ni caer en el maternalismo”, comenta.

La deuda de la ciencia con las mujeres

Laura M. Parro. / LMP.
Laura M. Parro. / LMP.

La joven Laura M. Parro (Madrid, 1991) desprende pasión por la ciencia. Soñaba con ser geóloga planetaria y no se equivocaba. A sus 25 años, investiga, entre otros temas, el estado térmico de la litosfera de Marte y hasta ha trabajado con investigadores de la NASA.

“La ciencia te permite desarrollar tanto la imaginación como la creatividad y, lo que para mí es más importante: ser dueños de nuestro propio trabajo”, justifica la científica, para quien resulta clave difundir la investigación de las mujeres.

Férrea defensora de visibilizar el papel de la mujer en la ciencia, Parro advierte que llega un punto en el que estas se encuentran en una encrucijada y tienen que elegir entre su carrera investigadora o formar una familia. “O eres una superwoman o es muy difícil con todo a la vez”.

Su facultad, la de Geología, es una excepción, pues está dirigida por una mujer, al igual que su departamento, el de Geodinámica. “El desarrollo de la ciencia les debe mucho a grandes mujeres, también a grandes hombres, pero normalmente es de ellos de quienes nos acordamos”, concluye. 


  
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