Grupos de investigación

Seminario Internacional fin de proyecto: "La era de la técnica ante la cuestión de la Humanitas"


RESÚMENES

 

José Luis Pardo Torío:

Presentación. "Un apunte sobre la crisis de las humanidades"

La expresión “crisis de las humanidades” es corriente entre nosotros para designar la decadencia de un tipo de estudios superiores que vagamente vinculamos a los programas educativos renacentistas que formaban en gramática, retórica, poesía, historia y filosofía moral. ¿Qué fundamento tenía esta formación y cuál era su función social? Ha habido, desde el Renacimiento hasta nuestros días, muchas “crisis de las humanidades”. Una de ellas, y no la menos importante, es la que señala la “decepción” que narra Descartes en el Discurso del método acerca de sus estudios de Letras. ¿Qué cuerda se rompió para que él ya encontrase inútiles esos estudios que, sólo unos años antes, habían hecho que un hombre como Montaigne, destinado a las más altas magistraturas del Estado, fatigase sin descanso las páginas de Lucrecio o de Plutarco? Es indudable que la construcción de las sociedades industriales causó otro impacto decisivo en ese tipo de saberes, pero este tipo de formación aún subsistía, entre las clases altas, en tiempos de Wittgenstein o de Horkheimer para los jóvenes de clase alta cuyo porvenir previsible era el mundo de los negocios, aunque seguramente ya no desempeñaban el mismo papel que tuvieron para Ficino o incluso para Oscar Wilde. Y, ya en el mundo contemporáneo, ¿cuál es la dificultad que hace que las voces de los hombres de cultura de la Antigüedad resuenen en nuestros oídos tan lejanas como esos relatos que Platón llamaba “cuentos de viejas”? ¿Por qué la transmisión de las humanidades parece haber perdido su función social? ¿Qué imagen del hombre se fragua en esa dificultad y qué papel ha desempeñado la técnica en esta desconexión?

 

Diogo Sardinha:

 "El ser humano, entre humanismo y especulación"

La querella del humanismo y del antihumanismo no es un problema de la filosofía en general. Se trata, al contrario, de un acontecimiento particular y limitado, en el problema del que trata (el estatuto del humano en filosofía), en su condición geográfica (germano-francesa) y en una coyuntura histórica (de los años 1920 a los años 1980). Antes del siglo XIX, hay «humanistas», pero no «humanismo». Y la fórmula «querella del humanismo» data solamente de los años 1960. Althusser la inventa, después de haber inventado la de «antihumanismo teórico». Parece entonces que la querella del humanismo y del antihumanismo no fue más que un accidente, primero alemán y luego alemán y francés, del pensamiento del «corto siglo XX». En este contexto limitado, veremos como se desarrolló en la Francia de los años 1950 una atmósfera anti-sartriana que, contra el humanismo existencialista, se apoyo en Heidegger y resultó en el anti-humanismo teórico. El caso de Foucault, en su interpretación de Kant y de la antropología pragmática, es particularmente revelador de esta tendencia, por lo que lo estudiaremos. Al final, la querella nos enseña que el ser humano puede estar en el centro de un pensamiento filosófico, sin que todavía este sea humanista. Para ello basta que el ser humano sea determinado en el seno de la construcción teórica, sin determinarla; que aparezca como condicionado, nunca como condicionante (fundamento, cumbre, principio, o fin último).

 

Félix Duque:

“Homo homini res mutanda”

Desde los torturados inicios del siglo XXI hemos ido pasando más mal que bien por calamidades varias. Por ello, y para conjurar y exorcizar a los fantasmas conjuntados del terrorismo (mal llamado) internacional, la economía especulativa (¡qué bello adjetivo!) y el rebrote de los localismos (furúnculos de la globalización), se viene insistiendo desde posiciones bien dispares en la necesidad de poner en el primer plano de la actualidad al Humanismo, bien sea como un movimiento global de formación cultural, o bien, más vaporosamente, como un talante. Es posible que se trate, en definitiva, de un uso flou del término, de algo así como un “mecanismo de defensa”: pues frente al fundamentalismo religioso (el más severo y radical de los antihumanismos) y la doble tiranía de la máquina y del mercado, es urgente restablecer -se dice- el sentido del hombre, hay que devolverle su “dignidad”. La ironía del asunto estaría en que, mientras que en la edad clásica de Grecia surgió la filosofía (o más precisamente: la metafísica) en buena medida para superar el humanismo sofístico de un Protágoras, con su famosa sentencia sobre el Homo mensura, ahora se llama de nuevo a la filosofía (especialmente, la dedicada a salvar el honor de la educación, de la ética y de la política) para que intente detener o disolver un antihumanismo surgido en buena medida de la evolución, expansión y transformación de la filosofía misma. Claro que, bien puede ser que algún filósofo o aprendiz de tal no esté por la labor.

 

Juan Ignacio Varela-Portas Orduña:

En la ponencia se defenderá que la semántica subyacente a la concepción del cuerpo social, y por tanto del Estado, en el Humanismo, es la de la sinécdoque confusiva. Partiendo del análisis del cuento IV, 1 del Decameron se tratará de mostrar cómo la concepción del cuerpo humano como cuerpo animado propia del Inconsciente Ideológico del Alma Bella se proyecta también sobre el cuerpo social y por lo tanto sobre la concepción política del Humanismo italiano.

 

Guido Cappelli:

La adopción de categorías anacrónicas, sesgadas, superpuestas al concreto lenguaje político renacentista, ha dificultado enormemente el análisis y el enfoque correcto del pensamiento político humanístico. Esta intervención tiene el objetivo de proponer una clave interpretativa del pensamiento político bajo medieval y protomoderno, capaz de contrastar con eficacia las teorías dominantes, llamadas “republicanas”, sobre todo en su versión anglosajona. Se trata de la concepción de la comunidad política como corpus, cuerpo vivo y metafórico a la vez; organismo social y político articulado y finalizado al bonum commune (bien común): de este entramado práctico-teórico (esta es la hipótesis de partida) saldrá la primera configuración del Estado moderno.

 

Luis Alegre Zahonero:

"Lo universal y lo particular en eso a lo que llamamos justicia. Una aproximación a la humanitas del hombre desde la Crítica del juicio"

“Lo universal y lo particular en eso a lo que llamamos justicia. Una aproximación a la humanitas del hombre desde la Crítica del juicio”. Las exigencias racionales de justicia condensadas en el imperativo categórico son, en realidad, compartidas por la humanidad en su conjunto. Algunos principios meramente formales como, por ejemplo, "es injusto tratar igualmente situaciones desiguales" o "es injusto tratar desigualmente situaciones iguales" pueden considerarse incontestables y universalmente compartidos. A partir de aquí, se tratará de sostener que las diferencias evidentes entre lo que cada pueblo llama "justo" e "injusto" no tiene tanto que ver con esos principios formales como con la construcción de los "tipos" –es decir, a qué llamamos situaciones "iguales" o "desiguales" ("del mismo tipo" o "de distinto tipo"). Empieza por ser evidente que nunca hay dos situaciones absolutamente idénticas en todos los detalles (en cuyo caso no serían dos sino la misma). Por lo tanto, el grueso del problema, más que a la razón pura práctica, va a remitir a la facultad del juicio en tanto "facultad de pensar lo particular como contenido en lo universal". En esa medida, la cuestión de la "humanitas" se jugará ante todo en el problema de la "reflexión" y en la peculiar universalidad a la que apunta el concepto de sensus communis.

 

Felipe Martínez Marzoa:

"Caracterización del proyecto gramatical de Nebrija"

Por “el proyecto gramatical de Nebrija” se entiende el que un humanista muy destacado y conocido, en un momento determinado de su carrera, se empeñe, de manera muy minoritaria, en ejercer la concepción humanística de la gramática sobre una lengua que se define por el hecho de ser la que el humanista y sus interlocutores ya están hablando. Esto se investigará apelando al contenido gramatical concreto. Para aquellos participantes que deseen tener una idea previa del enfoque, quizá los dos primeros capítulos de mi opúsculo La soledad y el círculo puedan ser una lectura útil (no necesaria, por supuesto); se procurará avanzar algo más por el mismo camino.